Columnistas

Es urgente, establecer parámetros claros en los que se desarrolle la actividad política. Con mucho tiempo por delante, la intensidad de las campanas política se profundiza aceleradamente y si solo fuera eso, pero es la elevada toxicidad de las mismas, lo que alarma. Esta semana que finaliza deja incertidumbre y desconfianza creciente sobre la realidad personal de los aspirantes. Los ataques viscerales en redes y chats, absurdos como estériles, van bosquejando como improbable la unidad posterior a las elecciones primarias que debería darse. Especialmente en el Partido Liberal. Y ello tiene que detenerse. No se trata de evitar la confrontación o las diferencias. Son connaturales a la esencia de la política. Es esa embestida feroz, con que se canalizan odios y frustraciones y que va dejando heridas de difícil cicatrización, lo que asusta. Es urgente el compromiso cívico al interior de los partidos, previo a la elecciones primarias y otrointerpartidario a las elecciones generales, que aseguren que se pueda disentir en diálogos abiertos, con respeto y en forma constructiva, ajeno a la difamación y a la ofensa. Conste, la verdad no es ofensa. No se trata de ocultar lo que se considere malo en un candidato, para desempeñar el cargo por el que corre. Que sean instituidos escenarios para el dialogo y de utilidad para la mediación y la conciliación. Los dirigentes y mas los aspirantes a cargos de elección popular, deben dar ejemplo, mostrando ecuanimidad, tolerancia y respeto por los demás. Es de insistir en el dialogo, mas, en el debate publico sobre ideas, posiciones y compromisos para con el electorado. Es fundamental. De manera que se logre formar opinión publica bien informada sobre las fortalezas y debilidades de los candidatos. Pero evitando situaciones que eleven el nivel de angustia en que pasa la población. Ya tenemos mucho con nuestra democracia bajo amenaza contante para que también nos hagan renegar de los políticos. Son necesarios, pero que respeten al pueblo.

Tags: