En 2001, y sumida en una profunda crisis, Argentina, país ejemplo y orgullo de Latinoamérica, tomó la decisión de enfrentar su futuro después de las dictaduras militares que tan horribles consecuencias tuvieron, y de las que fueron víctimas en los años 80, así como de la ineptitud de los gobiernos de los años 90; el de Menem y el De la Rúa en particular, confrontando de una vez por todas los obstáculos que habían detenido su desarrollo. Fue entonces, y como algo “fresco”, que los argentinos decidieron optar por las propuestas de un político que venía del sur y su ambiciosa esposa Cristina Fernández de Kirchner, entusiasmados los dos con la posibilidad de gobernar ese país por 18 años consecutivos, en lo que todos pensaron era la necesaria solución para sacarlo del atolladero en que se encontraba, sumados a los terribles hechos de violaciones a los Derechos Humanos de los militares, de los cuales, con justa razón, el país estaba todavía muy traumatizado.
Pero el destino les cambió los planes al fallecer en 2010 el Presidente, quien se había retirado para, como estaba planeado, descansar y cedérsela a su esposa. A principios del milenio, empezaron a desarrollar los Kirchner la alternabilidad. Nadie pensó mucho en lo anterior, y que esto obedecía completamente a un nefasto plan -no solo de adquirir poder ilimitado en un país con un régimen bastante centralizado en el Ejecutivo-, sino también a mejorar, y por muchísimo, su situación económica.
Con el primer Kirchner hubo cierto optimismo, ya que la situación económica mejoró un tanto, se pagó gran parte de la deuda, se culpó al FMI como gran responsable de la situación por la que atravesaba el país y se procedió a su retiro, así como por el terrible trauma humano por el que habían pasado. En medio de esta debacle económica y social, la corrupción que nadie parecía entenderla, ¡arrancó!
Néstor estructuró los planos a aplicar en los siguientes años en el poder, que entre él y su esposa se implementaría, incluyendo la fábrica de dinero adonde se imprimían los billetes de circulación nacional, conocido como el “caso Ciccone”. Néstor muere antes de la implementación de esto en circunstancias que aún se debaten, lo que deja a Cristina como única implementadora del plan, ayudada por parientes de confianza como su cuñada e hijos.
El poder que ejerció Cristina fue uno de mucha arrogancia y prepotencia. No olvidemos que su amistad con Chávez la trajo a Honduras -con la finalidad de restituir a “Mel”- en un avión proveído por el mismo Chávez y al cual las Fuerzas Armadas de Honduras no permitieron aterrizar en Toncontín, lo que provocó que a su regreso a Buenos Aires, no solo rompiera relaciones con Honduras, sino que solo se le dieron unas horas a la embajadora Eleonora Ortez para cerrar la Embajada y salir del país.
En 2012 se limaron asperezas y fui encargado por el entonces presidente Lobo a reabrir la Embajada de Honduras. Cabe decir que el día de Presentación de Cartas Credenciales esperé algo de parte de ella, e iba preparado a reaccionar. Dichosamente no ocurrió nada, lo único fue que después de encontrarme con Cristina, coroné al Gral. San Martín con unas flores que obligadamente ordené a una floristería indicada por la Casa Rosada y que nos costaron US$300.00, añadido al hecho que éramos por lo menos unos diez embajadores los que presentamos Credenciales, y todos tuvimos que hacer lo mismo, pero eso no era más que un detalle comparado a lo que se estaba manejando en el Gobierno.
Se trataba de comisiones, porcentajes, alteración de números y cantidades en la obra pública que desviaron para Cristina y sus allegados, miles de millones de dólares. Entre ellos están sus hijos, Máximo y Florencia, que en una caja de seguridad de un banco, las autoridades encontraron casi cinco millones de dólares en efectivo. También estaban Lázaro Báez y Cristóbal López, testaferros del dinero de los Kirchner, el vicepresidente de la Argentina, Amado Boudou, quien ya fue juzgado y se encuentra preso por esto y varios otros hechos. En la Argentina existe legalmente la figura del “arrepentido”, los que ya están brotando para disminuir o evitar sentencias que los encarcelen; pues bien, todo está saliendo a luz, tal es el caso de Claudio Uberti, alto funcionario de los Kirchner, quien el lunes declaró vinculando a Néstor y Cristina con el “cobro de coimas”.
Y falta mucho, como dije antes. Son miles de millones y muchos los implicados que aflorarán y que rendirán cuentas, todos señalando a Cristina como la jefa de toda la operación, con declaraciones y pruebas de cómo entregaban o llevaban el dinero a un departamento suyo. Todo esto se aclarará, son muchos los implicados y es mucho lo que se afanaron. Argentina no es cualquier país y este latrocinio gubernamental no tiene precedentes en la historia de ese país y de Latinoamérica.
El gobierno del presidente Macri se ha visto obligado a tomar una serie de impopulares medidas económicas, medidas que han afectado a la clase media en general, que ha visto demoronarse ante ellos la ilusión de bienestar que esperan obtener fruto de su trabajo y contribuciones. Es un pueblo educado y Argentina saldrá adelante como un ave fénix, sin embargo, y como dice el connotado escritor peruano Mario Vargas Llosa, la recuperación será larga y dolorosa. Los argentinos tienen que pagar por su pecado al haber mantenido por doce años esta cleptocracia en el poder. Saluden, amigos, la llegada de Mauricio Macri, ya que, citando nuevamente al Nobel de Literatura Vargas Llosa, es la mejor opción para que la Argentina ocupe el lugar que le corresponde en Latinoamérica y el mundo, que a pesar de todo, lo reconoce el “Grupo de los 26”,