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Violencia en Honduras, un problema recurrente

Los índices de criminalidad en Honduras se están disparado nuevamente? ¿Es una realidad o una simple percepción de la ciudadanía? La verdad es que, en los últimos 18 días del nuevo año, se han reportado siete masacres con un saldo fatal de 25 víctimas, en su mayoría jóvenes, de estos el 60% de los fallecidos eran mujeres.

Sumado a estos ellos masivos de violencia también se reportó 60% un femicidio brutal que le arrebató la vida a una niña de 15 años.

Estos hechos lamentables han dejado en la ciudadanía una sensación de inseguridad, debido a que la ola de violencia ha afectado de igual forma a los centros urbanos y ciudades rurales, consideradas tradicionalmente “seguras”.

La inseguridad aparece en todas las encuestas de opinión realizadas por los diferentes medios de comunicación, como uno de los que más preocupan a la población.

Según el analista Raúl Pineda Alvarado, la inseguridad y el desempleo son los dos temas sin respuesta y más discutidos en el país.

Existen áreas de las dos principales ciudades del país donde porcentajes significativos de la población que allí habita han tenido la experiencia de un asalto, un robo en un taxi, u otras formas de ataque delictuoso.

La población se pregunta con ansiedad, ¿qué está sucediendo?, ¿cómo puede enfrentarse?, ¿qué puede esperarse?

Esta sensación de inseguridad generalizada se convierte en terreno fértil para el surgimiento de acciones y medidas extremas, que encuentran receptividad ante la desesperación por resultados rápidos que espera la ciudadanía.

La Organización Panamericana de la Salud considera a la criminalidad como uno de los problemas centrales de salud pública. Las estadísticas muestran que la violencia es una de las principales causas de muerte de población joven.

Según el Observatorio Nacional de Violencia de la UNAH, en el 2018 se cometió por día 1.5 asesinatos de mujeres y 10.3 asesinatos de hombres. Según datos del Presupuesto General de la República del 2018, el gasto destinado a seguridad y defensa en Honduras fue de 15,820 millones de lempiras, sin contar los fondos provenientes de la Tasa de Seguridad; mientras que el presupuesto para acciones sociales y protección (Dinaf y Sedis) fue de 1,573 millones de lempiras.

En relación con los años anteriores, el gasto seguridad ha subiendo significativamente en nuestro país. Honduras, para mantener su economía, necesita tener una tasa de crecimiento que supere el 4% anual, dedicar proporciones tan importantes de su presupuesto para seguridad implica un peso fenomenal para su economía, y una sustracción en gran escala de recursos que se necesitan con apremio para las áreas sociales y productivas.

¿Por qué a pesar de la enorme inversión en seguridad pública y privada, y el crecimiento de la población carcelaria, la criminalidad no está retrocediendo, sino por el contrario está aumentado?; esto se debe, entre otras razones, al deterioro de los datos sociales básicos; en Honduras, el 68.8% de la población vive en situación de pobreza, las cifras indican que hoy la pobreza es mayor que hace unos años atrás, superando en pobreza y desigualdad a los países vecinos. Asimismo, se ha elevado el subempleo invisible (trabajo con ingresos inferiores a los que prescribe la ley) afectando a 1.5 millones de personas la gran mayoría en tareas autogeneradas para sobrevivir, con pocas posibilidades de futuro, sin apoyo tecnológico ni crediticio. Sumado a esto, el 56% de la población joven se encuentra desocupada, constituyendo este el porcentaje más alto de jóvenes desocupados del continente. A esto se suman graves problemas de cobertura y acceso de amplios sectores de la población a servicios adecuados de salud pública y educación y a la vivienda.

Otro de los factores que incide o motiva a los violentos a actuar con desenfreno es saber que en Honduras solo el 4% de los homicidios llega a juicio y recibe sentencia condenatoria, quedando el 96% de los crímenes en la impunidad.

Es de todos conocido que la pobreza, y amplias brechas sociales, crea un clima social de alta conflictividad potencia y que existe una correlación directa a entre el ascenso de la delincuencia, y las tasas de desocupación.

Lo que ha dado resultado en otros países para descender las tasas de delincuencia han sido el combate a la corrupción, la generación de oportunidades reales de generación de ingresos y el crecimiento de la inversión social de forma inclusiva. Es cierto que este tema es de gran complejidad, y requiere ser abordado desde una perspectiva holística.

Para ello es imprescindible que se realicen acciones para elevar los niveles de producción, mejorar la oferta de servicios sociales y protección, mejorar los niveles educativos y fomentar los valores y cultura, en otras palabras invertir en la gente, especialmente en la niñez y adolescencia del país.