No dejemos que esta luz se apague. Nadie, sin excepción, está exento de sufrir un percance que requiera rehabilitación física y psicológica. Si no hubiera de por medio otras consideraciones, tal posibilidad debe motivarnos para, en la medida de nuestras posibilidades, ofrecer una donación monetaria a tan noble y altruista institución, fundada y fortalecida gracias a la alianza estratégica de empresarios y pueblo hondureño, unidos en una causa altamente benéfica y humanitaria, que ha hecho posible reintegrar a sus labores cotidianas a miles de compatriotas que sufrieron accidentes traumáticos y, que tras tratamientos especializados impartidos por médicos, fisioterapeutas, psicólogos, lograron plenamente recuperar la movilidad y las destrezas psicomotoras necesarias para las actividades cotidianas.
Es gracias a las movilizaciones anuales decembrinas en que participan organizadores, artistas nacionales y extranjeros, conjuntos musicales, voluntarios, desplazados por distintos centros urbanos, que se logra obtener, gracias a la generosidad solidaria de niños, jóvenes, adultos, fondos en montos adecuados para poder invertirlos en el curso de los siguientes doce meses en los distintos teletones ubicados en varias de las principales ciudades del país.
Un trabajo planificado con antelación precede los eventos culturales que llevan alegría y sano esparcimiento al público, tanto al que asiste personalmente como a los que los siguen por televisión y radio, involucrándose y haciendo suyas las metas de la Teletón, que requiere de cantidades millonarias anuales para la compra y mantenimiento de implementos y maquinarias, pago de salarios al personal profesional y auxiliar, impuestos, servicios de agua, luz, aseo.
Tanto los ingresos percibidos como los egresos son escrupulosa y transparentemente administrados y auditados, tal como debe ser en toda institución, pública y privada, regida por principios morales y éticos combinados con la eficiencia indispensable. Así que cooperemos activa y plenamente, disfrutando de dos noches en las que el amor, la bondad, la alegría, se conjugan para ofrecer 48 horas en las que prevalece la unidad de propósito: acuerpar a la Teletón.