Editorial

Cumbre de Miami

Los presidentes de Honduras, El Salvador y Guatemala se reunirán con los dignatarios de México y Estados Unidos para hablar sobre el futuro de la región y las relaciones de cooperación, en la denominada Cumbre de Prosperidad y Seguridad que se realizará en Miami del 14 al 16 de junio.

El Plan Alianza para la Prosperidad (PAP), las perspectivas de crecimiento y los desafíos, así como integración económica, infraestructura y energía serán tratados en varios encuentros en los que estarán presentes representantes del Departamento de Estado, USAID, BID y el sector privado, entre otros.

Así mismo, en la segunda parte de la cumbre se abordará el tema de la seguridad regional y la cooperación entre países, el combate al crimen organizado, seguridad fronteriza, nuevas tecnologías, seguridad ciudadana y la lucha contra la corrupción e impunidad.

Prosperidad y seguridad son ciertamente dos temáticas torales para el Triángulo Norte de Centroamérica, que sufre la presión acuciante del narcotráfico, de allí la responsabilidad compartida, pero diferenciada, aceptada por México y Estados Unidos. Y dos de los principales factores que inciden en el éxodo de migrantes, quienes huyen de la pobreza, falta de oportunidades y la violencia que azota a la región.

De allí el apoyo a través del PAP, con el que los gobiernos beneficiados deben generar las condiciones para reducir la migración, que en 2014 alcanzó cifras récord y fue considerada una crisis humanitaria.

La primera cumbre de Miami será también una oportunidad para conocer de cerca la política de Estados Unidos hacia Centroamérica, en medio de la incertidumbre que ha generado la administración Trump.

Es un escenario idóneo para que nuestro gobierno plantee temas que inquietan, entre ellos migrantes, remesas, TPS y narcotráfico.

Pero es también una clara muestra del compromiso del gobierno estadounidense para contribuir a mejorar las condiciones de la región, tanto en materia económica como de seguridad. Sin embargo, debemos tener claro que dependerá de la voluntad política de cada país centroamericano el éxito o el fracaso para lograr el bien común.