La crisis en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) cada día que pasa se agudiza, y lo más grave es que no hay indicios racionales de que las autoridades competentes tomen las decisiones correctas para comenzar a enfrentar la misma.
El “no hay” es la receta diaria que entregan los médicos y el personal administrativo a los miles de derechohabientes que a diario llegan a sus hospitales en busca de asistencia médica para sus males de salud.
No hay medicinas, no hay cupos, no hay citas, no hay insumos, no hay camillas, no hay médicos, no hay especialistas (y si los hay, están de vacaciones), no hay enfermeras, no hay tomógrafos, no hay máquinas de rayos X, no hay mamógrafos, en fin, no hay casi nada, se quejan los pacientes que deben regresar a sus hogares con sus males agravados por la indolencia y la indiferencia con la que les tratan en el centro hospitalario que ayudaron a cimentar con sus aportaciones entregadas religiosamente cada mes del año.
En medio de la crisis, esta semana la presidenta Xiomara Castro ha sorprendido con el nombramiento de una comisión interventora -con la ministra de Salud, Carla Paredes, a la cabeza- para que busque respuestas a la problemática, y para ello le han autorizado el proceso de contratación directa para la adquisición de bienes, servicios, medicamentos...
La decisión ha tomado por sorpresa incluso a los representantes de la empresa privada y de los trabajadores, miembros de la Junta Directiva del IHSS, así como a otros sectores sociales que advierten los riesgos que conlleva las contrataciones directas.
El paso -en dos años y medio de gobierno- de tres directores es el reflejo de que uno de los principales problemas en la institución es el de la gobernanza, y que urge la despolitización de la administración y el manejo de sus presupuestos con las manos limpias. Cuando ello se logre, se podrá aspirar a una mejora en todos y cada uno de sus servicios.