La libertad de expresión en Honduras está bajo ataque. Las amenazas de cercenar este derecho humano fundamental en las sociedades democráticas, que protege el derecho de las personas para expresar sus opiniones, ideas y creencias sin interferencia o censura por parte del gobierno u otras entidades es amenazado, en esta ocasión, por el presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, quien, desde su silla en el hemiciclo legislativo, arremetió contra los medios de comunicación y los periodistas acusándolos de difamar en su contra debido a la falta de pago de una pauta publicitaria.
Molesto porque los medios han informado y dado seguimiento a denuncias de sus mismos compañeros de cámara sobre la entrega de fondos de ese poder del Estado a diputados afines a él y de una mujer que asegura ser su expareja y demanda la manutención de una hija en común.
Los dichos del congresistas no han pasado desapercibidos por el gremio y varios sectores sociales que, como era de esperarse, han alzado su voz de protesta ante las veladas amenazas del titular del Legislativo en un discurso trasnochado y alejado de los valores democráticos y del respeto a los derechos humanos que se espera proclamen los funcionarios de su alto rango.
El Colegio de Periodistas de Honduras en un comunicado expuso que Redondo “con una actitud histérica propia de personas con problemas de personalidad, arremete contra los periodistas y medios de comunicación olvidando que sus rencores dañan al gobierno que le confía labores que al parecer no tiene la capacidad de ejecutar”.
Esta no es la primera -y seguro que tampoco será la última- amenaza de Redondo a la prensa, pero también lo es que desde el otro lado los periodistas y la sociedad estarán prestos para defender con uñas y dientes el artículo 72 constitucional que establece: “Es libre la emisión del pensamiento por cualquier medio de difusión, sin previa censura”.