Editorial

La pesada carga de la mora quirúrgica

Si bien las actuales autoridades sanitarias dicen haber invertido más de 200 millones de lempiras en la optimización de los quirófanos de los hospitales públicos, la mora quirúrgica sigue siendo una de las principales falencias del sistema público de salud y dolor de cabeza de los pacientes que requieren de una operación urgente para salvar su vida.

Hasta el pasado 31 de mayo, 12,357 pacientes estaban a la espera de una cirugía en los hospitales, es decir que más allá de la abultada cifra son personas que en su mayoría dependen de estos procedimientos médicos para seguir viviendo o mejorar su calidad de vida.

El retraso en las cirugías lleva al empeoramiento de la salud del paciente, prolongan su sufrimiento, empeoran su calidad de vida, también incrementan los costos económicos para las familias y el mismo Estado como consecuencia de los cuidados adicionales o la complejidad de las intervenciones.

Igualmente, el retrasar estos procesos tiene como consecuencia el incremento del número de personas en espera por cirugías en los hospitales y los consecuentes problemas de gestión administrativa de estos procesos.

Desgraciadamente, los altos costos de estos procedimientos en la práctica privada son inalcanzables para la mayoría de la población que tiene en el sistema sanitario público la única opción para atender sus males de salud.

Se reconoce que el problema de la mora quirúrgica se arrastra desde hace muchos años y muchas administraciones, pero también que en el sistema se siguen arrastrando males históricos por parte de quienes llegan a administrar el Estado y que en muchos de los casos llevan a descontinuar procesos que podrían llevar a una administración más ágil de problemas como este, que representa, para el paciente, un hilo entre la vida y la muerte.