Tanto en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) como en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), distintas problemáticas están afectando el quehacer y la imagen de ambas instituciones educativas, tanto a lo interno como a lo externo.
El abandono y deterioro de las instalaciones físicas en que se encuentra el Centro Universitario Regional del Litoral Atlántico (CURLA), en La Ceiba, ha motivado a una comisión de diputados visitarlo e indagar las diversas razones para tan lamentable situación que es recurrente, ya que desde años atrás se da la sustracción de ganado, venta de tierras a particulares y deterioro en el nivel académico. La comisión interventora nombrada para intentar recuperarlo ha sido inoperante, al punto que tanto docentes como estudiantes exigen su remoción.
La venta de drogas en la Ciudad Universitaria, en Tegucigalpa, tampoco es un fenómeno actual, pero tiende a agravarse, en perjuicio de la salud tanto de consumidores como del cuerpo docente y alumnado, todos y todas expuestas a violencia por parte de los vendedores de estupefacientes, a vista y paciencia del personal de seguridad.
En la Pedagógica, la pretensión reeleccionista del actual rector y sus cercanos colaboradores merece el repudio del estudiantado, que desde hace una semana se ha posesionado de su planta física, interrumpiendo la normal actividad docente y administrativa.
También en la UNAH se habla de las intenciones de su rector de continuar en el cargo por otro período, tras años de ejercer tan honroso cargo de manera interina.
Nuevas ideas, propuestas y planteamientos, al igual que nuevos cuadros dirigentes, deberían resultar en la renovación de ambas universidades estatales, tanto en sus políticas, programas, objetivos y metas para bien de sus respectivas comunidades.