Atender el caos dejado por la tormenta tropical Sara es la prioridad en estos momentos, pero sin dejar de lado la necesidad de que las autoridades gubernamentales se sienten de una vez por todas a delinear políticas públicas encaminadas a prevenir y atender este tipo de desastres naturales exacerbados por el cambio climático.
A pesar de que estos eventos son recurrentes, y que es de todos conocido que nuestro país está en la lista de los más vulnerables al cambio climático, muy poco se ha hecho para impulsar políticas de prevención y preparación para su atención.
Implementar y mantener sostenidos en el tiempo los sistemas de alerta temprana para alertar a la población de la presencia de desastres naturales es prioritario, pero también lo es el proceso de educación de la población sobre los riesgos del cambio climático y las medidas que pueden tomar para protegerse y mitigar sus efectos.
No podemos esperar que un nuevo evento de este tipo llegue a desnudar las deficiencias del Estado hondureño en la planificación y gestión de riesgos, y que descubran el pésimo accionar de sus autoridades en la ejecución de obras como el puente Saopín sobre el río Cangrejal en La Ceiba, que según autoridades del actual gobierno fue construido sin tener en cuenta los requerimientos técnicos que demandan este tipo de obras.
Actos como este obliga a tomar decisiones firmes encaminadas a garantizar que los fondos destinados a la atención de la emergencia no serán desviados, en detrimento de la población que requiere de ayudas para levantarse de la desgracia.
Sara no es ni el primero ni el último fenómeno de esta magnitud que golpeará al país y ello demanda un cambio inmediato en la forma de ver y enfrentar estos fenómenos, sin más motivaciones que la de preservar la vida y los bienes de la población.
