Editorial

Repunte de la violencia

Las cifras son escalofriantes y demandan la atención inmediata de las autoridades nacionales.

Este año, los homicidios se han disparado hasta en un 60% en el caso de las masacres, en las que pierden la vida de manera violenta tres o más personas.

Así se desprende de los datos que maneja el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), que registra en lo que va del año 56 masacres en las que han perdido la vida 194 personas.

Las víctimas de la violencia son mujeres y hombres, jóvenes en su mayoría, de todas las edades y de todas las clases sociales.

Uno de los sectores más golpeados es el del transporte público. Casi todos los días un trabajador de este rubro es víctima de los delincuentes.

Se supone que las muertes de los trabajadores del transporte están asociadas al cobro de la extorsión, delito que se mantiene intacto a pesar de que las autoridades anuncian a cada rato la captura de personas ligadas a esas estructuras, a pesar de lo cual las redes de extorsionadores parecen mantenerse intactas.

La impunidad es la reina de la ola de violencia que abate a la sociedad hondureña. Más del 90% de los asesinatos están impunes.

La situación se vuelve más grave con la ola de inseguridad que prevalece en el mismo transporte público y en las calles, donde las personas están siendo objeto de asaltos a cualquier hora del día.

Aunado a ello, se conoce que el delito de secuestro ha resurgido en varias regiones del país y que muchos de estos casos no son reportados a las autoridades para preservar la vida de los secuestrados.

Todo lo que sucede alrededor de la seguridad de la vida de las personas obliga al gobierno a revisar sus políticas en este campo y a reformularlas si es necesario. Ese es el reclamo de la ciudadanía honrada que demanda seguridad para trabajar y vivir en paz, porque Honduras no es un país en guerra.