Editorial

Violencia sexual, la otra epidemia

La violencia sexual es la otra epidemia que golpea a las mujeres y las niñas, pero también a los niños y los adolescentes en Honduras, y de la que muy poco se habla, a pesar de la alta incidencia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que este tipo de violencia abarca actos que van desde el acoso verbal a la penetración forzada y una variedad de tipos de coacción, desde la presión social y la intimidación a la fuerza física; la violación en el matrimonio o en citas amorosas; violación por desconocidos o conocidos; insinuaciones sexuales no deseadas o acoso sexual (en la escuela, el lugar de trabajo, etc.); violación sistemática, esclavitud sexual, abuso sexual de personas física o mentalmente discapacitadas; violación y abuso sexual de niñas y niños; y formas “tradicionales” de violencia sexual, como matrimonio o cohabitación forzados, entre otras.

Desgraciadamente, todas y cada una de esas formas de violencia señaladas por la OMS están cometiéndose en nuestro país, lo que está pasando a ser una epidemia silenciosa que golpea a miles de personas en el territorio nacional, pero con más incidencias en niños, niñas y adolescentes entre los 10 y los 19 años de edad, según reflejan las estadísticas del Ministerio Público, que ha recibido 15,299 denuncias en seis años, y de la Policía Nacional, con 4,009 en cinco años.

Lamentablemente, la mayoría de los casos se engavetan y, mientras tanto, los agresores andan libres, lo que solo refleja el estado de indefensión en el que viven las víctimas de estos delitos.

Esta es una problemática grave que urge de la atención de quienes dirigen desde el gobierno las instituciones encargadas de implementar las políticas públicas de protección de esta población y la aplicación de las leyes que, bien o mal, han sido aprobadas para castigar a los agresores.