El gobierno hondureño solicitó el pasado lunes la decimosegunda extensión del Estado de Protección Temporal y los 66 mil compatriotas que directamente se benefician de esa ayuda, aprobada por primera vez en 1999 a raíz de los daños ocasionados a nuestro país por el huracán Mitch, confían en que la administración Obama responderá positivamente a la petición.
Al respecto, Francisco Portillo, presidente de la organización hondureña Francisco Morazán de Miami, manifestó que es posible que antes del 5 de noviembre próximo el gobierno estadounidense confirme la extensión del TPS. “Nosotros hemos venido sosteniendo reuniones con autoridades estadounidenses, con congresistas y la verdad es que estamos muy optimistas de que esta ampliación se va a dar en los próximos días”, confió Portillo.
Y es que, pese a que ya han transcurrido 16 años desde la devastación causada por el Mitch, la situación socioeconómica en Honduras sigue insoportable, tanto porque entonces no se hizo mucho por aprovechar la coyuntura para sacar al país del atolladero, como por nuevos elementos negativos que empeoran la calidad de vida de los hondureños.
De hecho, en la actualidad, la economía hondureña depende principalmente de las remesas familiares de forma tal que la canciller Mireya Agüero, al hacer la petición de la extensión del TPS, anunció que el país espera recibir de tal fuente de divisas en el presente año unos 3,225 millones de dólares. El mayor producto de exportación, el café, ingresó al país unos 800 millones de dólares.
Pero el TPS también representa una pequeña contribución de Estados para impedir que más y más hondureños opten por la emigración como única opción para salir de la crítica situación y que se repitan crisis como la que recientemente sobrepasó incluso la capacidad estadounidense para enfrentar el problema migratorio, cuando decenas de miles de niños menores prácticamente salieron en estampida.
Y es que hay otra verdad incuestionable: que la violencia generada por las mafias del narcotráfico, que usan territorio hondureño para abastecer al insaciable mercado estadounidense de las drogas, son ahora un nuevo motivo para la emigración de los catrachos.
El propio presidente hondureño Juan Orlando Hernández ha preguntado: “¿Cuál es la diferencia entre el terrorismo de grupos fundamentalistas como ISIS y el terrorismo del crimen organizado que utiliza el suelo centroamericano para traficar con drogas y llevarla a Estados Unidos?”.