Por el contrario, en cualquier negociación, concertación, diálogo, las partes deben emplear estrategias intermedias entre lo mas y lo menos, que eventualmente logren llegar al punto de equilibrio, de convergencia, descartando lo antagónico y polarizante para incorporar lo coincidente, prevaleciendo así las fuerzas centrípetas sobre las centrífugas.
Obviamente, los interlocutores deben actuar en todo momento con transparencia y buena fe, sin pretender una sumatoria cero por la cual un bando sale victorioso y el otro derrotado.
Adicionalmente, se requiere investirse de paciencia, tenacidad, perseverancia, para defender las tesis iniciales, teniendo en cuenta que nadie, por poderoso que sea en determinada coyuntura y momento, es poseedor absoluto de la verdad, tampoco es omnisciente. Siempre existen márgenes de maniobra para superar cualquier punto muerto al que se llegue en determinado momento, para remontarlo y continuar negociando. Debe entenderse que se trata de un proceso sujeto a una cronología y calendarización que excluye resultados inmediatos.
Un ejemplo de lo aquí afirmado son las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y las FARC, principal grupo guerrillero de esa nación, que se llevan a cabo en La Habana. Pese a que existen intereses empeñados en hacerlas fracasar y a que el cese al fuego ha sido quebrantado por ambos lados, ha prevalecido el patriotismo y la suficiente dosis de voluntad política para destrabar los obstáculos encontrados.
La actitud de rechazo a la propuesta y recomendaciones iniciales del mediador Biehl, resulta, cuando menos, precipitada y prematura, sin otorgarle siquiera el beneficio de la duda, tampoco admitiendo la posibilidad que resulte un medio eficaz para adecentar el Poder Judicial y el Ministerio Público, requisito previo para combatir con posibilidades de éxito la corrupción e impunidad que empobrecen aun mas a las mayorías.
Será en el curso del diálogo donde se sabrá si el mismo es funcional o si está siendo manipulado para implementar cambios cosméticos, de forma pero no de fondo. Pero eso no puede saberse a priori, tan solo a posteriori.
Esta oportunidad de dialogar no debe ni puede ser desaprovechada por incurrir en intransigencia e inflexibilidad.