El hecho de que Honduras sea un país bioceánico, por su contacto con el Atlántico y el Pacífico, debe impulsarnos a promover esfuerzos encaminados a valorizar y aprovechar adecuada y positivamente esta apremiante ventaja que nos brinda este importante y singular atributo natural. Además disponemos de un espacio marítimo que es mayor a su espacio terrestre propiamente dicho, condición geográfica esencial que nos clasifica como un Estado Marítimo Continental.
Se calcula que Honduras posee unos 200,000 Kms² de espacio marítimo solo en el Océano Atlántico, siendo una zona valiosa con enormes tesoros ignotos, en donde la pesca, mariscos y moluscos son poco aprovechados, en parte porque no existe una cultura sólida en el oficio y arte de pescar, además no existe un apoyo del Estado para realizar esta labor. Existen además enormes probabilidades de ser una zona para la exploración y explotación de hidrocarburos y minerales.
Por otro lado, compartimos aguas en el Golfo de Fonseca con los vecinos El Salvador y Nicaragua, con quienes nuestras autoridades tienen que aclarar sin más dilación la situación del Golfo y la Bocana. Recordemos que la Corte Internacional de Justicia concedió en 1992 a El Salvador y a Nicaragua solo tres millas en dicha bocana y no delimitó ningún derecho hacia el Pacífico. Por lo que debemos considerar que partiendo de la bocana hacia el océano Pacífico, Honduras tiene un mar territorial, una zona contigua y una zona económica exclusiva, con sus respectivos fondos marinos. Hasta ahora seis gobiernos nacionales desde 1992 no han podido arreglar este inconveniente.
Por nuestro contacto con el océano Pacífico es importante saber que algunos países con acceso a dicha cuenca han conformado la “Alianza del Pacífico”, un bloque de libre comercio creado recientemente entre Chile, Perú, Colombia y México, y que tiene como propósito incrementar el comercio entre los países latinoamericanos del Pacífico y Asia. Honduras y toda Centroamérica deben buscar ser parte de dicha alianza.
Si no sabemos proteger y explotar esos espacios marítimos y los recursos que albergan y que nos pertenecen, será como no tenerlos, por lo que las autoridades respectivas deben crear conciencia e impulsar una cultura en el oficio y arte de pescar en los hondureños de los litorales principalmente, preparándolos adecuadamente para desempeñar un trabajo práctico en este rubro, que además les mejorará sus condiciones económicas. Además es fundamental disponer de profesionales en biología del mar, dependientes del Ministerio de Recursos Naturales y Ambiente, para investigar científicamente las condiciones particulares de nuestras aguas en el Atlántico y en el Pacífico, elaborar y actualizar el inventario sobre los recursos del suelo y subsuelo marino, los recursos pesqueros de que disponemos, y para determinar con precisión cuánto de cada recurso del mar se puede capturar sin peligro de agotarlo.
No está de demás mencionar que es obligatorio proteger y apoyar a nuestros pescadores y marinos artesanales que facilitan con su faena diaria esas delicias del mar y del cual derivan su sustento familiar diario. Ellos durante décadas han sido lesionados física y económicamente de forma impune por la naval nicaragüense y salvadoreña.
Nuestros litorales también ofrecen condiciones naturales para la industria turística, como fuente importante para generar empleo y también ingresar divisas a la economía nacional. Hay que plantearse el desarrollo de varios polos de desarrollo con instalaciones a tono con el turismo que demandan los que lleguen a vacacionar, ofreciendo además facilidades para la práctica de deportes acuáticos.
Para favorecer la enorme labor de ejercer soberanía sobre nuestros espacios marítimos, y en consideración a las hipotéticas amenazas vecinales y extrarregionales potenciales y existentes que nos acechan, el Estado debe fortalecer nuestra Fuerza Naval.
Toda esa riqueza marina que tenemos es fuente de lo que podría convertirse en una próspera industria pesquera; considero que todo podemos realizarlo con voluntad y una visión futurista real, hagámoslo, teniendo en mente que la decisión que hoy se tome, quizás sea la llave que abrirá el cofre alimenticio y de riqueza de un mañana ya inmediato.