Opinión

¡Qué mala suerte la de mi Honduras!

A casi tres años de haberse perpetuado el golpe de Estado por los que sintieron amenazado su statu quo, de los grupos que han manipulado y controlado el poder sin compromiso alguno de atender las necesidades más básicas del pueblo que los sostiene en los cargos políticos o a sus mandaderos en los diferentes ministerios y poderes del Estado, se ha iniciado una nueva carrera, en primer lugar por alcanzar la nominación por el Partido Nacional y Liberal, para luego alcanzar la presidencia de la República, pero con los mismos vicios y triquiñuelas que los han caracterizado por más de 100 años de existencia.

Surgió una esperanza con el recién creado partido Libre, sin embargo, al ver cada día cómo se pelean por alcanzar puestos de elección en nada se diferencian a los otros partidos políticos.

Da indignación que a los distintos candidatos que aspiran al poder no les importe ni les interese presentar un radical plan de acción de gobierno al llegar al poder y un verdadero compromiso por dirigir los destinos del pueblo con un real cambio que le dé esperanzas de salir adelante; por el contrario, vemos lo mismo de siempre: cancioncitas estúpidas, discursos estériles y fantasiosos al estilo demagógico que los han caracterizado siempre.

Llamo al pueblo que vea tanto en las elecciones internas como generales si hay candidatos que valga la pena apoyar, si no, no se molesten en botar su voto por gente que solo destruye las esperanzas y el futuro de todos nosotros con tal de satisfacer las ansias de poder, dinero y gloria personales o de grupos minoritarios.

Honduras es merecedora de mejor suerte. Las cosas pueden cambiar si nos lo proponemos todos con compromiso y responsabilidad para legar un mejor país a las generaciones por venir, recuerden que lo bueno que hagamos este día repercutirá positivamente mañana, lo contrario también.

En nuestras manos está el cambio y nada más. ¡Abramos los ojos ya!

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