Hasta que llegó un Presidente que hace lo que tiene que hacer para empezar a poner en su lugar a la “trinqueta
infernal” conformada por la ineficiente Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), las codiciosas e inflexibles Generadoras de Energía Térmica (GET) y el cuestionado en múltiples oportunidades, Servicio de Medición Eléctrica de Honduras (Semeh); juntas se han encargado de oprimirnos constantemente, saqueando nuestra economía.
Esta triste realidad la vivimos siempre, cada cambio de gobierno y a inicio de cada
año, cuando recibimos el cada vez más exagerado cobro por consumo de energía eléctrica. Desde 1993, cuando se empezó a generar energía eléctrica con las empresas térmicas, han pasado 20 años aproximadamente en que esta situación se ha repetido y las autoridades de gobierno (durante 5 mandatos) no han podido encontrar una solución a este mal, que groseramente cargan en las espaldas de los abonados de la clase media el soporte de estas impertinencias, agravando la situación al cobrar un injusto “ajuste por combustible” que nos engullen obligadamente, complementándolo con el inventado “impuesto por consumo” cuando se rebasan los 750 Kws. O sea puñetazo, patada y mordida.
Creímos que con el funcionamiento del parque eólico en Cerro de Hule iba a disminuir la dependencia de las insaciables generadoras térmicas; aunque parezca poco serio, pero hay que decirlo, más bien siempre aparecen excusas, posible chantaje y contubernio para ampliar los leoninos contratos con estas.
En el gobierno anterior se hizo gran alboroto con Patuca III, en este momento no se sabe cuál es la situación de dicho proyecto, que de pronto dejó de ser noticia. Hay que ver cómo somos de malagradecidos con la naturaleza, que nos regala los recursos básicos, como ser el agua, el sol y el viento y no los aprovechamos para beneficiarnos en la generación de energía limpia y más barata.
Otro tema que siempre usan como caballito de batalla es la mora millonaria; por un lado, la que se debe a las térmicas; la otra, es la no cobrada a grandes abonados y a instituciones del mismo gobierno, y que dicen, vienen arrastrándose hace muchos años, que pretenden arreglar incrementándonos cíclicamente a los que sí pagamos puntualmente.
Tratar de sanear las finanzas de la ENEE por la vía de aumentos de precios al consumidor responsable es injusto y amoral. Como también es inmoral que bajo la excusa o criterio demagógico-populista de dotar de electricidad a zonas pobres y aisladas se han justificado gastos millonarios para establecer líneas eléctricas donde solo encienden uno o dos bombillos que no se cobran al consumidor sino que es subsidiado a costa de quienes sí pagamos verdaderamente el servicio.
Por otra parte, la falta del alumbrado público en varias cuadras de barrios y colonias mantiene a los pobladores a merced de los delincuentes; paradójicamente, hay zonas donde el derroche de energía es manifiesta, ya que hay alumbrado público permanente, día y noche sin control.
Esto ocurre en la capital y en otras ciudades del territorio nacional, y es otro mal servicio que los abonados estamos obligados a pagar a los mismos envanecidos actores del triángulo mencionado.
Para revertir esta endémica situación, es perentorio que la ENEE sea gerenciada por un profesional calificado y conocedor de la materia, honesto, con alta y comprobada capacidad administrativa, que los resultados de su gestión sean tangibles y que su permanencia en el cargo no tenga que ver con el período de gobierno.
No se puede seguir nombrando personajes por favor o padrinazgo político, familiar o del círculo de amigotes; mientras esta situación siga así, los resultados serán los mismos, seguirán jorobando al consumidor que paga por este pésimo servicio.
Por años, la ENEE ha sido manejada políticamente y no empresarialmente; sus inversiones parten de un criterio demagógico-populista y de teórica ayuda a los pobres; en consecuencia… tristes resultados, entre otros: una deteriorada imagen, mínimos niveles de crecimiento; escasez y racionamiento continuo (vía apagones inexplicables); impune hurto de electricidad; irresponsabilidad y negligencia cómplice en cobro a morosos; altos costos de producción; onerosos salarios y subsidios a activistas y burócratas incapaces y corruptos; contratos leoninos para beneficio del trío (ENEE-GET-Semeh) que derrochan los fondos producidos por los altos cobros a los abonados que pagamos su sostenimiento.