Esta semana comienza en el Congreso Nacional el proceso para revisar la abultada propuesta de Presupuesto Nacional presentada por el Poder Ejecutivo.
Esto representa una oportunidad para que los diputados se reivindiquen con el sufrido pueblo hondureño y hagan que este instrumento básico de planificación y control esté cimentado en la realidad financiera del país y que no incentive más el desorden y ni empuje hacia el sobreendeudamiento.
Y es que la propuesta del Ejecutivo no solo hace a un lado la precariedad financiera, al pretender que el Congreso Nacional apruebe, para el próximo año, 20 mil millones de lempiras más que lo que se había presupuestado para 2012, sino que también pone en entredicho las prioridades nacionales al disminuir los presupuestos correspondientes a secretarías que tienen bajo su cargo áreas claves como Educación y Seguridad.
Resulta inaudito que, mientras en la mayoría de los países del mundo -incluso en los desarrollados- los gastos se disminuyen y los presupuestos nacionales tienden a la baja, en Honduras se piense en incrementarlo, con la actual dificultad existente para financiar el vigente para este año, con la disminución en la recaudación fiscal, con la falta de un acuerdo con el FMI y con una economía sin señal alguna de despegue.
Esperemos que los anuncios que se han escuchado en el Congreso Nacional, incluso por parte del presidente de ese Poder del Estado y del titular de la Comisión de Presupuesto, se materialicen en una disminución y en un balance presupuestario que además de tomar en cuenta nuestra realidad financiera también se constituya en una herramienta para impulsar el desarrollo del país, elevando la inversión pública e incentivando la privada.
La coyuntura es especial para que los diputados del Congreso Nacional nos demuestren que son capaces de mirar más allá de las próximas elecciones y aprueben un Presupuesto Nacional sostenible, rompiendo con el tradicional esquema de que en un año electoral, como 2013, los gastos se desbocan con el único propósito de atraer la simpatía de los votantes.
Todo lo malo que se ha hecho hasta ahora y la dura crisis actual obligan a una actitud responsable en beneficio de las presentes y generaciones de hondureños.