Al estar trabajando en el 2002 en la realización de unos estudios sobre pobreza en suburbios marginales del noreste de México se tuvo el primer acercamiento con el fenómeno de la migración interna e internacional. Los veracruzanos se iban a vivir a Ciudad Acuña, Coahuila, en condiciones paupérrimas para trabajar en las zonas maquiladoras. Era confuso el hecho de que a pesar de estar en la mera frontera su intención no era irse “pa’l otro lado”, como diariamente lo hacían decenas de otros mexicanos. Ellos mejor preferían tratar de desarrollar sus asentamientos irregulares con recursos propios o en conjunto con algunos aportes gubernamentales.
Por otra parte, estaban los centroamericanos, quienes tras muchos días y noches de recorrido al fin lograban llegar cerca del río Bravo. Iban a cruzarlo, porque a esas alturas del camino no pensaban retroceder. Menos si hacían memoria del sacrificio, los obstáculos y peligros sorteados para ser de los pocos afortunados en estar allí. Muchos habían muerto, estaban lisiados, desaparecidos o en el mejor de los casos habían sido detenidos y próximos a ser deportados.
Es decir, se estaba frente a una de las tantas disyuntivas que puede presentar el fenómeno de la migración en distintos contextos de desarrollo y subdesarrollo. Los que aún pueden decidir entre quedarse o irse y los que no tienen otra opción más que emprender la marcha. Una migración voluntaria y otra más forzada o impuesta por distintas circunstancias que de manera amplia pueden ubicarse en políticas, sociales y económicas.
LOS HONDUREÑOS.
La curiosidad se centró en llegar a conocer más sobre el fenómeno de la migración internacional y los migrantes centroamericanos que se desplazaban hacia Estados Unidos, especialmente el caso de los hondureños, a quienes progresivamente era más común ver en los distintos caminos del noreste mexicano para tratar de poder llegar a la frontera norte.
Los catrachos casi siempre sobresalían por su semblante y aspecto que era triste y con lesiones. Eso hacía relacionarlos con personas que parecían estar fugándose de una zona bélica o escapando tras sobrevivir a una hecatombe. De la misma forma, eso en parte, permitía el diferenciarlos de los también migrantes mexicanos indocumentados, y a la vez, ir construyendo algunas de las desigualdades del proceso migratorio irregular. Aunque al final, los unos y los otros, todos como sujetos excluidos, despojados, expulsados y obligados a emigrar, confluían en el mismo lugar; en la franja fronteriza estadounidense.
En suma, todo eso fue despertando un interés por investigar la migración de los centroamericanos hacia Estados Unidos de América (EUA) y el tratar de entender y explicar el caso específico de los hondureños desde una visión tanto pasada y presente.
Sin duda, que la migración hondureña hacia EUA ameritaba una investigación más detallada, exhaustiva, rigurosa y desde una perspectiva del vínculo migración y desarrollo. Ese fue motor de entusiasmo, pero también de muchas dudas para hacer la investigación.
EL PROBLEMA.
De la migración hondureña hacia EUA conocíamos algunas cosas y otras no. Por ejemplo, se tenían algunas referencias de la inmigración de norteamericanos y la pequeña emigración de hondureños ocurrida a principios del siglo XX debido a la relación laboral y comercial producto del enclave bananero; de la ida de algunos negros garífunas a varias ciudades norteamericanas a raíz de ese vínculo; de posteriores emigraciones con visa de turista y otras un tanto inverosímiles que sin documentos y sin mayores inconvenientes eran acompañadas y guiadas por un tal “coyote”, y que estaban motivadas en la expectativa de irse a trabajar para ahorrar un dinero y después regresar para empezar un comercio de forma independiente. Es decir, se sabía que hasta entrada la década de 1980 algunas personas habían hecho de la emigración, documentada o sin papeles, su quehacer y forma de vida, pues iban y volvían, sin mayores problemas, dedicándose así a trabajos temporales, a la compra y venta de coches usados y algunas mercaderías. También se sabía que otros habían optado por quedarse indocumentados y enviaban cartas con postales del Golden Gate Bridge y de otros lugares emblemáticos de las ciudades norteamericanas donde residían, y además, pequeñas cantidades de dólares a sus familiares en Honduras.
Asimismo, que en 1998 el huracán Mitch tras su paso por Honduras había dejado una estela de muerte, miles de damnificados y un enorme daño a la infraestructura, sin precedentes en la historia de ese país. Pese a ello, era discutible pretender adjudicarle al ciclón, también la causa principal de las más recientes emigraciones, pues en esa nación, donde suele darse de forma increíble hasta una lluvia de peces, los diluvios y las tormentas son algo común desde 1502 con la llegada de Cristóbal Colón a esa tierra, según consta en algunos registros y varios relatos históricos entorno al mismo origen del nombre del país.
No obstante, se desconocía más a fondo sobre las causas y las consecuencias estructurales de la migración hondureña hacia Estados Unidos en su relación con el pasado y con el actual contexto económico, político y social neoliberal. Máxime, del enjambre migratorio que cada vez más está confluyendo en el sur de México para luego seguir hacia la frontera norte.
Y es que a diferencia de años atrás (1960-1980) los hondureños ahora son una corriente migratoria más apremiante que ha venido descollando, y actualmente, está exacerbándose, a tal grado que puede continuar así durante un largo período del siglo XXI.
Con el planteamiento y desarrollo de un estudio sobre la migración de los hondureños con destino hacia Estados Unidos, se consideró importante llegar a tener un acercamiento y abordar el fenómeno tomando en consideración que es un fenómeno creciente en Honduras y de potencialidad conflictiva en caso de no estudiarse y atenderse.
Así surgieron las preguntas: ¿Qué características particulares ha venido presentando la migración hondureña hacia EUA? ¿Desde cuándo y por qué empezaron a emigrar más los hondureños a EUA? ¿Qué efecto tiene esa emigración en el desarrollo de Honduras?
OBJETO DE ESTUDIO. En ese sentido, la investigación tiene como objeto de estudio articular las temáticas de la migración internacional y el desarrollo tomando como ejemplo el caso específico de los hondureños que se dirigen hacia EUA. Este es un fenómeno que ha venido creciendo de forma apremiante en las últimas décadas (1990-2010) y hoy por hoy se ha convertido en una de las migraciones con más intensidad en el mundo contemporáneo. Aquí los puntos centrales a examinar es lo concerniente al desarrollo e intercambio desigual entre países; la migración compulsiva y más forzada; los nuevos patrones y escenarios migratorios que han estado presentándose y al mismo tiempo transformándose en el transcurso de los últimos años, especialmente, con el devenir de un contexto económico, político y social neoliberal. También, es de interés examinar el aumento de los flujos migratorios; las rutas, los riesgos y la vulnerabilidad que enfrentan los migrantes, a raíz de la violencia y la inseguridad que está creciendo en la ruta migratoria que conduce a EUA.
PERSPECTIVA TEÓRICA.
Se consideró que la explicación e interpretación del fenómeno debía hacerse un poco más allá, no solo desde una visión un tanto reducida de lo demográfico, sino que además debía abordarse algunos aspectos históricos, políticos, sociales y económicos vinculados al desarrollo, ya que también era de importancia ubicar e ir conociendo más sobre la migración desde una perspectiva crítica y línea de análisis de la migración y el desarrollo. Y es que también era relevante conocer más sobre esa línea de investigación partiendo en un inicio del interés por querer saber si podía reducirse la pobreza con emigración y si había una prueba contundente de ello. Asimismo, si era factible reducirse la intensidad de los flujos como producto de la misma emigración, pero principalmente cómo es que se daba esa metamorfosis que de ser un ciudadano excluido y pasar a la categoría de migrante indocumentado implicaba no serlo. Esos eran algunos axiomas que se manejaban a nivel discursivo en programas sociales de algunos gobiernos y organismos financieros internacionales, y que se ponían en práctica a través de apoyos económicos encaminados a reducir la pobreza. Sin duda, que era necesario el escudriñar más al respecto. El desarrollo en el estudio es concebido como algo más allá del crecimiento económico, y aunque este no deja de ser un indicador básico para medir el avance de las naciones, se considera que lo fundamental es entender y concebir el desarrollo como la búsqueda de cambios estructurales que conlleven a un desarrollo integral de la población en lo social, económico y político. De tal forma, que se otorga más importancia a la obtención de los valores humanos fundamentales de la población. Entre esos valores están: la oportunidad de empleo significativo y la posibilidad de proveerse a sí mismo; alimentación, refugio, servicios de salud, educación, democracia y participación pol??tica, entre otros que conforman una serie de elementos que son garantía para no emigrar. Así que partimos de la premisa de que a diferencia del pasado hoy la población de Honduras emigra cada vez más a raíz de diversos factores sociales, económicos, políticos y ambientales. La salida constante de jóvenes y personas en edad productiva está convirtiéndose en un grave problema para el país de origen y en un escenario trágico para los migrantes (hombres, mujeres y niños), que en su recorrido hacia la frontera norte sufren abusos, extorsión, explotación sexual, golpes y homicidios por parte de autoridades y civiles. Muchos pierden la vida en el intento, otros más desaparecen en la ruta y su paradero es incierto. Esto además de ser un golpe emocional para los familiares, también significa pérdida de recursos humanos y generación de más pobreza, porque afecta la economía de los hogares como del Estado hondureño.
CONTRIBUCIÓN. Con la investigación, se hace una contribución al análisis histórico de la migración internacional en Honduras, y se busca despertar un debate crítico y constructivo orientado al planteamiento y la generación de más estudios sobre la línea de investigación de migración y desarrollo. También se logró configurar un marco categorial para el análisis del nexo entre migración y desarrollo acorde con la realidad de los países centroamericanos, específicamente de Honduras como país expulsor de personas y EUA como país de destino de los migrantes. Asimismo, con el estudio se espera generar espacios de discusión, reflexión e investigación de forma constante que nos permitan atender e ilustrar cómo ha sido el comportamiento de las migraciones hondureñas como del resto de países de la zona.
El estudio no hubiera sido posible sin el apoyo que nos brindaron instituciones y personas. Un agradecimiento al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México; al Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, de Argentina; a la Unidad Académica de Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas en México; al Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS, sede noreste de México y al Instituto Nacional de Antropología e Historia de México. Nuestra gratitud por el apoyo que nos brindaron las siguientes personas: Dr. Humberto Márquez Covarrubias, Dr. Raúl Delgado Wise, Dr. Rodolfo García Zamora, Dr. Miguel Moctezuma, Dr. Guillermo Foladori y Dr. Shinji Hirai. Asimismo, a la Lic. Alejandra Ocadiz Hernández, a las Dras. Socorro Arzaluz, Blanca García y María Elena Ramos. También, a la Mtra. Isabel Sánchez Rodríguez y Kelly A. Shanahan, a los Mtros. Hilario González Martínez, Carlos Alberto Piña Loredo y al estudiante de Historia, Diego Daniel Aguilar López. Gracias a todos y todas por su valiosa colaboración en el trabajo de campo, búsqueda y recopilación de información. De la misma manera, un agradecimiento especial a los y las migrantes, que aún cansados de migrar, nos brindaron su valioso tiempo cuando transitaban hacia EUA.