Investigador nato, amante de las letras. Desde niño, Miguel Cálix Suazo fue un aventajado estudiante que superó barreras para abrirse paso hasta abrazar el éxito.
Hasta que cursó el quinto grado en su natal Amapala, Cálix pudo ponerse zapatos para salir a devorar el pan del saber.
Tras años de valladares, se convirtió en tutor de compañeros de aulas hasta ser un prestigioso economista.
Hoy es el referente de la defensa de la memoria del héroe centroamericano Francisco Morazán, una labor que inició al escuchar de los costarricenses que “si cien veces nacía Morazán, cien veces lo fusilaban”.
El director del Instituto Morazánico recibe a EL HERALDO en su acogedora casa en Valle de Ángeles para contar su historia:
¿Usted era único el alumno sin zapatos en su escuela, pero siempre el mejor?
Sí, dichosamente y cuando estaba en quinto grado, serví de profesor a mis compañeros y yo tuve la suerte a lo largo de la primaria y la universidad de ser profesor de mis compañeros porque aprendía rápido, aprendía bien.
Una vez que me gradúo de Perito Mercantil y Contador Público sí trabajé, dejando de asistir a la universidad, en el Gustavo Adolfo Alvarado y en el instituto Tegucigalpa.
¿No alcanzaba el dinero en su casa?
Así es, a ninguna de mis hermanas al igual no le compraban zapatos, todos íbamos descalzos.
¿A qué se dedicaba su papá?
Era el subjefe de la oficina del Correo de Amapala, pero además, tenía un puesto de ventas y yo le traje una carta de un profesor en la que le decía que era un descuido de él no darme zapatos, no calzar al mejor alumno y mi papá, como pudo, me consiguió unos zapatos y dos meses después vine a Tegucigalpa y se me abrió el panorama.
¿Trabajó en otras actividades con su padre?
Cuando estaba en quinto grado trabajé como cartero, después de las cuatro de la tarde yo salía a entregar correspondencia.
¿Cómo vino a Tegucigalpa?
El profesor del curso nos llevó a Tegucigalpa para conocer. Estuvimos en Casa Presidencial, en el estadio para ver al Sula contra el Libertad de Amapala. Cuando regresamos, nos tocó describir el viaje y fui el mejor en la lista, sin darme cuenta tenía una madera de buen escritor.
¿Después se traslada a Tegucigalpa a estudiar?
Me vengo a estudiar al instituto Héctor Pineda Ugarte, mis papás pagaban la estadía, yo vivía en la casa de una señora a la que le pagaban 60 lempiras al mes y de esa suerte me hice perito. En esa misma aula conocí a la que ahora es mi esposa. Ella tenía programada ser la mejor alumna del colegio, y cuando los maestros anunciaban los resultados, salía que Miguel Cálix sacaba cien por ciento y Zonia Vindel también cien por ciento.
¿Competían por ser el mejor?
Sí, pero no me daba cuenta, no me preocupaba que otra sacara buenas notas, pero las mujeres tienen un sexto sentido mejor desarrollado que el hombre, entonces ella, con otras compañeras, se propusieron averiguar quién era Cálix.
¿No eran compañeros de aula?
Como no, pero atrás estaban los hombres y adelante las mujeres, éramos como 60 alumnos y entonces ella vio a aquel flaquito (hace alusión a sí mismo) y miró que era yo y yo le digo a mis nietos que ella cuando me vio, dijo: “Con éste me caso” (risas).
Ese fue un comienzo bien interesante porque en este año cumplimos 50 años de casados, la bodas de oro.
Yo trabajé en el Banco Central, tuve varios cargos, pero inicié clasificando el dinero que se tenía que destruir, y ella el profesorado en matemáticas en la Escuela Superior del Profesorado y se graduó de profesora y un buen día nos volvimos a tropezar, me fui a acompañarla a su casa y desde ahí, religiosamente marcando tarjeta a las siete de la noche, a los dos años no casamos. Esa fue la decisión más linda que hemos tomado, tanto para el uno como para el otro y ahí uno ve que para triunfar uno necesita escoger a la pareja, no tanto en lo físico, es importante, pero no lo más importante, sino que en los principios, en la dignidad, en valores y eso lo tiene ella bien arraigados.
¿Cuántos hijos tienen?
Tuvimos cuatro hijos, varones todos, adquirimos cuatros hijas que son nuestras nueras, las queremos bastantes y sentimos que ellas también nos aprecian y tenemos nueve nietos.
¿Pasaron momentos difíciles económicamente?
Sí, y lo digo con orgullo porque salimos adelante a base de esfuerzo. En ocasiones, como yo soy amante de leer los periódicos, le decía a mi esposa cuando íbamos para la calle que mirara para abajo para ver sí miraba diez centavos para comprar los periódicos, pero ella me decía que no, que mejor era usarlos para el pasaje del bus, porque en oportunidades no tenía ella para el transporte.
¿Usted estuvo retenido por guerrilleros?
Sí, en 1982, siendo yo jefe de Estudios Económicos del Banco Central, el 17 de septiembre de 1982 estábamos en San Pedro Sula, en la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés, reunidos con la plana mayo de la empresa privada y había dos ministros, el de Economía, el de Hacienda y el presidente del Banco Central y asesores, y a las seis de la tarde llegó un grupo guerrillero de 12 personas y nos toman por asalto y a mí me clasificaron como persona importante junto con los ministros y nos tuvieron en una sala aparte y con cuatro guerrilleros, cada uno en una esquina con una ametralladora cada uno.
¿Cuántos días estuvieron detenidos?
Nueve días, hasta que llegó un avión de Panamá para salir. Ellos pedían la liberación de un guerrillero que había sido arrestado y encarcelado, pero lo que no sabía era que antes de tomar por asalto la Cámara de Comercio, el guerrillero ya había sido liberado y por eso la negociación cambió para que ellos pudieran salir del lugar.
Nosotros estábamos en un bus y nos ponía de frente a las ventanas para que no les dispararan los soldados, todo eso yo lo relato en el libro que se llama “Cárcel de horizonte”, ese fue mi primer libro.
Ese libro tuvo un gran éxito en este país de pocos lectores.
Luego estuve un mes en cama por prescripción médica, porque por el estrés me salió un herpes zóster que me abarcó la mitad de la rabadilla, es un herpes mortal, si me agarra toda la rabadilla no estaría contándolo. Me recomendó salir y me fui a Europa y ahí, estando en España y Francia, me encontré gente que me comentó que había leído el libro y no sabía que yo era el autor, fue un éxito, se vendieron los 2,000 ejemplares.
¿Cómo inicia su pasión por Morazán?
Fui a trabajar en Costa Rica en 1991 porque fui nombrado como subsecretario de Consejo Monetario de Sistema de Integración (Siaca, en ese momento). Resulta que los ticos, en muchas reuniones, tanto técnicas como políticas, porque yo participaba en esa reuniones, decían que si Morazán volvía a nacer cien veces, cien veces lo fusilaban.
Entonces yo me pregunté si es que los profesores me habían engañado pintándome a un héroe muy distinto o que los historiadores de El Salvador y Honduras no saben nada y los ticos sí son buenos.
Solo estudiando podía averiguar la verdad y me metí de lleno en los archivos en Costa Rica, en documentos manuscritos y escribí un libro, el mejor que he escrito, el segundo volumen de seis, es sobre una hija costarricense de Morazán de la que muy pocos sabían.
Descubrí a 663 descendientes de la última hija de Morazán, Morazán ni se dio cuenta que había dejado embarazada a Teresa Escalante porque a los 15 días (de haberla engendrado) lo fusilan, yo calculo por las lunas que ese embarazo ocurrió ahí por el 15 de septiembre, según un relato de un nieto que tuvo esa hija.
El jefe que creó el archivo, Ricardo Fernández, quien tergiversó la historia de Morazán, escribió 12 escritos contra Morazán porque él quería rescatar la reputación de su abuelo, don León Fernández, quien fue un asesor de 12 que tuvo Morazán, le pidió trabajo a Morazán, era un sobaleva y Morazán le dio trabajo.
León Fernández engancha al pueblo de Alajuela al decir que no había autorización para que Morazán invadiera Nicaragua para recuperar Guanacaste, y sí la había, y en término de cinco días estaba rodeado de 5,000 soldados y Morazán solo tenía 200, y así comienza mi historia para dar a conocer la verdadera historia de Morazán.
¿Cuántos libros ha escrito?
Tengo 15 libros, de los que nueve son de Morazán y en el tintero me quedan unos diez.
¿Cuántos hijos tuvo Morazán?
Se le adjudican seis hijos, cinco naturales y uno ilegítimo, y yo creo que faltan media docena más, porque qué estuvo haciendo ese muchacho entre los 16 y 29 años, siendo un hombre de ojos azules, de tez sonrosada, medía 1.90 metros, con poder, lo llamaban El Señorito, las muchachas se enamoraban del hombre
¿Entonces usted lo que no copiaría de Morazán es dejar hijos tirados?
Dichosamente, yo en mi casa, porque uno es reflejo de su casa, aprendí a ver a mi padre como un hombre leal a mi madre, como un hombre al que nunca le escuché una ofensa para ella, nunca lo vi con un cigarro, ni con una cerveza, ni a él ni a ella.
Mi madre era una mujer humilde que solo pasó primero grado y mi padre solo pasó segundo grado. Mi padre es el hombre más altamente responsable que he visto y el punto es que yo saqué eso, porque yo me levanto a las cinco de la mañana y me acuesto a las 11 de la noche y siempre estoy con el ánimo de trabajar.
¿Cómo es usted en familia?
Soy feliz, tengo cuatro hijos, todos profesionales exitosos, sin vicios, con una esposa con quien nos compenetramos, nos queremos como el primero día, nos respetamos. Todo lo que tengo se lo debo a ella, a Zonia, hemos viajado juntos por 49 países.
¿A qué se dedica en la actualidad?
De forma exclusiva a escribir, a investigar y a atender mi casa, mi señora dice que yo quiero más a Morazán que a ella.