Y es aún peor cuando lo tomas durante y después de las comidas. Pero todos se preguntan ¿por qué?
La respuesta es bastante simple: tu cuerpo mantiene una temperatura entre 36 y 37 grados centígrados y cuando tomas algo muy frío sufre una contracción de los vasos sanguíneos.
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Esto significa que el cuerpo en lugar de usar la energía para extraer los nutrientes de la alimentación, la utiliza para regular la temperatura corporal.
Y si esa no es una suficiente razón para dejar ese hábito, también debes saber que cuando la tomas después de las comidas aumentas la mucosidad, que a su vez puede repercutir en una disminución de la función inmunológica.
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Tampoco es recomendable beber agua helada si padeces de migrañas o dolores de cabeza frecuentes, pues muchos nervios de la espina dorsal sienten la disminución de temperatura por lo que manda señales al cerebro para que lo regule y esto solo podría empeorar el malestar.
De igual forma, afecta la digestión y se deriva en estreñimiento.