tegucigalpa
“Reine Jesús por siempre, reine su corazón, en nuestra patria, en nuestro suelo que es de María la nación”.
Ese fue uno de los cantos que centenares de feligreses católicos hicieron ayer al celebrar el Domingo de Ramos.
Con el acto litúrgico comenzó la Semana Santa, en la que se respeta y conmemora el sacrificio que hizo Jesucristo al entregar su vida para salvar a la humanidad que estaba hundida en el pecado.
En el Domingo de Ramos se revive la entrada triunfal del Señor a la ciudad de Jerusalén, de Israel, ante miles de personas que lo recibieron.
A las 7:30 de la mañana partió una procesión que acompañaba el anda que representaba a Jesucristo cuando iba montado en un burro al momento de su entrada triunfal.
El anda, que era cargada por varios voluntarios, también representaba la paz a través de una paloma blanca que sostenía el siguiente mensaje: “Oh, qué bellos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz”, Isaías 52:7. En medio de cantos, alabanzas y lecturas de pasajes bíblicos se realizó la procesión desde la iglesia El Calvario hacia la Catedral Metropolitana San Miguel Arcángel, en el Centro de la capital. La fe inundó los corazones de los feligreses, algunos derramaron lágrimas de emoción y otros iban orando con los ojos cerrados en el trayecto.
Una banda marcial también acompañó los cantos de la procesión por las calles de la capital. Las personas llevaban y movían con júbilo sus ramos o palmas, le pidieron con devoción a Dios paz para Honduras. Con mucho fervor religioso se vivió la apertura la Semana Santa, que conmemora un año más de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
Simultáneamente, otras iglesias y parroquias del país realizaron misas del Domingo de Ramos, que estuvieron muy concurridas de feligreses.
Eucaristía
Al llegar la procesión, a las 8:00 de la mañana comenzó la santa eucaristía, que fue realizada en las afueras de la Catedral.
La misa fue presidida por el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga.
Asimismo, participaron el párroco Juan Carlos Martínez y otros sacerdotes.
Con el inicio de la misa, el cardenal y los sacerdotes procedieron a realizar una oración para bendecir los ramos y luego echarles agua bendita. La fe de muchos hondureños se hizo sentir en el Parque Central de la capital, ya que se pintó de verde y amarillo por las palmas. Otras personas prefirieron estar dentro de la iglesia viendo y escuchando la misa a través de una pantalla que instalaron.
Adultos mayores y niños acudieron masivamente a la realización de la eucaristía.
No obstante, los jóvenes también se hicieron sentir en la celebración del Domingo de Ramos.
Homilía
“Estamos recordando al Señor Jesús que está presente entre nosotros y que quiere entrar solemnemente en Tegucigalpa, quiere entrar en nuestros corazones, porque Él es el príncipe de la paz”, expresó el cardenal en la homilía dominical.
Hizo un llamado a la población hondureña para volverse a Dios, rechazar el mal y todas las cosas que hacen caer en pecado. “La procesión nos ha hablado de nuestro caminar por la vida y nos invita a avanzar, nos invita a progresar, nuestra vida pasa y nosotros pasamos con ella, hombres y mujeres peregrinos, viajeros, que no tenemos aquí nuestra patria definitiva”, mencionó Rodríguez.
Explicó que en la cruz del Señor Jesús está el sentido de la celebración de la Semana Santa porque en ella está la salvación.
“El evangelio nos ayuda a recordar que no es simplemente traer a la memoria algunas cosas, es traer al corazón, así como nos lo dice el evangelio de San Juan (tanto amó Dios al mundo que le entregó a su único hijo), tanto nos ama que nos llama precisamente a la conversión”, reflexionó. Agregó que las personas deben estar vigilantes y preparadas en oración porque el enemigo en todo momento anda buscando a quien devorar. A su vez comentó que cada año hay que caminar junto a Jesús a la Jerusalén del cielo a la que están llamadas todas las personas.
“Siguiendo a Jesús podemos superar cualquier padecimiento, pero hay momentos en la vida en que nos llega el cansancio ante la lucha por el bien, entonces debemos darnos cuenta que no podemos abandonar el camino del Señor”, mencionó.
Solicitó a las personas que no se dejen desanimar por la vejez, la enfermedad, las desgracias naturales y las guerras. “Hay que caminar a pesar del mal que parece rodearnos, por encima del mal y del pecado está el amor de Dios”, dijo. La misa concluyó con la bendición y se invitó a los feligreses a vivir en paz, amor, armonía y respeto