Tegucigalpa, Honduras
Su voz es firme, como debe ser la de toda persona que integra la fuerza especial Tigres. En sus ojos de nostalgia se ven reflejados los techos de teja de su natal Trojes, en El Paraíso.
Pero su corazón late a millar por hora cuando oye decir el nombre del gran amor de su vida: su pequeño Bryan, de seis años de edad.
Ella es la agente “Tigre” Zeylin Pineda, una madre soltera cuya misión especial encomendada es, además de imponer y hacer que se respete la ley, cuidar de ese pequeño campeón que la vida le regaló y hacer de él un ciudadano de bien.
“El deber llama”
Zeylin, de 26 años de edad y con 1.54 de estatura, tiene tres años de pertenecer a la Tropa de Inteligencia y Grupo de Respuesta Especial de Seguridad (Tigres), pero, además, de enfrentarse a situaciones complicadas en allanamientos o verse frente a frente con pandilleros en las principales ciudades del país.
“No sé todavía si podré viajar el domingo a Trojes para pasar el día con mi madre y mi hijo. El deber llama”, comenta con un poco de nostalgia.
Pero ella se consuela ante la posibilidad de quedarse interna en el cuartel de Los Cobras, en Tegucigalpa, con la idea de llamar a su madre para felicitarla y decirle a sus familiares que se encuentra bien.
¿Qué es más difícil, enfrentar una misión como “Tigre” o realizar la labor de madre?, se le preguntó.
Y ella, sin titubear, contestó: “Cumplir la labor de madre es muy difícil, pues hay que enseñarle a los hijos a andar por el camino del bien, enseñarles que sean personas de bien. La verdad que es difícil ser madre”.
Esta aguerrida madre porta el fusil con mucha propiedad, viste el uniforme de trabajo y apunta con su arma para confiar que cuando va de visita a su pueblo “siento feo dejar a mi familia, pero al mismo tiempo siento alegría porque sé que voy a trabajar y a cumplir una misión”.
Además: Las mujeres representan el 26 por ciento en el Instituto Técnico Policial
Ella contó un pequeño secreto que la hace cargar baterías para seguir adelante en la guerra que ella, sus compañeros y el país han emprendido en contra de la criminalidad: regresa al cuartel donde está asignada con una foto de su hijo, pero también con la imagen, la voz y hasta su olor muy bien guardados en su mente y en su corazón.
Al preguntarle sobre si es más una madre que una ‘Tigre’, rápidamente contesta que “Las dos: soy madre y ‘Tigre’”.
-¿Defiende a su hijo como una tigresa a su cachorro?
-Sí, ja, ja, ja. Lo defiendo mejor que mi propia vida, agregó.
Ser madre es un don de Dios
Hace tres años y medio, Zeylin Pineda llegó al Instituto Tecnológico Policial (ITP) en La Paz, convencida de que su vida estaba en la Policía Nacional, pero después se dejó atrapar por las Fuerzas Especiales y en este caso por los Tigres. A pesar de integrar una fuerza de choque, la agente Pineda se considera una madre al 100 por ciento, pues advierte que “ser madre es un don de Dios”.
-¿Qué ha sido más difícil: el parto de su hijo o una misión contra el crimen organizado?- se le consultó.
-El parto de mi hijo ha sido más difícil, porque uno está esperando la hora en que nazca, esperando verlo.
La fuerza especial Tigres la conforman mil elementos, de los cuales 15 son mujeres y 13 de ellas son “madres Tigres”.
Zeylin Pineda se alista para continuar su preparación y estar firme para salir en defensa de la ciudadanía, pero antes de atender el llamado de los instructores de la Fuerza Jungla de Colombia y del Séptimo Grupo de Apoyos Especiales de Estados Unidos, les envía un mensaje a las madres hondureñas en su día.
“Que la pasen muy bien y les recuerdo que la misión de las madres es educar a sus hijos, hay que velar por ellos, que estudien, que sean profesionales y que sean hombres y mujeres de bien”.
Además, les recuerda a las madres hondureñas que “pueden estar tranquilas, porque aquí estamos nosotros, los ‘Tigres’, para defenderlas.
Independientemente donde sea y la hora que sea, allí estará la unidad TIGRES y las Fuerzas Especiales”.