Honduras

Piloto de avioneta estuvo una hora y 38 minutos intentado el aterrizaje forzoso en Toncontín

A las 9:16 de la mañana la aeronave tomó vuelo desde el extremo sur a norte de la pista de Toncontín con destino al vecino país de Belice

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04.12.2018

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Sus minutos parecían estar contados. El ansiado aterrizaje era, esta vez, la peor de sus pesadillas.

“En esos momentos uno sabe que está totalmente en las manos de Dios, porque no hay nada que hacer...”.

Así de contundente y estremecedora fue la reacción de Víctor Samuel Wilson, gerente de Granjas Marinas, dada a EL HERALDO después de salir ileso del aterrizaje forzoso que se registró el lunes en el aeropuerto internacional Toncontín. Junto a él iban tres personas más, incluyendo el piloto de la aeronave.

Fue el rugir de una avioneta dando vueltas de forma inusual por la terminal aérea el que prendió las alarmas.

No era para menos, durante una hora y 38 minutos el avión tipo Piper PA-31, con matrícula N 31-FD de Estados Unidos se preparó para hacer las maniobras de descenso y aterrizaje de emergencia.

A las 9:16 de la mañana la aeronave tomó vuelo desde el extremo sur a norte de la pista de Toncontín con destino al vecino país de Belice.

El cielo estaba despejado, el viento a favor y todo parecía ser un día cotidiano.

Tres empresarios: Williams Liston Pitmari, inversionista extranjero; David Ricardo Bueso Anduray, ejecutivo de Banco Atlántida; y Víctor Samule Wilson, gerente de Granjas Marinas, más el piloto, coronel de aviación Jorge Portillo Rojas, emprendían vuelo.

Pocos minutos habían pasado cuando el tripulante detectó una falla en el tren de aterrizaje de la avioneta con capacidad para unas diez personas.

De inmediato se comunicó con la torre de control para seguir el debido procedimiento, decidiendo no continuar a su destino sino que quedarse en la zona.

En medio de una fuerte cantidad de pasajeros, debido a la temporada, el aeropuerto comenzó a despachar los vuelos que estaban listos.

Asimismo, se recibieron los aviones locales y regionales en los primeros 40 minutos de reportada la emergencia.

Carros cisterna de los bomberos aeroportuarios, ambulancias de la Cruz Roja y agentes de la División de Seguridad Aeroportuaria (DSA) se colocaron en los extremos de la terminal para asistir lo inminente: un aterrizaje de emergencia.

Mientras los medios de comunicación informaban de la aeronave en el aire, el piloto seguía dando vueltas, gastando todo el combustible que llevaba.

En varias ocasiones hizo intentos de aterrizaje, pasando al ras de la pista del internacional aeropuerto y tomando vuelo hacia la escultura del Cristo de El Picacho.

VEA: Las fotos del aterrizaje forzoso de una avioneta en Toncontín

Desde el suelo se podía observar que el avión de pequeñas dimensiones solo llevaba activada una de las tres ruedas del tren de aterrizaje.

Únicamente la llanta del extremo izquierdo estaba lista, la del lado derecho y la delantera se encontraban completamente atoradas.

Para muchos el considerado peligroso aeropuerto capitalino estaba a las puertas de otra tragedia debido a que aterrizar ahí es una aventura impredecible para cualquier piloto.

A las 10:16 de la mañana ya había pasado una hora desde que el avión había partido y los nervios de todos se aceleraban.

Exitosa
El último vuelo rasante por la pista fue alrededor de las 10:30 de la mañana, volviendo a dar una vuelta de norte a oriente, con el fin de tomar la ruta.

El aviador estaba confiado en que las posibilidades de realizar un exitoso aterrizaje de emergencias eran altas y la meta no era darse por vencido, sino que seguir el procedimiento.

A las 10:53 de la mañana el avión ya estaba en ruta al extremo sur de la pista, con el combustible justo para hacer el descenso. En ese momento estaba en juego la vida de los ocupantes y la suya misma.

A las 10:54 de la mañana los motores compresionados descendieron, la única llanta del avión tocó tierra manteniéndose unos cinco segundos con el paso en el lazo izquierdo.

Luego hizo caer todo el fuselaje por completo en la pista, recorriendo unos 200 metros y girando hacia su derecha para salirse de la pista y hacer que el terreno no pavimentado y la maleza lograran frenar su avance, hasta que, finalmente, logró detenerse frente a la base Hernán Acosta Mejía de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH).

Una pequeña nube de polvo se elevó y de inmediato los bomberos aeroportuarios, que esperaban atentos a una lado de la pista el desenlace del aterrizaje, se movilizaron a la zona de impacto y rociaron con agua la aeronave.

Mientras tanto, los medios de comunicación reportaban en directo un aterrizaje forzoso pero exitoso, las personas que esperaban vuelo en la terminal dieron gracias a Dios porque la aeronave no tomó fuego.

A los pocos minutos los tres ocupantes del avión salieron caminando y después de una rápida revisión fueron evacuados de la pista y, posteriormente, de las instalaciones aeroportuarias.

Wilson declaró a EL HERALDO, en exclusiva, que iban para una reunión del sector camarón a Belice, pero ya en el aire el avión presentó problemas en el tren de aterrizaje.

“El piloto estuvo volando más de una hora, no tanto quemando combustible, sino que tratando de bajar la rueda para hacer un aterrizaje completo y cuando se dio cuenta que no podíamos, tomó la decisión de aterrizar como lo hicimos”, narró.

Calificó al piloto como una piedra de Gibraltar debido a que siempre mantuvo el temple hasta lograr descender la aeronave.

El titular de la Agencia Hondureña de Aeronáutica Civil (AHAC), Wilfredo Lobo, detalló que se registraron fallas mecánicas en la aeronave, pero el aterrizaje forzoso fue un éxito.

“Hay daños de la aeronave, pero lo más importante es que el piloto y los tres pasajeros están ilesos y fuera de todo peligro”, confirmó.

Ahora será el Departamento de Accidentes e Incidentes el que dará el informe final sobre las causas del accidente.