Honduras

En los albergues o bajo el puente, la triste realidad de los afectados por Eta e Iota

La realidad es dura, la angustia crece y la incertidumbre de cuándo volverán a su hogar agobia a la mayoría de los damnificados

21.11.2020

SAN PEDRO SULA, HONDURAS.- Sin el calor de su hogar, compartiendo con desconocidos, durmiendo en unas colchonetas y viviendo de la buena voluntad de los demás, esa es la triste realidad de decenas de familias que llevan una semana, o quizá más, viviendo en los albergues que se han habilitado en San Pedro Sula tras el paso de las tormentas tropicales Eta e Iota por Honduras en las últimas dos semanas.

Como si la angustia no hubiera sido suficiente al dejar sus casas con las pertenencias por las que echaron sudor y lágrimas, ahora están en la incertidumbre de cuándo volverán a su hogar para levantarse como el ave Fénix.

El agua sigue estancada en casi todo el Valle de Sula, el lodo, la basura y los escombros han quedado al descubierto a medida que el agua baja y hacen ver que la recuperación no será tan rápida como creían.

Y en las últimas horas la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) advirtió que se registrarán lluvias por 48 horas, especialmente en el occidente del país y se estima que los caudales de los ríos vuelvan aumentar. La pesadilla parece no llegar a su fin.

Vea aquí: Las huellas de Eta e Iota en la capital de Honduras

Sin embargo, algunos han dejado los albergues por algunas horas para recuperar cosas y comenzar a limpiar para retornarse lo más rápido posible, otros prefieren esperar pues muchos están acompañados de niños que con su inocencia ríen y juegan en medio de una crisis que parece no acabar.

Sus padres, tratando de sonreír en la angustia, hacen lo posible porque sus pequeños no sufran las secuelas que han dejado las tempestades y por las necesidades que pasan dentro de los albergues.

Y como si fuera poco, los afectados también tienen que vivir con el temor de contagiarse con el covid-19, pues con la rapidez que salieron de sus casas se les olvidó la mascarilla - no había cabeza para pensar en ella- importaba más no morir ahogado o quedar atrapado.

Además, están las enfermedades respiratorias, dengue, chikungunya o sika que pueden convertirse en otro mal que aqueje a los hondureños en los próximos días.

Bajo el puente

Y si algunos se la están viendo 'tile' como se dice popularmente, los que están bajo el puente tienen una realidad peor.

El frío, la lluvia, el hambre y el deseo por un plato de comida caliente es el mayor deseo, sin contar que regresar a su casa es una prioridad si es que no fue completamente destruida por el agua.

Muchas de estas personas no viven bajo el puente por que quieren, los albergues están tan saturados que no había un cupo para ellos, por lo que esta fue su única alternativa.

Mire aquí: Bajo un puente y sin colchonetas, así pasan sus noches damnificados por Iota y Eta

Algunos logran dormir sobre sábanas, cartón y otros sobre la tierra, pues ni para una colchoneta han logrado conseguir.

Las medidas de bioseguridad no se respetan, muchos no tienen para un plato de comida, peor para adquirir una mascarilla. Y así como los refugiados en los albergues, estos catrachos están con la mano extendida esperando una ayuda de personas con buen corazón.

Aunque no han estado solos, muchos hondureños alrededor del mundo y justo dentro del país, donde muchos han dejado de aportar a su mesa para ayudar al más necesitado, siguen creando campañas y recaudando alimentos y vestuario para ayudar a todas estas familias que no salen de la pesadilla, pero que tienen la voluntad de recuperarse para ver el sol una vez más.