TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Los efectos económicos por la devastación que ha sufrido el territorio nacional en las últimas semanas son similares a los de una guerra, pese a que han transcurrido 51 años desde el conflicto bélico con El Salvador y un poco más de dos décadas de la catástrofe ocasionada por el huracán Mitch.
Dos fenómenos naturales se ensañaron con el país que se encuentra en el corazón de América durante la primera quincena del undécimo mes del año, golpeando con mayor intensidad la zona norte, donde está situado el epicentro de la actividad productiva, así como el principal polo de desarrollo.
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Aunque hay estimaciones preliminares que hablan de más de cuatro millones de afectados, daños, pérdidas, fallecidos, damnificados al igual que perjuicios de diversas índoles a lo largo y ancho de la República, ambas tempestades vinieron a recrudecer el impacto a la economía afectada desde marzo pasado por la pandemia del covid-19.
El paso de Eta e Iota por suelo catracho quedará en la memoria de miles de personas que junto a sus familias lo perdieron todo en tan solo 13 días, pero conservan la vida y la esperanza de rehacer años de sacrificio, esfuerzo y dedicación.
Según proyecciones del Banco Central de Honduras (BCH), entre un -7 a -8% sería la caída del Producto Interno Bruto (PIB) a raíz de la pandemia y ahora se le suman los estragos de dos ciclones, por lo que varios economistas consideran que el decrecimiento económico superaría el -10% y las pérdidas podrían alcanzar hasta los diez mil millones de dólares, equivalentes a 244,358 millones de lempiras.
La recuperación económica aunada a la reconstrucción casi total de la infraestructura y el aparato productivo de Honduras será el principal reto del actual gobierno en lo que queda de un 2020 marcado por sinsabores, incluyendo su último año de gestión.
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Al menos cinco acciones o pasos serán de vital importancia que sean promovidos desde la administración pública en acompañamiento con los distintos sectores de la sociedad, los cuales permitan garantizar la restauración progresiva de la nación y el bienestar del pueblo, aún en plena crisis sanitaria por el coronavirus, coincidieron analistas consultados por EL HERALDO.
Acciones y propuestas
Economistas indicaron que el plan anticrisis y de reconstrucción nacional que debe poner en marcha el gobierno a la brevedad requiere priorizar la reformulación del Presupuesto General de Ingresos y Egresos de la República para el ejercicio fiscal 2021, cuyo monto consolidado era de 288,145.1 millones de lempiras, conforme al proyecto que fue remitido por la Secretaría de Finanzas (Sefin) al Congreso Nacional en septiembre pasado.
“La primera medida que se debería de tomar es la reconfiguración del Presupuesto 2021 porque ahora sumado los fenómenos naturales y el deterioro que dejaron se deben de colocar los recursos de la mejor manera en infraestructura, apoyo social, recuperar puentes, carreteras y vías de acceso”, manifestó a este rotativo el experto del Foro Social de Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), Ismael Zepeda.
Agregó que “es momento de tener políticas fiscales un poco más progresivas, creo que necesitamos de una vez por todas soltar un poco esa inquisición de los impuestos, que se reactive el consumo y la economía”.
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El titular de Finanzas, Marco Midence, anunció que se está trabajando en readecuar el instrumento para el próximo año fiscal, replanteándose la cartera de inversión pública para dirigirla a proyectos de reconstrucción de las áreas más afectadas. Un fondo de reconstrucción nacional proveniente del manejo adecuado de las Reservas Internacionales Netas (RIN) que ascienden a 7,861 millones de dólares y de las que se podría disponer de hasta 500 millones de dólares (unos 12,138.7 millones de lempiras) para las emergencias decretadas por los temporales es otra acción que se puede llevar a cabo, de acuerdo con el especialista en Investigación y Estadística Económica del Consejo Nacional de Inversiones (CNI), Alejandro Aronne.
Planteó a EL HERALDO que “el gobierno debe buscar mecanismos alternativos de muy corto plazo como es un préstamo puente del Banco Central de Honduras a la Secretaría de Finanzas de hasta un monto de 30,000 millones de lempiras manejado por el fondo de reconstrucción nacional; esto evitaría mayor endeudamiento externo, aunque sea en las mejores condiciones concesionales”.
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“Este plan anticrisis debe priorizar el valle de Sula, al sector cafetalero, agrícola y ganadero en el resto del país; la ayuda a los damnificados y la reparación de la infraestructura vial y productiva sin olvidar el apoyo al sector sanitario ante la emergencia del covid-19”, mencionó el también catedrático universitario.
Endeudamiento
En relación con el alto endeudamiento que está incurriendo la actual gestión con organismos multilaterales para el manejo de las crisis -humanitaria al igual que sanitaria-, el presidente del Colegio Hondureño de Economistas (CHE), Luis Guifarro, exhortó a que se requiere hacer un manejo responsable debido a que esta es una problemática a futuro que se costearía con más y nuevas cargas impositivas.
“Cuando cualquier país se endeuda los efectos se van a dar en los años futuros e implica problemas que las generaciones futuras tendrán que afrontar eso en términos que tendrán que tributar más para obtener más ingresos y poderle hacer frente al pago de la deuda”, aseguró a este rotativo.
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Tras la amplia cooperación internacional que está recibiendo el país, los analistas en materia económica insistieron que hay que optimizar la canalización de esas ayudas, mismas que se destinen en beneficio de los afectados y que se orienten a los lugares con las mayores necesidades.
Rehabilitación
Por su parte, el titular del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), Juan Carlos Sikaffy, afirmó a EL HERALDO que “se requiere gestionar los recursos de cooperantes, donantes y fondos nacionales para la reconstrucción de infraestructura dañada, tramos carreteros, puentes y cajas puentes, urgente para rehabilitar la red vial y la logística”.
Además, es apremiante restaurar las subestaciones eléctricas, redes de transmisión y distribución de energía, incluyendo las redes de telecomunicaciones críticas para recuperar la normalidad en las operaciones tanto comerciales como personales, sin olvidar la reedificación de la infraestructura social, sostuvo.
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El empresario enfatizó que “muy importante será el esfuerzo del gobierno, de los cooperantes, de la banca y de las empresas para recuperar el agro, principal fuente de empleo. Si asumimos un costo promedio para rehabilitar una hectárea de cultivo de aproximadamente unos 1,000 dólares eso implica que requerimos solo para este rubro unos 25 millones de dólares, un esfuerzo que solo se puede lograr con la participación de todos”.
Más allá de la integración de un grupo consultivo que impulse el resurgimiento de la nación, luego del azote de Eta e Iota es fundamental una auténtica planeación sin improvisación y la voluntad política acompañada de los demás poderes del Estado para iniciar el proceso de reconstrucción al igual que reestructuración económica sin más dilación, a criterio de la iniciativa privada.