SAN PEDRO SULA, HONDURAS.-Con el ánimo por los suelos, los hondureños en el valle de Sula no salen de una para comenzar a vivir otra pesadilla.
Las caras cada vez son más largas, los que limpian se enfrentan a la realidad de ver con sus propios ojos sus cosas perdidas.
A quienes se les volvió a inundar la casa los invade la decepción de no poder comenzar desde cero con lo que ya habían planificado.
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Mientras, los que llevan semanas en los albergues por haberlo perdido todo no encuentran salida para su terrible calvario.
El valle de Sula va a entrar a la Navidad sin nada que ofrecer a sus habitantes, solo decepción.
De Omoa a El Progreso, de La Lima a Choloma, de Potrerillos a Pimienta, los municipios de la zona más productora del país navegan en aguas turbias.
Los ríos Ulua y Chamelecón son amos y señores de la zona, no hay bordos de contención que los detengan, los sistemas de mitigación están destruidos y para rematar siguen las lluvias.
La calamidad es cada vez más notable y pese a la solidaridad, las necesidades en la zona no tienen cálculo alguno.
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Tragedia
Acostumbrados a trabajar, a los pobladores del valle de Sula no les resta más que verse a la caras y esperar que el agua baje.
Las palas y los baldes siguen guardados, la naturaleza no les da tregua y sigue con el azote.
Esta semana prometía ser un inicio de algo, ni bueno ni malo, solo algo, limpieza, pero ni eso pudo pasar, una vaguada se encargó de aguarles la poca alegría y volver todo a cero.
Armados de entusiasmos, de los albergues de Choloma, La Lima, San Manuel, El Progreso, Potrerillos y Pimienta se movilizaron para comenzar a limpiar sus casas, la expectativa era grande, con ayuda del gobierno iniciaron las labores.
Carros, estufas, refrigeradoras, muebles y un sinfín de ropa tirada en la calle le dieron la bienvenida a los catrachos a sus colonias, que se encontraban sumergidas en inmensas capas de lodo.
El alegrón de regresar duró poco, pues con apenas horas de haber retornado, los habitantes de estas comunidades tuvieron que salir despavoridos por una nueva inundación. La explicación es sencilla: no hay bordos, los sistemas de mitigación están destruidos; en otras palabras, si llueve las casas se vuelven a inundar.
Esta vez no habían cosas que sacar, pero sí vidas que salvar.
Con el agua otra vez al cuello, a las personas no les quedó de otra que volver a los albergues, donde las cosas no pintan bien.
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Ya son casi tres semanas en escuelas y colegios, otros abajo de puentes o champas improvisadas, la incertidumbre cada vez es más grande, las personas están agradecidas con el pueblo pero desesperadas por regresar.
El hacinamiento cada vez es peor, por lo que muchas familias han optado por pedirle a sus conocidos que les den techo, otros prefieren las calles.
El gobierno mantiene al día la entrega de víveres pero no basta.
La situación apenas comienza pues aun cuando baje el agua solo en labores de limpieza se pueden tardar un mes.
A detalle, a estas personas literalmente les va a llegar Navidad sin poder entrar a sus casas.
Sin ser pesimista, pero incluso entrando a casa no habrá nada que ofrecer, no hay camas donde descansar, estufa donde cocinar, refrigeradora donde guardar los alimentos, esa etapa de verse sin nada es la más dura para los catrachos.
El gobierno aún no reparte los kits pues están en licitación, la desesperación agobia sin cesar, pero no hay luz en el camino.
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Limpieza
Liberar de los escombros y la basura a los municipios afectados por las inundaciones provocadas por los recientes fenómenos naturales no será tarea fácil.
Las autoridades consideran que retirar de las calles las enormes cantidades de desperdicios llevará no menos de un mes y hasta dos, confiando en que las condiciones climatológicas permitan a los equipos trabajar sin retrasos.
Maycol Yanes, coordinador del Comité de Emergencia Municipal (Codem) y logística de San Manuel, indicó que en el municipio hay tres retroexcavadoras y dos volquetas removiendo los desechos, maquinaria que también es utilizada para trasladar ayudas humanitarias a los albergues.
Detalló que en las comunidades de Guadalupe, La Democracia, Omoita y el resto de los sectores bananeros de la ciudad aún están inundados y hay algunos en donde el acceso sigue inhabilitado.
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Gerson Tróchez, director de comunicación interinstitucional de Villanueva, dijo que desde que las cuadrillas reanudaron la limpieza han retirado más de 80 toneladas de basura, de las que 60 se encontraban sobre el bulevar de la CA-5. El funcionario explicó que están interviniendo varias zonas, entre ellas Villas del Río, Kilómetro 71, El Calán, El Marañón, entre otras.
“Si el clima lo permite creemos que en unos 10 o 15 días estarán limpios los sectores más afectados, pero para el total del municipio serán varias semanas”, advirtió Tróchez.
Juan Carlos Santos, relacionador público de la alcaldía de Pimienta, lamentó que debido a que el 40% del municipio fue afectado con inundaciones ha sido complicado comenzar con la limpieza en varias comunidades.
Afirmó que en cuanto sea posible desarrollarán jornadas de limpieza, desinfección y fumigación para evitar que haya brote de enfermedades entre los pobladores damnificados.
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