El SARS-CoV-2, que debilita el sistema inmune y genera trombosis en algunos pacientes, pero que en la mayoría daña los pulmones, ha sido más violento que la misma violencia criminal que ha imperado históricamente en Honduras.
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La Unidad de Datos de EL HERALDO Plus analizó los fallecimientos oficiales de covid-19 así como los homicidios ocurridos en los pasados 619 días.
El primer deceso de coronavirus se registró el 25 de marzo de 2020. Ese año se cerró con 3,130 víctimas de covid-19, inferior a la cantidad de homicidios que llegó a 3,482, abarcando todo 2020 y pese al confinamiento obligatorio que fue establecido por el gobierno el 16 de marzo.
Pero la cifra repuntó en este 2021: hasta el 9 de septiembre 6,094 personas han muerto por covid-19, mientras que, con corte a julio recién pasado, 2,188 individuos perdieron la vida violentamente.
En números acumulados, un total de 9,224 personas han fallecido de coronavirus, casi el 60% más de los que han perecido en un homicidio, que registran 5,670 víctimas.
Honduras, con base en la estadística, padece de dos males endémicos: la fuerza criminal que la posiciona entre los más violentos y la letalidad por coronavirus que también lo mantienen entre los más afectados por el virus en la región.
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Violencia invisible Los triajes se mantienen en niveles casi de desbordamiento, mientras los hospitales no tienen capacidad para ingresar a un paciente más.
Y las infecciones de coronavirus aumentan día tras días en niveles alarmantes pese a la exigencia del personal médico en primera línea de endurecer las normas de autocuidado.
Para los especialistas, la avalancha de casos se debe también a la influencia de las variantes del coronavirus que, hasta la fecha, son cinco las que están diseminados en el territorio nacional: gamma, beta, alfa, D11519 y la temible delta, recién confirmada.
La situación es más compleja por las variables: aficionados en los estadios irrespetando la bioseguridad, un porcentaje de los alumnos ha regresado a las aulas de clases a pesar de que su grupo no se ha vacunado, las concentraciones políticas cada vez abarcan a más personas sin medidas y la ruta a las elecciones generales de noviembre podría ser catastrófica por el movimiento de la población.
“Vamos encaminados a vivir la peor etapa de la pandemia en Honduras”, advirtió el internista Omar Videa. “Vemos cómo mes tras mes los indicadores siguen creciendo”, agregó.
Violencia criminal En una sola noche, el 13 de agosto, se produjeron ataques sincronizados de las pandillas en diferentes puntos de Tegucigalpa, donde dejaron cinco muertos que las autoridades atribuyeron a la “guerra” entre las de maras por controlar territorios.
Estos grupos que asesinan, extorsionan y asaltan han aterrorizado por décadas a la población hondureña muchas veces con la complicidad de los policías.
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En lo que va del año, Honduras ha registrado “24 homicidios múltiples (en los) que más de 80 personas han perdido la vida”, precisó la directora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional, Migdonia Ayestas.
A agosto de 2019 había 144 víctimas de homicidios múltiples, pero Ayestas explicó que no se puede comparar debido al toque de queda vigente este año.
A juzgar por la situación, expertos estiman que la población debe cuidar del invisible virus y de la violencia criminal, factores que tienen sumida a Honduras en miedo e incertidumbre de endemias que parecen no acabar pese a las millonarias inversiones