Se encuentra en la puerta de un helicópero Bell 412 y en lo único que piensa es en que su equipo esté bien empacado, los procedimientos sean los correctos, que la salida de su aeronave sea la adecuada y que su posición de apertura sea la mejor. ¿El objetivo? Llegar hasta la zona de impacto sano y salvo.
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'Cuando uno mira a sus instructores que están saltando con nosotros desde las aeronaves eso le da confianza a uno como saltador nuevo', dice a EL HERALDO César Aparicio Durón, uno de los paracaidistas que llenó de orgullo y honor este 15 de septiembre a su amada patria Honduras.
Tras graduarse del Instituto Salesiano San Miguel en 2009, este capitalino decidió ingresar a la Academia Militar de Honduras General Francisco Morazán, donde marcó sus inicios como un destacable cadete. 'Luego, hice mis cursos de ascenso y ahora estoy ya ostentando el grado de teniente', manifestó.
Este miércoles, después de intensas horas de trabajo y preparación, el teniente (de apenas 28 años de edad) logró una de sus metas más deseadas durante su carrera en el Ejército: formar parte del equipo de paracaidistas que descienden desde las alturas para brindar un espectáculo único y profesional a la población hondureña que los aclama desde tierra firme.
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'Era uno de los sueños que yo tenía desde que era cadete. Los miraba muchísimo y ahora pertenecer a este grupo élite es un privilegio', confesó Aparicio, horas antes de hacer su debut en el Estadio Nacional Tiburcio Carías Andino de Tegucigalpa.
Para poder integrar al grupo de saltadores, este joven teniente tuvo que aprobar un curso de salto libre con una duración aproximada de 15 días y, posteriormente, 'competir' para llegar a ser uno de entre los 30 seleccionados.
'Hice el curso de salto libre este año. A partir del 2 de agosto y nos graduamos el 17. Pero, como ha sido bastante arduo y se han hecho bastantes saltos, ya estamos en la confianza de hacer las cosas', dijo con optimismo y total seguridad.
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Orgullo y honor
Aparicio explicó que uno de los momentos más importantes tras saltar del aeronave es abrir su paracaídas a 4,500 pies de altura, para después manejar la cúpula hacia el punto de caída.Su equipo (mochila), con un peso aproximado a las 25 libras, integra un MC-4 gris tipo militar, un paracaídas utilizado por los saltadores menos experimentados.
¿Qué sensaciones se perciben justo en ese momento? 'Realmente asusta, da un poco de miedo', sobre todo, al tratarse de 'una maniobra complicada, pero se vence en las alturas'.
Sin embargo, pese a 'sentir temor' por lo que pudiera suceder, pensar 'en el adiestramiento' hace que se venza el miedo, afirmó el oficial. Lo importante es aprovechar el momento, pues 'estar en el cielo es algo fuera de serie. Hay que disfrutar de la vista y la experiencia'.
Además, 'es una alegría y es emocionante estar allá arriba'. Y es que saltar 'el 15 de septiembre en el Bicentenario realmente es un orgullo', aseveró durante una entrevista con este rotativo.
Expectativas
Por otra parte, el teniente externó que el grupo de salto libre siempre espera que el público los reciba 'de manera afectiva y calurosa'. El espectáculo es realizado para que ellos lo disfruten, las 'Fuerzas Armadas somos para el pueblo', apuntó.A renglón seguido externó que uno de sus objetivos es 'olvidarnos un poco del estrés (producido) por la situación que estamos pasando actualmente por la pandemia y por tantas cosas que suceden en el país. Es un momento de esparcimiento y que la gente disfrute lo que van a ver'.
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No obstante, el desafío del evento es que 'los 30 paracaidistas caigan en el centro del Estadio', ya sea que lo hagan de pie o sentados. Según Aparicio, lo anterior no significa que un saltador sea mejor o peor que otro, sino que responde a las condiciones climáticas que se presenten en el lugar del impacto.
'Si hay un viento de cuatro a seis nudos es un poquito más fácil caer en contra del viento y de pie. Pero, si no hay viento puede ser que el impacto sea un poco más fuerte. Sin embargo, lo más importante es que el paracaidista llegue a tierra y sano', explicó.
Luego de la función que llenó de júbilo y emoción a todos los espectadores en el Nacional, el teniente de artillería consiguió sumar un total de 18 saltos libres en lo que va de su trayectoria. Y aún es muy probable que más estén por venir, pues se le augura un largo camino por recorrer.
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