Las rocas, de apenas un centímetro (0,4 pulgadas) de grosor, fueron traídas a Tierra por la sonda Hayabusa2 en su viaje al asteroide Ryugu, ubicado a más de 300 millones de kilómetros (190 millones de millas) de la Tierra.
La nave aterrizó en las planicies de Australia y las muestras fueron llevadas a Japón a comienzos de este mes.
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Las arenosas muestras descritas la semana pasada por la Agencia Espacial Japonesa provienen de la primera misión de la nave, en abril del 2019.
Los fragmentos más grandes provienen del compartimiento asignado para la segunda misión a Ryugu, afirmó Tomohiro Usui, científico experto en materia del espacio.
Para lograr el segundo conjunto de muestras en julio del año pasado, Hayabusa2 perforó profundamente la superficie del asteroide y detonó un explosivo, apresurándose en recoger la materia antes que sea contaminada por la radiación espacial.