Pocos autores logran alcanzar el efecto estético necesario para que sus obras sobresalgan o, más todavía, que perduren a través del tiempo.
“Una cierta nostalgia”, de María Eugenia Ramos, reúne once relatos breves en donde permean lo real y ordinario, los temas relacionados con lo urbano, lo cotidiano mezclados con lo fantástico como fórmula estética, además de la vigencia de sus temas y el buen manejo de lenguaje.
Uno de los elementos que más me llaman la atención es sin duda que, vistos desde la óptica de la autora, con una ruptura de elementos temáticos tradicionales, los relatos de “Una cierta nostalgia” brindan una observación desde la sensibilidad femenina de los problemas sociales que aquejan a diario: la violencia de género, la corrupción y los abusos de los entes policiales y el acoso a la sociedad por parte de los mismos, el desolado paisaje de nuestra realidad decadente, el pesimismo ante una sociedad que no es nada más que el reflejo de sus males.
En los relatos de M. E. Ramos nos vemos enfrentados a realidades que son circulares, cíclicas, frecuentes o repetitivas en nuestra actualidad, temas quizá como el amor (la imposibilidad del amor), la violencia, “el otro” (algo borgeano) y la dificultad de convivir con el entorno.
Sus personajes no son individuos que cumplen las funciones de un héroe común, sino que son seres sufridos y aquejados por la realidad, en su mayoría son tipos que buscan una salida a su mundo de insatisfacción e impotencia, resignados a que las fuerzas del destino son las únicas que rigen las oportunidades de este mundo.
En algunos fragmentos del discurso en el libro “Una cierta nostalgia”, para los personajes la muerte es totalizadora -y en cierta forma un acto obligatorio-, necesaria y generosa:
- “¿… cualquier muerte es buena?
- “… recuerde que poder elegir la muerte es un privilegio…” (Pág. 24 “Para elegir la muerte”).
Quizá también en “El vuelo del abejorro”, donde la muerte llega como una canción predilecta que acompaña los últimos instantes o la despedida. Sin duda ese dolor existencial refleja que son personajes vivos y sensibles que conllevan en sí un reflejo de la calidad estética de los textos de María Eugenia Ramos.