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El apuesto y fiel secretario del papa Benedicto XVI

El obispo alemán Georg Gänswein no es solo uno de los prelados más perseguidos por las revistas, es un hombre de Dios que desde 2003 ha puesto su preparación y compañía al servicio del pontífice.

23.02.2013

Lo llaman el “Georg Clooney de San Pedro”. La diseñadora Donatella Versace inspiró una colección en su impecable y elegante sotana negra.

El religioso de 56 años, ojos azules y cuerpo atlético, se ha convertido en un personaje influyente en el Vaticano debido a su cercanía con el papa Benedicto XVI que dejará oficialmente su pontificado el 28 de febrero próximo.

“Ser bello no es un pecado”, así tituló la edición italiana de enero de la revista Vanity Fair un reportaje dedicado al apuesto secretario de su Santidad, monseñor Georg Gänswein, sin haberlo entrevistado.

El hombre que desenmascaró al mayordomo Paolo Gabriele por haber filtrado a la prensa documentos confidenciales del Papa, aparece sonriente en la portada de la revista en una imagen que según la publicación católica Aciprensa, fue tomada en 2010 por el fotógrafo Daniel Biskup en Castelgandolfo.

El obispo de origen alemán, que ostenta los cargos de Prefecto de la Casa Pontificia y secretario de Benedicto XVI y acompañará al Papa durante su estancia en Castelgandolfo y en el monasterio al que se retirará después de su renuncia, es totalmente ajeno a lo que publicó Vanity Fair, pero no puede ser ajeno a la impresión que causa su presencia dentro y fuera de la Iglesia. A tal grado que la misma revista se atreve a llamarlo el “número dos del Vaticano tras su ordenación como obispo” (fue consagrado el pasado 6 de enero por el Papa).

“Aparecerá siempre menos, pero siempre tendrá más poder”, sostiene la revista que lo considera una visión muy laica ya que el verdadero número dos de la Santa Sede es el Secretario de Estado y Camarlengo, el cardenal Tarcisio Bertone.

El reportaje de Vanity Fair firmado por el vaticanista (experto en el Vaticano) Andrea Tornielli, recoge algunas declaraciones públicas del prelado a la prensa.

EL OBISPO GÄNSWEIN. Pero, quién es este bien parecido hombre de Dios que habla seis idiomas, que en su juventud fue instructor de esquí, futbolista, tenista, cartero, aviador y jugador de fútbol desde la escuela, admirador del káiser Franz Beckenbauer.

Un artículo de El País de España refiere que de aquella época conserva su afición por el tenis, que practica regularmente en un club deportivo de Roma con camiseta negra y short corto, haciendo gala de un envidiable golpe de revés para disfrute de sus compañeras de club. “Pero solo juega con hombres”, se lamentaba una de ellas. Y eso que, según propia confesión, mantiene “una relación serena y muy natural con las mujeres”. Lo de la serenidad no siempre es compartida. Fue famosa la frase que, en junio de 2005, la esposa del entonces presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, le soltó a Benedicto XVI cuando visitó por primera vez el palacio del Quirinale acompañado de Gänswein: “Santidad, felicidades por su secretario. ¿Cómo se llama?”: Padre Georg.

Así le conocen los italianos, que también le llaman Bel Giorgio (“Bello Jorge”).

Vanity Fair detalla que el impecable y elegante obispo, nacido en Bade-Wurtemberg, especialista en derecho canónico, hace pocos años solía asistir a fiestas y recepciones de la nobleza romana, que lo llamaba el “Bel Giorgio”. La publicación continúa con su reseña de la vida del obispo: “Ayer amaba los cabellos largos y Pink Floyd, hoy tiene fama de sacerdote severo, que recibe cartas de amor, pero es también la eminencia gris del Vaticano, sobre todo tras ser promovido a arzobispo titular de Urbisaglia y nuevo Prefecto de la Casa Pontificia”, detalla la publicación.

Y es que, a pesar de su estilo conservador y de ser un prelado apreciado por el Papa por su severidad doctrinal, Gänswein, quien fue ordenado sacerdote en 1984, suscita mucho interés, no solo de la prensa mundana y femenina.

“En un primer momento hice como que no escuchaba y luego me he acostumbrado…”, dijo en una ocasión.

Y es que es muy competente en lo suyo. Al principio en la Congregación para la Doctrina de la Fe y luego junto a Benedicto XVI en el Vaticano, monseñor Gänswein ha puesto su preparación teológica, sus seis idiomas y su sonrisa perenne al servicio de Benedicto XVI durante su pontificado. Tanto que se trasladará junto a él al mismo convento.

En una entrevista al diario alemán Süddeutsche Zeitung, que le hizo una pregunta sobre su belleza física, dijo: “No hay que detenerse en la apariencia exterior sino que hay que tomar conciencia de los sustancial, de lo que está en el fondo”. Y agregó: “La gente lo hace con buenas intenciones y tal vez ayude a romper algunos tópicos sobre los sacerdotes”.

Pero esta declaración no impidió que la diseñadora italiana Donatella Versace inspirara en él su colección masculina en 2007.

“Quería proponer una moda masculina más austera y espiritual. Más alma y menos músculo. Me inspiré en Monseñor Georg porque, aunque no lo conozco, me fascina porque proyecta elegancia, sobriedad y modernidad. Para nada es una moda mojigata”, dijo la gurú.

En la Semana de la Moda de Milán, Donatella sorprendió al abrir su colección otoño-invierno 2007-2008, llamada “Georg” con un modelo rubio vestido con un traje completo oscuro, de cuello alto y, en lugar de la camisa y la corbata, lucía el clergyman (cuello para el hábito clerical).

Camino a la santidad

Georg Gänswein es el mayor de cinco hermanos, hijo de un herrero de séptima generación. Desde su ordenación, se dedicó con rigor a actividades académicas.

Fue coadjutor de la catedral de Friburgo. Recibió su doctorado en derecho canónico en la Universidad Ludwig Maximilians en Múnich en 1993. Ese mismo año llegó a Roma, y en 1995 se convirtió en oficial de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

En 1996 fue transferido a la Congregación para la Doctrina de la Fe por pedido del entonces cardenal Joseph Ratzinger. Más tarde fue nombrado profesor de Derecho canónico en la Pontificia Università della Santa Croce que pertenece al Opus Dei.

Desde 2003 es asistente personal del cardenal Ratzinger. Y recibió el título de prelado de honor de Su Santidad en marzo de 2006.

El 15 de febrero de 2011 recibió el doctor honoris causa en “Sistemas de comunicación en las relaciones internacionales” de la Universidad para Extranjeros de Perugia. En su lectio doctoralis, Gänswein reflexionó sobre la relación entre la Iglesia y el Estado en Italia.

El 7 de diciembre de 2012 el papa Benedicto XVI lo nombra Prefecto de la Casa Pontificia asignándole la Sede titular de Urbisaglia, con dignidad de arzobispo, cargo que continuará ostentando, aunque algunos críticos creen que podría crear confusión acerca de su papel y su influencia entre los dos papas.

“Personalmente veo mi papel o servicio al pontífice como un cristal. Más limpio está, más alcanza su objetivo. Tengo que dejar entrar el sol y cuanto menos se vea el cristal, mejor. Y si no se ve nada, quiere decir que hice bien mi labor”, dijo a la revista.

Y eso es lo que pregona en su página web donde cuelgan imágenes de su juventud y de su trabajo como asistente del Pontífice, junto al escudo de un dragón como símbolo de la fidelidad y un lema que reza: “Dar testimonio de la verdad”.

Y qué más ejemplo de fidelidad hacia un Papa enfermo al que ha acompañado desde 2003, que irse con él al monasterio donde residirá después del 28 de febrero.

El mismo Papa Benedicto XVI lo definió así: “Es perfectamente eficaz, entiende cualquier tema complejo en menos de diez segundos y da una respuesta inmediata y clara”.