A pesar de sus enormes dimensiones, Tokio, Japón, la ciudad más grande del planeta, parece pequeña para sus más de 37 millones de habitantes.
Esa densidad poblacional se vive en las horas pico en el famoso paso peatonal en forma de cruz del barrio Shibuya, ubicado a la salida de la estación de tren del mismo nombre, por el cual cruza a diario un millón de personas.
Rodeado de enormes edificios con rótulos luminosos, este paso de cebra es considerado uno de los centros neurálgicos de Tokio. Algunos lo llaman el “Times Square” de la capital japonesa.
Según datos de expertos, unas 3,000 personas cruzan por el paso, durante los 47 segundos que permanece en verde para peatones.
Contrastes
Pero Tokio no solo es la grandeza de sus grandes edificios, es el lujo de Ginza, el barrio más caro de la ciudad, una zona exclusiva donde convergen las grandes marcas de ropa, perfumería, zapatos, relojes y joyerías, entre otros. Firmas como Lancome, Gucci, Armani, Seiko, están reunidas ahí.Es su historia milenaria, plasmada en sus templos y museos. Y es además la manera impresionante como la ciudad emerge en medio de una densa capa de naturaleza, que es una muestra de como los japoneses están dispuestos a dar la batalla para frenar el cambio climático y la emisión de gases de efecto invernadero.
Enormes árboles de diversas especies bordean los rascacielos, las avenidas, las escuelas, el lago que se extiende alrededor del Palacio Imperial y conforman la decoración principal de plazas y parques que abundan en todo Tokio.
A ese respeto por los recursos naturales se suma el del manejo de desechos. En la ciudad, proclive a inundaciones, tifones y terremotos, no hay basura, más que las de las hojas que caen de los árboles.
Y mejor aún, nadie rompe las reglas, ninguna persona se cruza si el semáforo está en rojo, todos hacen fila del lado izquierdo de las gradas eléctricas de un centro comercial si no llevan prisa o esperan en filas ordenadas la llegada del tren en cada estación.
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Después de recorrer sus calles, palpar la humildad de su gente, su educación y su estilo de vida, no queda duda del por qué Japón es la tercera economía más grande del mundo.
Pero no todo se remite al orden, al respeto a las reglas y a la rigidez. Tokio es una ciudad de contrastes que tiene mucho que ofrecer.
La prueba es un paseo obligado por Senso-ji, uno de los templos más visitados de Japón. Ubicado en el barrio de Asakusa, una de las zonas más tradicionales de Tokio, el templo budista más antiguo de Tokio, está dedicado a Kannon, el Dios de la misericordia.
Este lugar es una cita obligada para los turistas, ya que además de ser un encuentro con la historia y la religión japonesa, es una oportunidad para comprar souvenirs, ya que el camino al santuario está invadido de pequeñas tiendas de artesanías, gastronomía y otros productos tradicionales de la ciudad. Además, el visitante puede aprovechar para vestirse con el tradicional kimono.
Y qué decir de su gastronomía, cuya base principal es el arroz, acompañado de pescado o carne y las verduras, las sopas y encurtidos como guarniciones.
La ciudad ofrece desde restaurantes tradiciones que sirven la comida con la que se alimentan los luchadores de zumo, hasta la gastronomía del japonés promedio basada en la tradicional sopa miso, sushi y sopa de verduras, entre otros.
Después de este recorrido religioso y gastronómico, no queda duda que Tokio es una montaña rusa llena de emociones. En un minuto el visitante pasa de la adrenalina de viajar en tren, conocer su cultura, descansar en sus parques, visitar la zona de los libros y disfrutar de su gastronomía, a un viaje lleno de luz y color por la meca del manga y el animé.
Toda esa locura está en Akihabara, una zona comercial luminosa, que es el santuario de los videojuegos y los otaku. Ubicado en el barrio Chiyoda, se le conoce como la “Tokyo’s Electric Town”.
Recorrer las tiendas de aparatos electrónicos, computadoras, objetos sexuales, animé, manga, doujinshi y figuras de acción es como pasar sin rasguño junto a Pikachu por el universo Pokémon, sobrevivir a una batalla entre Gokú y Majin Boo y ayudar a Mario y a Luigi a saltar del universo de Nintendo.
Tokio es luz, es magia, es una oda a la naturaleza, es tecnología, es modernidad, es la ciudad más grande y poblada del planeta.