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Japón: La historia de amor tras el whisky Nikka

Un recorrido por la destilería Yoichi de Nikka Whisky, tras la historia del padre del whisky japonés Taketsuru Masataka y su esposa Rita Taketsuru-Cowan

FOTOGALERÍA
05.10.2019

JAPÓN.- Un exquisito aroma a licor añejado da la bienvenida al visitante.

El oloroso recorrido por la destilería Yoichi de Nikka Whisky es el sueño hecho realidad para cualquier amante de esta bebida alcohólica, que se obtiene de la destilación de la malta fermentada de cereales como cebada, trigo, centeno y maíz, y su posterior envejecimiento en barriles de madera.

No estamos en Escocia, increíblemente, la destilería está ubicada en Yoichi, una localidad al oeste de la ciudad de Sapporo, en la isla de Hokkaido, Japón.

Y es el lugar donde se elabora la bebida considerada como el mejor whisky japonés
del mundo.Su creador y fundador, Taketsuru Masataka, lo creó en 1936.

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La destilería Yoichi emplea técnicas tradicionales que se han mantenido inalteradas desde sus inicios, de hecho, en el recorrido el turista se encuentra con los alambiques (instrumento de metal utilizado para la evaporación y posterior condensación de la bebida) de destilado de aquel tiempo.

Origen del Nikka

Ahí, en medio de un clima frío y húmedo, a pesar del verano japonés, se produce la bebida en la que está detrás la historia de amor entre el químico empresario japonés y su esposa escocesa Rita Taketsuru, quien durante cuatro décadas ayudó a su marido a levantar una de las destilerías más prósperas y famosas de todo Japón.

Mientras se camina por sus amplios terrenos, en los que aún se mantienen en pie los edificios de piedra originales de la fábrica y la antigua casa del matrimonio Taketsuru, sale a la luz la historia de la pareja.

Mejor whisky
En 2007, una botella del licor de Taketsuru fue elegida como el mejor whisky blend malt del mundo y en 2008 el Yoichi 20 años fue el mejor malta del planeta.

Ella, cuyo nombre de pila era Jessie Roberta “Rita” Cowan, nació en 1896 en Kirkintilloch, cerca de Glasgow, Escocia. él, Taketsuru Masataka, nació en 1894 en el seno de una familia de productores de sake de Hiroshima adinerados y bien relacionados. La pareja se conoció en Universidad de Glasgow, donde ella cursaba estudios de Medicina y a donde él, con apenas 18 años, había llegado para estudiar química y se convirtió en el primer japonés en estudiar el arte de la elaboración de whisky escocés.

A pesar de la oposición de la familia de él y el rechazo de la madre de Rita, que había quedado viuda, se casaron en 1920.

Dispuesto a dejar la larga historia de producción de sake de su familia, al regresar a su país con su esposa buscó las condiciones perfectas para crear una destilería y las encontró en Yoichi, que según él, es el lugar que más se parecía a Escocia. El primer whisky de Nikka salió en 1940 y desde entonces mantiene su calidad, sabor, filosofía
y excelencia.

Todos esos años de trabajo para lograr la excelencia están plasmados en un museo sobre la historia de Nikka y la vida de Taketsuru, ubicado casi al final del recorrido por la fábrica. Entre viejos muebles, fotografías, objetos antiguos y decenas de botellas de whisky que pertenecieron a Taketsuru y a Rita, se puede palpar la historia de amor y trabajo de la pareja.

Al morir ambos, su hijo adoptivo Takeshi Taketsuru se hizo cargo de las operaciones de la empresa, que se ha ganado a pulso un enorme prestigio mundial. Yoichi fue galardonada con el prestigioso certamen internacional Spirits
Challenge en 2015.

Y es que no es para menos, su padre, conocedor de la técnica, fue meticuloso con la elección de cada paraje natural, teniendo en cuenta los recursos de la zona, el aire y el entorno natural en general para conseguir un whisky de primera calidad.

Eso se traduce en una frase: “Hoy es la destilería de whisky premium mejor valorada del mundo”, esos dicen los expertos.

Pero, en esa caminata entre hileras de barriles llenos de la exquisita bebida, no solo hay historia, sino la oportunidad de aprender el proceso de preparación y destilado del whisky, ver los viejos alambiques y el almacén.

Hay además un restaurante llamado Taru, donde los visitantes encuentran una zona de degustación, donde se puede probar de manera gratuita dos variedades del delicioso whisky.

Y si no se conforma con probar, puede llevarse a casa el famoso Whisky Nikka, ya que hay una tienda donde se vende producción limitada de la bebida alcohólica.

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Ya casi embriagados con el exquisito aroma que se respira entre las hileras de barriles que se guardan en los almacenes de la destilería, lo que sigue es una degustación de whisky. Una joven de rostro amable sirve tres muestras en pequeños vasos de vidrio de single malt, single Nikka y Apple Wine e indica que puede ponerle hielo, acompañar con alguna bebida de frutas o agua. Tras esa probadita, lo que queda es reafirmar la excelencia del whisky japonés y entender por qué a Yoichi, lugar de origen del Whisky Nikka, se le conoce como la Escocia de Japón