TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En el vasto tapiz de la lengua española, el español de Honduras posee una singularidad que merece ser explorada. Desde la costa caribeña hasta el interior, cada región presenta características únicas en su forma de hablar que reflejan su historia, cultura y diversidad.
En este artículo, exploraremos estas diferencias lingüísticas y cómo han sido moldeadas por influencias indígenas, africanas, europeas y regionales. Sírvase descubrir los matices del español hondureño.
Las variaciones peculiares en el castellano que hablamos en nuestro país han surgido a lo largo de los siglos desde el descubrimiento y la conquista española y en las distintas áreas geográficas hondureñas, algunas más aisladas que otras.
Esto representa un fenómeno sociocultural que sigue en constante evolución, en donde cada estrato social aporta variaciones que eventualmente se adhieren al lenguaje urbano y coloquial catracho. He aquí algunos ejemplos:
Pronunciación de la “S”
Fonéticamente hablando, en nuestro país la “S” se articula de distintas maneras y dependiendo de dónde va ubicada en ciertas palabras. Por ejemplo, en las regiones del Litoral Atlántico, Valle de Sula y curiosamente también en los departamentos sureños de Valle y Choluteca, la “S” se pronuncia muy reducida, a veces casi inexistente, cuando va al final de una palabra o en pausa entre palabras (voh, en lugar de vos).
También la consonante “S” se pronuncia con un sonido de aspiración similar al de la “J” (Jan Pedro, en lugar de San Pedro) , y, no con el sonido típico silbado que se escucha en algunos municipios de departamentos como Olancho o Santa Bárbara, que son relativamente distantes entre sí.
En estos últimos, especialmente cuando la “S” va en medio de una palabra, como en “estudiosa”, la “S” es totalmente fricativa, es decir, con salida de aire espirado y friccionado interdental.
Pronunciación de la “F”
En Honduras se da el fenómeno que en la mayoría de los casos la “F” se pronuncia bilabial (ambos labios articulando sin tocar los dientes) en lugar de labiodental (labio inferior tocando línea dental superior similar al sonido de la “V”), especialmente cuando acompaña a vocales posteriores como la “O” y la “U” o la vocal central “A”.
Como ejemplo, en la palabra fósforo, unas dos terceras partes de los hondureños pronuncian la “F” canalizando hacia afuera el aire entre ambos labios.
Cuando la “F” acompaña a vocales anteriores como la “E” y la “I” (café, final), esta diferencia es menos notable, especialmente en los departamentos de Atlántida, Colón, Comayagua, La Paz y Valle.
En algunas zonas del interior, la “F” suele aspirarse y asemejarse al sonido de la “J” en algunas palabras, como en “juimos” en lugar de fuimos.
Pronunciación de la “CH y la “R”
En casi el 100% de la población hondureña se presenta el fonema africado palatal, como en “ocho”, “catracho” y “chocolate”.El sonido sale por el canal central bocal, acercando la lengua al paladar, lo que da el característico sonido a esta combinación consonante.
Similar es el caso de la “R” al inicio de una palabra o posición intervocálica. Casi la totalidad del país la pronuncia vibrante y fuerte, contrario a países como Costa Rica y Puerto Rico.
Pronunciación de la “LL” y la “Y”
Esta es una de las características más típicas del territorio nacional. En palabras como “pollo”, “yema”, “yate”, “amarillo”, “mantequilla” tanto la “LL” como la “Y” tienden a pronunciarse como “I”, es decir, poio, iema, iate, amari-io, mantequía, aspirando la inexistente “I” en lugar de espirando el sonido usual de la “LL” o “Y”.
En nuestra región, la “LL” y la “Y” tienen un sonido extremadamente débil. Caso equidistante con los acentos rioplatenses de Argentina y Uruguay, donde estas consonantes casi suenan como nuestra “CH”.
Es tan generalizada esta pronunciación débil de la “LL” y la “Y” que ni siquiera nos damos cuenta y tienen que ser visitantes extranjeros los que señalan esa peculiaridad del acento hondureño.
Existen aún muchas otras variantes interesantes en la fonética hondureña y sus divergencias a lo largo y ancho del territorio nacional. Resulta significativo mencionar que nuestras variaciones surgen más en las consonantes que en la articulación de las vocales. Se ha dividido en país en cuatro zonas dialectales:
1. Zona del Litoral Atlántico: Esta es la que representa más innovación y cambio dentro de la dialectología hondureña, e incluye los departamentos de Atlántida, Colón y Yoro, siendo Cortés e Islas de la Bahía zonas de transición dentro de esta región, con una identidad menos marcada.
2. Zona SurPrincipalmente Valle y Choluteca: Esta zona es la segunda en innovación y evolución del acento hondureño incluyendo onomatopeyas y fonemas expresivos.
3. Zona Enclave: Aquí se conserva el sistema dialectal de antaño y es el más reticente al cambio. Departamentos como El Paraíso, La Paz, Comayagua, parte de Intibucá, Lempira y Ocotepeque son estos bastiones.
4. Zona de Transición: Comprende los departamentos fronterizos de Olancho y Gracias a Dios al este. También Santa Bárbara, Copán y en menor medida Intibucá al occidente. No obstante, el principal ejemplo de esta zona de transición es el departamento de Francisco Morazán, cuya cabecera es la capital de la República y que, lingüísticamente, parece no tener una identidad marcada por ser un magneto gigante plurisocial urbano.
¿A qué zona pertenece usted? ¿Con qué características lingüísticas y fonéticas se identifica? No cabe duda que nuestro acento peculiar nos hace descollar (o diríamos, ¿”descoiar”?) entre los países hispanohablantes y nos otorga una particular identidad catracha de las que podemos sentirnos orgullosos.
“Honduras es una zona de transición entre dialectos”
-“Honduras realmente representa una zona de transición dialectal, con claras graduaciones lingüísticas según la región del país. Además, se observa la reducción más avanzada en las zonas costeras y la conservación más notable en los departamentos interiores”
(J. M. Lipsky, 1990).
-“En este espectro alofónico de “S” que va del mantenimiento a la reducción, Honduras se ubicaría en un estadio de inicio tardío de pérdida de “S” donde el mantenimiento representa el 71.81% y la reducción el 28.18% más que de transición, como lo afirma Lipski en 1990: ‘Es obvio que Honduras es una zona de transición entre dialectos‘”, reseñó Ramón A. Hernández Torres en 2013.
Toda lengua cambia inevitablemente
Algunos hondureñismos hssta han permeado ya en la Real Academia Española. He aquí algunos ejemplos:
-Andar a pincel: andar sin vehículo, a pie.
-Andar yílet (Gillette): cuando anda bien estudiado para un examen.
-Andar buzo: andar alerta buscando algo.
-Andar con filo / andar filudo: tener hambre.
-Andar hule: andar con poco dinero o sin nada.
-Andar piano: andar con mucho cuidado.
-Estar hasta los queques: estar muy comprometido, endeudado, o sin tiempo disponible.
-Hacer clavo: denunciar. Estorbar.
-Hecho porra: desanimado. Enfermo. Cansado.
-Ir hecho un cuete: ir excesivamente rápido.
-Irse a la chingada: irse lejos.
-La mera riata: la máxima autoridad.
-La riata: inepto, inútil.
-No hay clavo: no hay denuncia, no hay problema.
-Pelarse la tusa: irse.
-Poner al hilo: poner al tanto.
-Ponerse coyote: ponerse alerta.
-Va pue: contracción de “Vaya pues”.
La diversidad de Honduras en sus acentos
1) e átona > i, en muchos de los casos por asimilación o disi-milación: intrínsico, dispertar, dispensa, indilgar, distiempo, dis-hora, alfiñique, perdidizo, cinturión, manijar, miñique y titunte.
2) i átona > e : díceres ‘decires’ Jemenistas, desentería, meopía, me-nistro, bacenilla, erritado, escrebir, venistes, herver y herve. Tam-bién se oyen en zonas rurales: vestía, melitar, cevil y prence-pal. De ellos herve se oye en personas cultas.
3) o pretónica o postónica> u: mausuleo, fechuría y muchila. Ba-rahona señala también culumpio, se culumpió y culumpiarse. Estas tres últimas palabras las pronuncian con u incluso las personas cultas.
4) Cambio, opuesto al anterior, u pretónica o postónica > o : cañafístola, coyontura y sepoltura.
5) a > e: resurar, especies, frezada ‘frazada’ y estilla.
6) o > e: traste, trastes, dector yfósfero. Se ha generalizado en Honduras la oposición semántica traste ‘cualquier objeto de co-cina’ / trasto ‘cualquier objeto viejo o grande de la casa’. Semejante es la oposición de los plurales trastes - trastos.
7) Cambio de e en hiato por i: acordión, antiojos, maistro, vigiar y todos los verbos terminados en -ear. Las pronuncian con i la mayoría de personas cultas. La tendencia a crear diptongos donde hay hiato hace que la o>u: almuada. No registran pueta ni cuete, generalizados en zonas rurales y urbanas, e incluso en personas cultas. Este doblete fonético está facilitando la especialización semántica de algunas palabras como maistro ‘maestro de obras, maestro zapatero’,etc. / maestro ‘maestro de escuela, un buen profesor universitario’, etc. Poeta - pueta: el segundo significante se utiliza para denominar a un poetastro.
8) Abundan los ejemplos de eliminación de diptongos por pérdida de una de las vocales o por elegir el hablante la vocal de apertura intermedia en la serie. Ejemplos: ie>e: concencia, consetudinario, repartimento, arrenden, apreten y neva (estas dos últimas pronunciadas así incluso por personas cultas); 10 > o: confesonario; ui>i: grafitos; ue>o: poblé, troque, pañolito y volque.
9) Tendencia a crear diptongos por influencia de una palabra que se cree es la primitiva de la misma familia. De diente: dientera, dientan y dientudo. Las dos últimas las incluye el DRAE. La primera se oye en el habla de personas cultas.
10) Introducción de una vocal inexistente en la palabra y que, se supone, facilita la pronunciación: albiricias, desavenencia, desatornillador e Ingalaterra. La segunda y tercera se oyen en la mayoría de personas cultas.
11) Fenómeno contrario es la eliminación de una vocal o de una silaba: florcita, atol, comelitón, destrancar, metralladora, zuela, corografía, piecitos, pianito, comparencia y prestigitador. De ellas se oyen entre personas cultas: florcita, atol, piecitos y piernita.
12) Introducción de una consonante epentética: g en aigre, cirgüelos y cirgüela; n en inrompible; s en convalescencia se oyen incluso entre estudiantes universitarios; r en gurbia y petrimetre y las dos últimas casi generalizadas entre personas cultas. Especial mención debe hacerse por su generalización y frecuencia en sectores rurales y urbanos marginales la inclusión de una lyl epentética en las palabras que terminan en -ía: sandiya, sandiyal, Mariya, etc. Tambié n se da en la palabra veya. Es frecuente oír en Tegucigalpa, incluso entre personas cultas enchufle y rampla.
13) U n buen número de palabras muestran alternancias y modificaciones en la pronunciación de ciertas consonantes: l>r en china ‘colilla’, arcancía, arquila, delantar y gradiolo; r>l en santulón; g>c en rengo, b en burrión ‘gorrión’, j [x] en cojollo; la c>g enguancasgo ‘encuentro de dos santos en la guardarraya de dos pueblos’ e intrínculis; la h> c en alcaraca y alcaraquiento, f en fundir y fierros, j [x] en joyada ‘hoyada’ , juir, josco, jonda, jamaca, jumear yjurgar; ra > ñ en ñudo; d>r en linar y perigüeño; l>d en diquidambo. Se oyen con cierta frecuencia en el ambiente universitario: gradiolo, cojollo, alcaraquiento, fierros, generalizada en Honduras con el significado de ‘herramientas’, ñudo, suramericano, mayugar y pedrestre.
14) En la pronunciación de los grupos consonánticos tiende, en los sectores menos cultos, a perderse la primera consonante o vocalizarse en i, u. Ejemplos: cc> ic en aición y faición; ct>ut en perfeuto y autor, provocando en el Occidente de Honduras el doblete autor/actor para denominar al “experto en rituales y ceremonias”. Como reacción opuesta suelen darse ultracorrecciones en palabras tales como aficción por afición, aficcionados por aficionados, actoridad por autoridad y actor por autor.
15) El grupo se lo pronuncia como [ks] la mayoría de personas cultas [oksüasjón].
16) Se dan ciertas metátesis de vocales y consonantes: culecas, enjaguar, naide y riubarbo; fugral, cabresto, paderón, catálago y murciégalo. Se oyen con cierta frecuencia entre gente culta: culecas, enjaguar, grabeta y murciégalo.
17) Cambios de posición del acento: díceres, váguido ‘vahído’, páis, màis y paráiso. Estas dos últimas voces se oyen en algunas personas cultas. Tambié n se oyen con frecuencia: epigrama, hostil, sáuco, etcétera.
18) La -den posición implosiva final de palabra, lo mismo que la -x tienden, incluso entre las personas cultas, a no pronunciarse: paré, usté, amistà, soledá, reló.