TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El reciente anuncio de la NASA sobre la existencia de agujeros en la superficie de Marte ha traído el recuerdo de la obra de Isaac Asimov.
El escritor judío —considerado el más influyente de la historia de la ciencia ficción y uno de los mayores cultores literarios del siglo XX— imaginó un futuro en el que las barreras interplanetarias han sido borradas.
En una de sus obras más simbólicas, “David Star, ranger del espacio”, la civilización humana ha alcanzado un desarrollo tecnológico y científico que, al contrario de lo que había vaticinado la literatura de ficción hasta entonces, está por encima que cualquier otra civilización de nuestra galaxia y le ha resultado suficiente para invadir y conquistar Marte.
David Star, una joven promesa del Consejo de Ciencias de la Tierra, ha descubierto un extraño caso de envenenamiento producido por marciruelas (ciruela de Marte) importadas de los huertos humanos en el planeta rojo, pues la población de la Tierra ha llegado a tal punto de expansión que la comida del mundo ya no es suficiente.
Al reportar los envenenamientos en la Tierra con alimentos procedentes de Marte, David es enviado a la superficie marciana para investigar las causas. Allí descubre una civilización tecnológica diseñada y estratificada para producir los alimentos y productos que escasean en el mundo terrestre.
Asimov hace un guiño a las teorías maltusianas que profetizaron que el mundo llegaría a una población supernumeraria que haría escasear los recursos del planeta. Sólo que, para Asimov, la gran pregunta desprendida de las teorías de Robert Malthus tiene sólo una posible repuesta: la conquista interplanetaria.
Una vez puesto en Marte, para entender qué está ocurriendo con los alimentos producidos en los huertos marcianos, David Star debe trabajar como horticultor bajo las órdenes de los terrestres nacidos en Marte, quienes lo ven como un terrestre advenedizo e incómodo.
Con la ayuda de un histriónico hombrecito llamado Bigman, David descubre que, aunque los terrestres han conquistado Marte muchas décadas atrás, en realidad no han podido reducir a la población de Marte, puesto que nadie ha visto a los marcianos, quienes al parecer nunca han vivido en la superficie de su planeta, sino dentro de él, en inmensos agujeros ominosos.
Al percibir el rechazo que los habitantes de Marte mostraban por los nacidos en la Tierra, David cree que los alimentos envenenados son una especie de venganza de los terrestres nacidos en Marte (como Bigman) contra los terrestres nacidos en la Tierra, quienes los han esclavizado y desterrado lejos de su planeta de origen.
Pero gracias a su propia experiencia como horticultor de los huertos marcianos, y luego de comprobar los cuidadosos procesos productivos y las severas penas contra los infractores de los huertos, David deduce que si los verdaderos marcianos viven bajo la superficie de los huertos, lo más probable es que sean ellos quienes estén manipulando los cultivos para expulsar a los terrestres de su planeta y aniquilar a los que viven en la Tierra.
Aunque la novela de Asimov (una de las cuarenta que escribió) no ofrece una respuesta contundente sobre la vida marciana en esos misterioso agujeros ni sobre su misteriosa población nativa, su planteamiento adelantó la posibilidad de una vida inteligente en el planeta rojo de un modo sorprendente y cabalístico que ha servido de guía e intuición para la ciencia moderna.
Si fuera poco, también adelantó la guerra bacteriológica, la existencia de océanos, la posible existencia de colonias no humanas en Marte y la creación de mercados espaciales del futuro como la minería espacial, la captura de asteroides y la economía lunar que ya está con nosotros.
A medida que el siglo avanza, Asimov crece y crece.