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¿Se deben cambiar las notas y letra de nuestro Himno Nacional?

“Lampo de cielo”, la composición interpretada por Karla Lara parafraseando el Himno Nacional ha generado un acalorado debate, aunque existe desde 2009. Al ser el Himno el canto oficial de los hondureños, hay sectores que demandan respeto
05.09.2023

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En 1904, en el gobierno de Manuel Bonilla, se convocó a escritores y músicos para que compusieran la letra del Himno Nacional de Honduras, símbolo mayor y representación de identidad.

Pero no fue hasta 1915 que se adoptó la composición con letra de Augusto C. Coello y la música de Carlos Hartling como el Himno Nacional de Honduras, en el gobierno de Alberto Membreño. En 1917 se ratificó a través del decreto número 42.

Hace unos días ha vuelto a causar debate la interpretación de “Lampo de cielo”, por la artista hondureña Karla Lara.

“Lampo de cielo” no es un asunto de ahora, ya en 2009 era conocida la letra, que parafrasea el Himno Nacional de Honduras, como símbolo de protesta ante el golpe de Estado y las consecuencias derivadas de este (muertes y persecución).

Ahora vuelve a revivir el debate, por un lado están quienes apoyan la propuesta musical/transgresora de Lara, y quienes rechazan el irrespeto a uno de nuestro símbolos mayores.

Uno y otro lado tienen derecho de expresar su postura, sin caer en el irrespeto o la amenaza, porque pensar diferente es parte de nuestro derecho humano.

Para el historiador Albany Flores Garca, el respeto a la letra y música del Himno Nacional de Honduras es importante “porque está consignado en nuestra legislación nacional, que nuestro Himno Nacional consta de una letra escrita por Augusto Constancio Coello Estévez y una música compuesta por el fundador de la Banda de los Supremos Poderes, Carlos Hartling.

Segundo, porque el actual Himno Nacional tiene más de un siglo de vigencia (desde 1915), y no fue producto de la agenda proselitista de un partido político, sino de concursos nacionales que se prolongaron durante años. Tercero, porque no representa el ideario de una facción política, sino la historia y cultura de la nación”.

El establecimiento de símbolos, próceres y héroes nacionales es parte fundamental en la creación de un Estado y una cultura nacional, señala Flores Garca, y en el caso del Himno Nacional, “debe ser una obra artística que represente un retrato histórico, patriótico y conmovedor; pero también debe contribuir al sentido de pertenencia y al forjamiento de la hondureñidad”.

Al cambiar el sentido del Himno Nacional de Honduras, perdemos “historia, cultura, patrimonio, arte, identidad y sentimiento nacional”.

El Himno Nacional debería ser un símbolo inalterable, y al ser emblema de la nación cambiarlo es atentar contra la identidad; para un sector alterar la melodía tan radicalmente atenta contra la sensación de orgullo y sentimiento patrio.

Cada quien puede tener sus razones, las de Lara ya las expuso ella en un texto que tituló: “Los símbolos del Colonialismo y el acto transgresor de hacer una canción basada en el Himno Nacional”.

Pero ella no ha sido la única que ha utilizado un símbolo mayor para expresar su desacuerdo con la historia o la actualidad, también lo ha hecho Pável Aguilar con su videoperformance “Retransmisión 2011”, donde violín en mano distorsiona las notas del Himno.

En el arte plástico, ya había provocado otro intenso debate Regina Aguilar con uno de nuestros próceres, cuando en su obra “Triada escultórica y un sabio”, instalada en la Plaza Valle de San Pedro Sula, presentó a José Cecilio del Valle desnudo y decapitado. El acto generó todo tipo de reacciones y la demolición de la obra en 1994.

Los artistas David Soto y César Chinchilla lo hicieron pero con el Escudo Nacional, cuando el primero cambió los elementos del Escudo por armas, deforestación y sangre, y el segundo con papas fritas, hot dogs, refrescos y malteadas, como un acto de protesta hacia nuestra realidad nacional y las decisiones políticas del momento... Y así probablemente lo hagan más artistas en el devenir del tiempo presente y futuro.

Pero si un ciudadano considera que algún símbolo o los símbolos nacionales no lo representan como hondureño, perfectamente puede presentar una iniciativa de ley ante el Congreso Nacional para cambiar el Himno Nacional de Honduras o cualquier otro símbolo, reuniendo el apoyo de al menos el 2% de los ciudadanos inscritos en el Censo Nacional Electoral.

Según la Constitución de la República, el derecho a petición es un derecho inherente e individual de todo hondureño, que se tutela en el Artículo 80 de la Carta Magna. Que la respuesta sea positiva, esa es otra cosa.

Y así como todo hondureño tiene el derecho de participación ciudadana, también tiene el deber de respetar el sentir y disentir de los demás respecto a la realidad nacional.