Tegucigalpa, Honduras.- “miel de donde brota el manantial/ de la memoria y sus anchas vegas”(p. 87)
Chifurnia Libros acaba de publicar “Las uvas de Zeuxis y otros poemas”, de Marco Antonio Madrid, una antología poética que recoge material nuevo y parte de la producción literaria ya incluida en “La blanca hierba de la noche” (2000), “La secreta voz de las aguas” (2010) y “Palabras de acerada proa” (2018), poemarios escritos “con diligente esmero” (p. 70).
Ante todo cabe resaltar que el autor desarrolla y refina una voz personalísima, sabedor de que si la poesía es por definición inexplicable, solo un “acto de magia” puede efectuar la comunicación con los lectores.
Esta antología contiene un universo verbal en donde el lenguaje se troca en un “caballo de Troya” mediante el cual la naturaleza aflora y se expande.
Así, los ríos y montañas, junto a las flores y los árboles, son utilizados a manera de íconos recurrentes y, a menudo, se vuelven imágenes vivas y sensuales, “como el vuelo de la abeja sobre la miel de la panela” (p. 97). Y es que, según Herbert Read, nuestra memoria constituye nuestra vida imaginativa.
En esta antología, Marco Antonio Madrid amalgama experiencias dispares de su vida transcurrida en el campo y delinea una extensa comarca de creación verbal: el poeta recupera fragmentos que permanecen incrustados en sus recuerdos y se abren paso hacia la superficie de su dicción poética.
Aquí los componentes de la vegetación son apreciados no solo por las abstracciones que representan sino por las cualidades sensuales que suelen encarnar, una suerte de “paradisus voluptatis” del cual emerge “la secreta voz de la doliente tierra” (p. 40).
En “Las uvas de Zeuxis” hay elementos provenientes sea de una intuición individual o de un concepto que no puede ser expresado de otra manera, pero siempre en consonancia con “el destello de su fuego en la memoria” (p. 42).
Así, en una especie de trance dionisiaco, el poeta logra el encadenamiento de las palabras aunado a una cualidad alucinatoria, en busca de “reunir los fragmentos/ dispersos del poema” (p. 70).
En la obra poética de Marco Antonio Madrid resalta el sentido preciso de exactitud que logra comunicar, y donde deja la impronta de los vastos recursos de lenguaje utilizados con finura y riqueza de ritmo.
El resultado son esas líneas tersas, tributarias de la “aletargada agua del ayer en la memoria” (p. 97).
En definitiva, en esta antología cohabitan la poesía y la vida, el sueño y la vigilia, la intuición y la inteligencia, que marchan juntas en la entraña de la fronda salvaje, al compás del empuje magnético del mundo rural, en el que la piedra es emblema de lo inmóvil y de lo perdurable, y la vida se balancea sobre el filo de un cuchillo.