TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Enero, febrero y marzo... los tres meses más secos del año en nuestro país, con esporádicas y breves lluvias en la pluviosa zona norte y litoral atlántico y muy pocas o ninguna precipitación en la zona central y sur.
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El sol castiga sin clemencia durante el día y el factor UV es altísimo. ¿En qué estación del año cree que estamos? Si usted de inmediato dijo “¡verano!”, permítame decirle que se ha equivocado. Bienvenido al invierno tropical.
¿Cuál es la causa de las estaciones?
Según lo explica la agencia espacial de Estados Unidos, NASA, el eje de rotación de nuestro planeta está inclinado unos 23.5 grados con respecto al plano de la órbita que describe alrededor del Sol. Esto provoca que a lo largo del año, distintas partes del planeta reciban los rayos del Sol directamente.
Cuando el polo norte está inclinado hacia el sol, significa que es verano en el hemisferio norte y los días son largos, pero cuando el polo norte se inclina alejado del sol, es invierno en el hemisferio norte y los días son más cortos.
En consecuencia, cuando el polo sur es el que se inclina hacia el Sol, el verano tiene lugar en el hemisferio sur. Dicho llanamente, si en el hemisferio norte es verano, en el hemisferio sur es invierno. Igualmente, cuando en el hemisferio norte es primavera, en el sur es otoño y viceversa.
Actualmente estamos en la parte final del invierno. Exceptuando a las siempre verdes coníferas y algunos árboles de hoja ancha, el bosque y la sabana hondureños palidecen sin su verdor habitual y hasta un aroma a desierto se percibe en las zonas del país más meridionales, sureñas. La flora se inactiva e incluso la grama, pastizales y zacatales relentecen su acostumbrado crecimiento. Los anfibios y reptiles desaceleran sus procesos metabólicos y se esconden a hibernar. Las congregaciones de insectos disminuyen. En estos meses de invierno, los cielos suelen estar despejados, sin lluvias y aunque en Honduras usualmente no hay precipitación de nieve porque estamos en el trópico y por nuestra relativa baja altitud, sí experimentamos frentes fríos. Nuestro invierno es seco, del 21 de diciembre al 21 de marzo
¿En qué hemisferio está Honduras?
Nuestro país está situado geográficamente en una franja tropical, entre los 13° 33’ 16” de latitud norte y entre los 83° 88’ 89” de longitud oeste.
Esto significa claramente que estamos al norte de la línea ecuatorial, es decir, en la parte tropical del hemisferio norte. Nuestras estaciones por lo tanto ocurren en las mismas fechas en que ocurren en todos los demás países del hemisferio norte.
¿Cómo se manifiestan las estaciones en Honduras?
Dado que estamos más cerca del ecuador que del polo norte, nuestras cuatro estaciones se manifiestan tropicalmente, lo que da lugar a una tremenda biodiversidad que nos debe enorgullecer.
Las cuatro estaciones del año las experimentamos así:
Primavera
La primavera boreal (hemisferio norte) tiene lugar entre el equinoccio de primavera (21 de marzo) y el solsticio de verano (21 de junio). Semana Santa siempre ocurre alrededor de la primera luna llena de primavera (14 de Nisan del calendario judío).
En otros países, a esta semana se le conoce correctamente como Spring Break, o receso de primavera. Comienzan algunas lluvias vespertinas, algunas con granizo, que despiertan a las chicharras o cigarras. El sol es inclemente, pero el aumento gradual de las precipitaciones hace que el verdor paso a paso regrese a nuestra tierra. Los anfibios y reptiles salen al fin de sus refugios de invierno. Los pájaros comienzan su etapa de apareamiento y engalanan los amaneceres y atardeceres con sus trinos y hay para ellos abundancia de alimento.
Los macuelizos, sanjuanes y otros árboles fanerógamos florecen a plenitud y es cuando los insectos se activan y se reproducen vertiginosamente. En mayo, mes de las flores, aumentan las lluvias y la vida pulula por doquier. En el bosque, los mamíferos entran en celo. El amor se respira en el ambiente. Al final de la primavera, las aves migratorias emprenden su largo viaje hacia latitudes norteñas huyendo del calor que se avecina.
Verano
El día más largo del año, 21 de junio, da comienzo a nuestro cálido y tórrido verano tropical, que se prolonga por tres meses hasta el 21 o 22 de septiembre.
Se disfrutan ya las primeras cosechas agrícolas y los árboles frutales están cargados a plenitud, con verdor por todas partes del país, hasta en el corredor seco.
Los días son húmedos, cálidos y sofocantes; solo los chaparrones fuertes y lluvias nocturnas dan respiro y alivio al calor pero, a su vez, aumentan la proliferación de insectos y plagas.
-Alrededor del 21 de Marzo: Equinoccio de Primavera (el día y la noche duran lo mismo);
-Alrededor del 21 de Junio: Solsticio de Verano (día más largo del año);
-Alrededor del 21 de Septiembre: Equinoccio de Otoño (misma duración del día y la noche);
-Alrededor del 21 de Diciembre: Solsticio de Invierno (día más corto del año).
A mediados del verano, en agosto, las lluvias cesan por algunas semanas y a esta etapa aquí la conocemos como veranillo o canícula (coincide con la aparición de la estrella Sirius A al este en el amanecer, principal luminaria de la constelación del Can Mayor), con los registros de temperatura más altos del año.
Las siembras de postrera tienen lugar en esta etapa. A finales del verano comienza la temporada de huracanes en nuestra región, casi siempre por aumentos de temperatura en el Caribe y los vientos alisios del noreste.
Otoño
El equinoccio de otoño, 21 o 22 de septiembre, fecha en que la noche y el día duran lo mismo, marca el comienzo del húmedo y frío otoño. La temporada de huracanes sigue en apogeo y en octubre se da la mayor precipitación anual.
Los insectos comienzan a prepararse para el invierno y recolectan provisiones día y noche. Comienzan a llegar aves migratorias desde Canadá y EUA en formaciones imponentes y frágiles mariposas monarca. Algunos árboles, como los castaños y los liquidámbares, tornan sus hojas en bellos tonos marrones, naranja y miel. Todo comienza a detenerse.
Los primeros frentes fríos del año arriban. Al final del otoño, que es a principios de diciembre, por fin se disipan las lluvias y comienza la temporada seca y fría que presagia el invierno inerte.
La fauna silvestre y la flora entran en etapa de latencia. Es en otoño que vemos las más hermosas puestas de sol del año y las lunas llenas más imponentes.
Invierno
Cada 21 de diciembre entramos al invierno. En países de latitudes aún más al norte, la ausencia de lluvia da paso a nevadas y bajas temperaturas. A nosotros estas nos llegan sin nieve pero mediante frentes fríos que se extienden durante todo el invierno.
Entre diciembre y febrero se registran las temperaturas más bajas en todo Honduras y las lluvias se detienen casi en su totalidad. Todo se seca, casi en su totalidad y si acaso, alguna esporádica lluvia en la zona norte y quizás una anacrónica llovizna en occidente y centro del país humedecen aisladamente el ambiente por un par de horas nada más.
La flora se seca entre 70 y 80%. Los árboles deciduos sobreviven durmientes en desnuda latencia por la falta de humedad.
La ausencia de nubes paradójicamente hace que durante el día el sol fustigue sin misericordia y nos haga creer que estamos en verano, pero en la noche ese calor se escapa irradiado hacia la atmósfera y las temperaturas bajan ostensible y vertiginosamente.
La ausencia de nubes paradójicamente hace que durante el día el sol fustigue sin misericordia y nos haga creer que estamos en verano, pero en la noche ese calor se escapa irradiado hacia la atmósfera y las temperaturas bajan ostensible y vertiginosamente.
En el litoral atlántico, el rocío mañanero mantiene parcialmente el verdor, pero en la zona central y sur todo palidece y es cuando la naturaleza es más vulnerable a los pirómanos incendiarios.
Al final del invierno, que es la etapa en la que estamos actualmente, marzo, algunas lluvias muy leves comienzan a presagiar la pronta llegada de la primavera en unas semanas y algunos arboles comienzan tímidamente a florecer o una que otra chicharra sale a cantar.
En conclusión, nuestro país disfruta de un clima en el que se manifiestan perfectamente las cuatro estaciones del año, pero de forma tropical. Nuestros veranos son tórridos, húmedos y cálidos y nuestros inviernos son secos y fríos en las noches.
Por supuesto, experimentamos estas estaciones de forma distinta según la altitud, cercanía de los océanos o si vivimos en la ciudad o las zonas rurales.
Pero si ponemos detenida atención a la naturaleza, podremos disfrutar de este pequeño espacio de tierra en el que tenemos el privilegio de vivir, en medio de una bendita biodiversidad que sólo es posible por nuestra peculiar ubicación.