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Mario Renán Rivera: Cuando era niño tenía prohibido mirar 'El chavo del 8”

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11.11.2016

Criado bajo una estricta disciplina impuesta por su progenitor, Mario Renán Rivera siempre fue un buen estudiante y destacó como uno de los cuatro mejores locutores juveniles de finales de los ochenta y comienzos de los 90.

Ahora, a sus 45 años, es periodista y teniente de administración de las Fuerzas Armadas. Este profesional callado, respetuoso y siempre atento, actualmente es el portavoz de la Policía Militar y así le cuenta a EL HERALDO fragmentos de su vida.

¿Veo que lleva en la sangre lo militar?
Mi papá Roberto Antonio Rivera fue teniente coronel de la Fuerza Aérea, mi mamá murió cuando yo estaba pequeñito, se llamaba Martha Alicia Padilla, pero desde los cinco años me crio mi madrastra Nohemí Merlo.

Desde pequeño tenía claro que en la vida iba a ser periodista o militar y lo logré con base en el trabajo y el sacrificio.

¿Su padre influyó para que entrara a la milicia?
No. Yo ya traía esa vocación. En mi familia solo hay una persona ligada a los medios de comunicación, que es el doctor Mario Rivera Vásquez, quien es mi primo hermano. Los dos somos los únicos de la familia que nos decidimos por esta área.

¿Usted es capitalino?
Nací aquí en Tegucigalpa, en el Hospital Escuela, pero desde que nací me llevaron para Sabanagrande, ahí crecí hasta los cinco años y medio; luego me trajeron para acá y aquí he vivido siempre.

¿Su madre murió cuando usted tenía cinco años?
No, cuando tenía un año. No tengo ningún recuerdo de ella. Mi hermano menor quedó de 15 días de nacido; pero hemos tenido la fortuna de tener una madrastra que es como nuestra madre, a quien le debo parte del éxito que he tenido en la vida.

¿Debe ser muy difícil- sentimentalmente- cada Día de la Madre?
De pequeño afecta porque los compañeros de la escuela llevaban a su mamá. En mi caso no llevaba a nadie porque mi madrastra trabajaba y estudiaba. Yo sentía un vacío, pero con el tiempo uno se va acostumbrando, lo asimila, pero lo bueno es que siempre sabía que alguien en la casa me esperaba con cariño.

¿Si estuviera frente a su madre biológica ahorita qué le diría?
Gracias por haberme dado la vida, que la quiero mucho. De ella solo tengo unas dos fotos para recordarla.

¿Cómo fueron esos años de la infancia?
Somos ocho hermanos, cinco de padre y madre y tres solo de padre. Yo siempre he sido una persona apartada, tranquila, callada. Recuerdo que en la escuela ni salía a recreo, me quedaba en el aula haciendo tareas, viendo jugar a los compañeros.

¿Su papá era “yuca”, como dicen los militares?
En efecto, él era muy drástico. Nosotros no teníamos permitido salir a la calle, ni a la acera de la casa, y cumplíamos la orden, lo respetábamos, sino pues nos castigaba.

¿Y qué reprimenda recuerda?
Él nunca nos dio un castigo físico, sino que nos hincaba, ja, ja, ja... Teníamos prohibido ver “El chavo del 8”. Recuerdo que una vez -yo tenía unos ocho años- me fui donde un vecino a ver ese programa y en eso llegó mi papá, cuando el programa terminó me tuvo hincado como dos horas por desobediente.

¿A qué escuela asistió?
De primero a quinto grado estuve en la Escuela Roberto Sosa de la Kennedy, fui un alumno sobresaliente en los cinco años, entonces mi papá dijo que ahí me regalaban las notas y me pasó a la Escuela Oswaldo López Arellano y también salí sobresaliente. Luego en el colegio me pasó igual, estuve en el (Jesús) Milla Selva desde primero de ciclo hasta segundo de comercio y ya en tercero me pasó al colegio Humberto López y López de la Fuerza Aérea, donde me gradué de perito mercantil con excelencia académica.

¿En qué momento decide primero lo periodístico y luego lo militar?
Mire que como estudiaba en la noche, tuve la suerte de trabajar un año de disc jockey y locutor en Radio Comayagüela, prácticamente sin sueldo porque mi objetivo estaba puesto en saltar a una radio que iba a salir, que era la Suprema Estereo. Y así paso a esa radio entre el 88 y 89 y trabajo en programas juveniles. En esa época estaba estudiando en el colegio en la jornada nocturna. Me sentía realizado trabajando en una radio que era novedosa, para jóvenes, con música en español. Mi grupo favorito en inglés eran los Bee Gees, en español Los Enanitos Verdes, Héroes del Silencio, música que programaba en la radio.

¿Qué siguió después?
En la Suprema Estereo trabajé como cuatro años. En 1993 pasé a trabajar a Emisoras Unidas, a Estereo 102, donde laboré por tres años.

¿Y en algún momento le pagaron?
Recuerdo que mi primer salario fue de 240 lempiras por seis horas.

¿Y qué hizo con tanta plata?
La ahorré. Yo soy una persona muy ahorrativa, gasto solo lo necesario. Pienso en que ese dinero lo puedo invertir más adelante.

¿O sea que no le fue difícil decidirse por el periodismo?
Así es. Entro en el año 93 a la Escuela de Periodismo, mi cuenta era 9312910. Estaba de 6:00 de la mañana a 12:00 del mediodía en la radio y de 2:00 de la tarde hasta las 8:00 de la noche en la universidad.=

¿Cuándo entra a las Fuerzas Armadas?
Salí de la universidad en el 1996, pero me gradué en el 1997, ahí es cuando se da la oportunidad de ingresar a las Fuerzas Armadas. Recuerdo que quien me entrevistó es ahora el teniente coronel Santos Nolasco Guifarro, el vocero de Fusina. En ese entonces él era subteniente y jefe de personal de las Relaciones Públicas de las Fuerzas Armadas.

¿Y cómo ha sido su experiencia en la milicia?
He tenido muchas experiencias, incluso me ha permitido superarme a nivel militar, se me dio la oportunidad de ascender al grado de subteniente, ahora soy teniente.

¿Para los ascensos hubo entrenamiento?
Me sometí a ascenso en el 2011, fuimos a un curso especial, aprobamos exámenes físicos, psicológicos, de conocimiento, pruebas de disparo, todo un proceso que es casi similar a los oficiales regulares, con la única diferencia que nosotros no vamos a la academia, hacemos un curso más corto, con una inducción de lo básico que debe saber un oficial de las Fuerzas Armadas.

¿Los subalternos lo respetan?
Así es. Es que en las Fuerzas Armadas hay disciplina, el grado que ostento es respetado y de igual manera yo respeto a mis oficiales superiores. Así es el régimen militar.

¿Y cuándo lo mandan a la Policía Militar?
Como muchos oficiales conocen mi trayectoria de muchos años, entonces el año pasado el alto mando me asignó como vocero de la Policía Militar. Me ordenaron crear el Departamento de Relaciones Públicas de la Policía Militar y desde aquí tratamos de impulsar la imagen de esta entidad.

¿Va a patrullajes con los policías militares?
Cuando hay operaciones de impacto los acompañamos, respetando la labor de relaciones públicas. Voy con mi chaleco, mi radio, en algunos casos con mi arma de fuego, dependiendo de la ocasión. Elaboramos el informe para la prensa.

¿En algún operativo lo han asustado?
Hasta el momento no, pero ante cualquier circunstancia estoy preparado para actuar. Las personas respetan a la Policía Militar, saben que si andamos en esa misión es porque tenemos una orden de allanamiento o una orden de captura.

¿Lo han troleado por algún planchón?
No, a nivel de oficial no existe el trole, sin embargo sí hay llamados de atención cuando uno comete alguna falta por desconocimiento.

¿Cuál es su gran temor?
El fracaso, pero ante eso clasifico mis acciones, soy metódico, no me gusta la improvisación.

¿Practica algún deporte?
Me gustaba el fútbol y béisbol, cuando estaba más joven, me gustaba jugar de pitcher y catcher, en la universidad saqué también básquetbol y actualmente me gusta correr.

¿Qué religión profesa?
Soy católico, creo en Dios, pero no asisto con regularidad a la iglesia, porque para mí la iglesia es uno mismo y eso uno lo demuestra con su comportamiento ante la sociedad.

¿Cómo se define?
Soy tranquilo, sincero, no me gusta la hipocresía, muy apartado, tengo pocos amigos, pero los que tengo son como mis hermanos.

Foto: El Heraldo