TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Si el capricho de la pelota lo llevó a dos mundiales casi sin buscarlos, el capricho del amor lo llevó a buscar la felicidad hasta en tres ocasiones.
“Tengo cuatro hijos, más de los que quise tener, pero nunca me imaginé que iba a tener tres rounds (hogares)”, comparte el “Cañón” Betancourth, que causa eco en los tímpanos con sus historias de cupido. Se dejaba querer el goleador, eh.
“No era mujeriego, pero anduve con buenas mujeres, de buenas familias”, relata Porfirio, uno de los “inmortales” futbolistas que estuvo en el primer mundial adulto de Honduras: España 1982. Allí estuvo y allí jugó sin ni siquiera ser un futbolista profesional.
“De una universidad fui directo a un mundial, eso es insólito”, dispara luego de excusarse por posponer la cita. Pero las horas de demora valieron la pena. Ahí está, en el confort del Club Árabe Sampedrano, entre el particular calor de la gran ciudad y con la elocuencia propia de ese hombre de 61 años. “Yo soy una casualidad de la vida”, se describe tras romper el hielo. él habla y Tictac se encarga del resto...
Porfirio, ¿cómo es que no soñaba con ser futbolista y terminó siendo mundialista?
Nunca fue mi prioridad ser futbolista. Todo se me fue dando, abriéndose las puertas, no porque yo las busqué, sino que fue como que Dios me dijo: Mi papá no quería que yo fuera futbolista. Solo me fue a ver jugar una vez a Liga Mayor y me dijo: Sos demasiado bueno y te van a golpear, te van a buscar frega. Al año siguiente mi papá se mató en un accidente de una avioneta; lo hacía como hobby.
Me imagino que haber quedado sin padre lo marcó...
Yo tenía 17 años y obviamente fue un golpe duro. Gracias a Dios mi abuelo materno era agricultor y orientó a mi mamá para que saliera adelante. Si mi padre hubiera estado, nunca me hubiera dejado jugar fútbol.
¿O sea que su padre priorizaba los estudios?
Claro. Una vez llegaron a buscarme los del Real España y los del Marathón, pero mi papá les dijo: Dejen de joder al cipote, que va a estudiar. Yo había sido goleador dos años seguidos de la Liga Mayor y don Miguel Canahuati y otro amigo sugirieron que fuera a probar a la selección juvenil del 76 que fue al Premundial Sub 20 de Puerto Rico. En el premundial metí 11 goles y fui el goleador de Honduras.
¿Y qué recuerda de ese Mundial Sub 20 de Túnez 77?
Fue una experiencia bonita pero amarga porque estábamos años luz atrasados de las demás selecciones. En una pulpería comíamos pan, churros, frescos y babosadas, ¿cómo va a rendir un equipo así? Después de eso dije: Ya el fútbol suficiente. Me fui a estudiar a Alabama (EE UU). Seguí jugando en la universidad y me fui becado a Indiana.
¿Y cómo terminó jugando en el Mundial de 1982?
Cuando vine de vacaciones, don Miguel Canahuati me recomendó con Chelato. Honduras prácticamente ya había clasificado al mundial y se me puso todo en bandeja de plata. Yo llegué a la mejor etapa, que era en una casa en Valle de ángeles, en donde comíamos en el comedor de una señora y que a veces nos salía alguna cucaracha en el arroz y los frijoles, pero éramos una familia.
¿Cuál es el recuerdo imborrable de España 82?
Ese primer gol de Héctor Pecho de águila Zelaya fue el más impresionante. A El Salvador le habían metido 10 goles dos días antes y cuando entramos a la cancha a calentar los españoles nos gritaban: “Joder, 15 les vamos a meter... Cayó ese gol y era un silencio completo en el estadio, solo se escuchaban los gritos de nosotros y los de un grupito de hondureños, entre los que estaba mi mamá con una bandera. Después del mundial, viajé y esa foto de la celebración la miré en todos los estudios de Europa.
¿Es cierto eso de que viene de una familia acaudalada?
Eso es mentira. Vivíamos bien, pero no con riquezas, nunca hemos sido millonarios ni ricos. Mi papá trabajó toda la vida con la Tela Railroad Company. Allí en La Lima nadie padecía de hambre porque la empresa daba casa, carro, agua caliente, piscina, productos americanos al costo, cancha de tenis y todo lo básico.
Regresó a vivir a Honduras y montó su empresa de equipo pesado...
Yo traje un furgón con cosas personales y lo metí a la Cervecería, pero el transporte es uno de los negocios más horribles. No se lo recomiendo a nadie, es desgastante, un cáncer. Me vale que sepa la Cervecería, pero son explotadores. Yo llegué a tener como 10 cabezales, pero es un dolor de cabeza. Cuando dejé ese negocio, volví a la vida normal y a poder dormir. Terminé pagando como cinco muertos, me asaltaban, me robaban combustible, en fin... Hoy tengo un negocio de maquinaria pesada.
Hablando del amor, ¿cómo le fue con las chicas?
Yo siempre tuve la convicción de que no me quería casar joven. Siempre tuve cuidado y gracias a Dios nunca dejé botado un hijo. Yo me casé a los 37 años, ya viejo. Mire, yo sería multimillonario si me hubiera quedado en Estados Unidos, tuve excelentes oportunidades, pero el dinero no ha sido mi enfoque.
¿Qué oportunidades?
Me daban un edificio de cuatro apartamentos con dos habitaciones cada uno y me daban garantía para comprar otro. En bienes y raíces me hubiera ido súper bien. Tuve una novia, atleta, rubia, amazona, bella y mujerón; yo tenía 31 años y ella 22. El papá era millonario, vivía en Evansville (Indiana) y me ofreció la oportunidad.
¿Qué le dijo?
Ella nunca había salido con nadie, se enamoró de mí y un día el papá me dijo: Nunca había visto así de feliz a Liza, quiero que te casés con ella; te voy a pagar los dos años de Derecho en la universidad para que después manejés el negocio de la familiae_SDRq. Eran millonarios, tenían una mansión en el campo... ¿Qué más quería?
¿Entonces, qué pasó?
Yo me quería regresar a Honduras y jamás iba a traer a esa gringa a sufrir por la cultura. También una ejecutiva de ATT (compañía de teléfono), que ganaba 280 mil dólares al año y que tenía todo, me dijo: Venite y hagamos una vida. Pero no quise. También anduve con una muchacha de sociedad aquí en San Pedro Sula.
¿Tampoco con la catracha?
Me vine a Honduras con 35 años, mi mamá ya estaba preocupada porque no me casaba, ja, ja, ja... Salía con esta muchacha de sociedad y le dije: Yo no veo con vos y no quiero que después la gente te critique, de paso yo llevo rótulo de exfutbolista y los jugadores son mujeriegos y bebedores, aunque yo no lo soy. Luego salió un viaje a Cancún y yo me fui solo porque a ella no la dejaron ir.
¿Y allá conoció a la que sería su esposa?
Sí. En Cancún es un despelote, es Sodoma y Gomorra, allí no es para ir con pareja, es un desmadre. Entramos a un café con unos amigos y un mujerón se levantó a bailar; yo ni corto ni perezoso fui donde ella y le dije: Yo sé que vas a pensar que te vengo a echar el cuento, pero quiero saber de dónde sos. Era de Chicago y de descendencia puertorriqueña. Nos hicimos amigos y a los dos meses me llamó a Honduras; luego me vino a visitar, regresó en una Navidad y en febrero nos casamos.
¿No funcionó?
Error, me fue mal. Ella se vino a vivir acá, estuvimos un año y 10 meses casados, tuvimos un hijo y un día regresé a la casa y ella ya no estaba, se había ido para Estados Unidos.
¿Se volvió a casar?
A los dos años me emparejé otra vez y procreé dos niñas. Lamentablemente no funcionó, entonces me fui al tercer round, ja, ja, ja... y allí estoy con un niño de 10 años... y con una mujer 20 años menor que yo, ja, ja, ja. Yo decía que no me casaba con mujeres menores ni con extranjeras y allí va a caer uno. Mejor no andar hablando, allí es donde aplica aquello de que por la boca muere el pez.
Desaprovechó varias oportunidades, entonces...
Así es. Mi mamá hubiera querido que me casara con una Canahuati o una Larach, y yo salía con ellas... Si hubiera querido, me pude haber casado con una mujer de dinero. Pero mi motivación no ha sido el pisto.
¿Cuáles son sus sueños por cumplir?
Educar a mis hijos y algún día, aunque eso es utópico, me gustaría hacer algo por este país... pero es macaneado.