China
Desde 1958, la llamada política del hijo único hizo que mucha gente que quería tener un hijo varón no registrase el nacimiento cuando se trataba de una niña.
Eso ha provocado que en estas seis décadas el número de habitantes sin censar haya crecido de forma impresionante.
Ahora, las autoridades chinas han iniciado una campaña de incentivos para animar a esas personas a salir de su “anonimato oficial, y el resultado de la mismas han sido unos catorce millones de nuevas ciudadanos y ciudadanas, sobre todo”.
China es tan grande que ni su propio gobierno sabe cuántas personas tiene en los documentos oficiales.
La cantidad es como si una tercera parte de los habitantes de España no estuviera registrados, pero sobre ello hay una explicación, incluso hasta monetaria.
Durante muchos años, China cobraba “bastante dinero” por el registro de su segundo hijo. Era la época donde solo se podía tener uno, y en caso de sobrepasar esa cantidad había que pagar una multa para que entrara en el famoso hukou.
A partir de diciembre de 2015 el gobierno chino flexibilizó la ley que le caracterizaba en cuanto a los recién nacidos. Estipularon que “es un derecho legal básico que los ciudadanos se registren legalmente, por tanto, se creó una campaña para captar a todos esos que no aparecen en los documentos.
A pesar de estos 14 millones de personas que han aparecido recientemente, el gobierno estima que todavía pueden existir varios millones sin entrar en el hukou.
En concreto, habría 25 millones de mujeres que no están en los papeles chinos debido principalmente a la preferencia del varón por la comunidad asiática.
En la actualidad, la ley china “permite” tener hasta un máximo de tres niños sin complicaciones burocráticas.
Antes de finales de 2015, el número se reducía a solo un recién nacido por familia.
