TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Adentro del cuerpo de casi cinco décadas de Fuad hay un inquieto adolescente que se resiste a morir...
Pícaro él, va todos los días al Instituto La Salle con el balón de fútbol debajo del brazo y el fin de semana sabe que puede encontrar al amor de su vida: organizará un intercolegial para “ver muchachas de otros colegios”…
Es todo un picaflor.
El pequeño Fuad va despuntando en la vida. Es gordito y tiene que buscar la forma de agradarles a las chicas, por eso “fui de los primeros habitantes de San Pedro Sula que hizo ejercicio en el paseo Los Caminantes”. Hasta que a los 15 años le asegura a su madre que por fin la búsqueda había finalizado.
Su nombre, Samia.
- Quiere decir que a su esposa la conoció temprano, ¿eh?
- Sí. Y cuando mi mamá se dio cuenta de que todo iba en serio se reunió con ella y le preguntó: “¿Está segura que se quiere casar con mi hijo? Porque si se casa con Fuad, se casa con el España… ja, ja, ja”.
Y ya son 25 años de matrimonio (con Fuad Abufele y con la Máquina).
Porque la vida le entregará a Fuad los mejores recuerdos en colores amarillo y negro: “Mi tío Emín Abufele me llevaba a la sede del España en la Fesitranh y el más claro recuerdo que tengo de esos años fue la celebración del campeonato de 1980 en la casa de Antonio Giacomán”.
- ¡Uf!, o sea que estamos hablando de la mejor época de Real España, ¿no?
- En ese tiempo éramos muy felices. Nos llevábamos tres jóvenes dirigentes: Alex Canahuati, Jorge Salomón, actual presidente de la Fenafuth, y yo. A esa fiesta llegaron los jugadores y desde ahí empezamos a respirar y transpirar por el Real España.
El pequeño Fuad le va cogiendo amor al equipo de la familia. Pero no deja de pensar en los libros. Es lo que le dará de comer el resto de su vida. “Era un estudiante ‘regularón’… ja, ja… pero me gustaba la Matemática”.
Y un día en el internado de la Escuela Agrícola Panamericana el maestro de apicultura lo mandó al frente de casi 400 alumnos para felicitarlo por el 99 por ciento, “la nota más alta de la clase. Me gustó tanto verme ahí ante esa multitud que de inmediato me enchufé en los estudios, a tal grado que me gradué de El Zamorano como el tercer mejor alumno de mi promoción en agronomía”...
Ajetreada hora a hora
Ya está por finalizar un día de trabajo normal para cualquier burócrata. Para Fuad Abufele esto apenas comienza. Son las 3:25 de la tarde en Guamilito, el corazón de la capital industrial.
Ofrece una Coca-Cola light para la dieta y firma un cheque a su asistente y mano derecha Dunia, confesa hincha de Marathón. “Ja, ja, ja… ocho años después me vine a dar cuenta que era verde cuando celebró el título ante Motagua… picarita… en la empresa hay hinchas de varios clubes, pero toda la familia Abufele respira y suspira por el Real España. El que se hace de otro equipo lo castramos… ja, ja, ja”.
Para Fuad no hay horarios fijos. Todo es un correcorre que no podría sobrellevar sin el arte de la delegación. En unos minutos aparece el contador del Real España y hay otra factura que sellar.
Dice que se retiró hace muchos años de la industria agrónoma, pero el negocio lo persigue y ahora distribuye artículos para el hogar y de maquillaje femenino a nivel nacional procedentes de Venezuela. Sí, de Ve-ne-zue-la.
Entonces, Fuad, se mete de lleno a los estudios de agronomía en El Zamorano, ¿verdad?
Era lo único que hacía. Pero también quería jugar fútbol y en la EAP había un equipo que competía en la Liga Mayor de Tegucigalpa y el primer año logré ser el centrodelantero titular. Era 1987 y tuve el placer de jugar en el Nacional ante Círculo de los 22, Motagua y otros…
¿Pero qué fue lo que pasó con su carrera como “capocannoniere”?
En un entrenamiento un profesor me agarró por detrás, me doblé y se fue el menisco. El doctor me operó, pero no logré recuperarme al cien. Ahora juego en la Liga de Veteranos de San Pedro Sula.
Tiene pinta de bailarín. ¿Estamos en lo cierto?
¡No!, era malísimo para el baile. Trataba de hacerle al merengue, pero solo cuando tomaba… ahora que ya no tomo no hago muchas cosas.
¿Tomaba mucho?
Sí, en su momento se me fue de las manos la bebida, por el vicio llevaba una vida desordenada y me pasaron muchas cosas que ahora trato de que mis hijos no las cometan; por ejemplo, una noche venía bastante tomado y en mi carro fui a dejar a un amigo, agarré el bulevar del Sur, iba demasiado rápido y sentí que el carro salió volando.
Dios me salvó la vida. Pero ya tengo seis años sin probar alcohol, lo corté de raíz porque me estaba haciendo daño y ahora soy feliz, soy muy feliz con mi vida...
¿Cómo distribuye su tiempo, Fuad?
De 6:00 a 7:30 de la mañana voy a correr cuatro días a la semana. Tres veces nado. Soy neocatecumenal y los sábados por la mañana saco a mis schnauzer (Nancy Jacqueline y Jack Bauer) a pasear y por la noche voy al estadio. ¿Cine? Sí, me gustan las películas de robabancos, de juicios y ahorita estoy viendo una serie que se llama The Sinner, buenísima.
Hablemos del equipo que le roba el alma. ¿Cuál es su top de goles que más gritó del Real España?
El gol de oro de Martín Castro a Olimpia en Tegucigalpa; el de Ángel Tejeda que nos dio la 12 e incluyo el gol de Carlos Pavón en El Salvador... cuando estuvo como cinco segundos en el aire.
¿Y el momento más triste en el fútbol?
La muerte de Milton el Chocolate Flores. Estuve en La Ceiba con él y le dije: ‘Choco, ya sabés, te vas de la sede a tu casa’. Sabía la vida desordenada que llevaba y a la mañana siguiente me entero que habían matado al Choco.
Bueno, el Piojo Hernández igual era complicado, ¿no es así?
El Piojo era brillante, no ha habido un jugador como él en Real España y al terminar los partidos me lo encontraba en las discotecas… pero qué le iba a decir si él y Carlos Pavón son los dos futbolistas que más daño le han hecho al Olimpia en la historia.
¿A propósito de Olimpia, por qué le tiraba bastante en su momento al equipo blanco?
Nosotros en Real España no tenemos una televisora ni un banco, entonces debemos llamar la atención de alguna manera diciendo las verdades como son, de frente; en su momento creo que habrá funcionado, pero ahora tenemos un pacto de cero agresión con Olimpia y Motagua.
¿Y no le habló enojado alguna vez don Rafa Ferrari tras una declaración?
Una vez le tuve que hablar para pedirle disculpas. Es un caballero, una eminencia y aprendí mucho de él.
Recuerdo en Miami cuando estábamos cerrando el trato con Televicentro que nos dijo a Mateo Yibrín y a mí: “Ojalá que con este contrato no esté sacrificando un título de Olimpia”. Y a los seis meses le ganamos el campeonato con el equipo de Carlos Pavón, Luciano, Pedrinho… invertimos bien el dinero esa vez. Le hablé a la mañana siguiente a don Rafa... je, je, je.
¿Nunca se fue a los puños con nadie?
Yo he sido bocón, pero nunca pleitista. Las cosas las digo en la cara, sin embargo, jamás me he ido a los puños, evito los problemas a pesar de que estuve cuatro años en boxeo.
¿En serio?
Es que pesaba como 205 libras y mi hijo mayor me metió al boxeo. Rebajé, pero en eso mi tren inferior no estaba desarrollado y dejé el ring. Ahora hago spinning y peso 170, feliz de la vida.
Finalmente, Fuad, dos de política. ¿Le ofrecieron alguna vez meterse a diputado o alcalde?
Sí, Ricardo Álvarez me ofreció luchar para ser alcalde de San Pedro, pero esa idea solo me rondó tres o cuatro días. Gracias a Dios desistí porque si no tendría grandes problemas. Prefiero a mi España y soy feliz con el España.
¿Pero usted de qué color político es?
Soy nacionalista, pero me tiene decepcionado el Partido Nacional porque le ha fallado a Honduras. Pero hay que hacer algo porque todos los políticos son cortados con la misma tijera. Quizá Salvador era el hombre, pero ya se manchó su carrera