- ¿Y usted a quién quiere entrevistar, cipota?, preguntó un veterano periodista que cubría la práctica de la H.
- A Eduardo Bennett, contestó una joven Kenia Torres.
- ¡Uf! ¡Ni en sueños! Ese jodido no habla con nadie...
Era 1996 y el “Negro” era el “Negro” Bennett, figura del fútbol argentino, acaso un intocable para la prensa que cubría la actualidad de la Bicolor; era 1996 y Kenia Torres mostraba las cartas que le había entregado el “crupier” del casino: “Siempre fui una persona segura de mí misma. Cuando terminó la práctica lo encaré, me le presenté y le pedí la entrevista para hablar del episodio con Diego Maradona y su paso por la liga argentina. Y accedió. Fue mi primera gran nota para Diario Tiempo”.
De Kenia Torres quizá llame mucho la atención cómo cuenta su historia, con la energía de una leona y la sabiduría de un delfín. No pasará inadvertido que en primer grado “ya sabía leer” y que mientras sus hermanas jugaban con muñecas ella se metía entre las piernas de su padre “para oír programas deportivos en la radio”.
Pero lo que no deja de impresionar es su bien delimitado cuerpo de 40 años, una edad que nunca ha dejado de presumir cuando se la preguntan, seguramente porque bien sabe lo que posee.
Si tiene dos hijos (Andrea Victoria, de 16 años, y el pequeño Enrique Andrés, de uno) vaya que lo sabe disimular a la perfección, sobre todo si se declara enemiga de las dietas rígidas y las rutinas matadoras en un gimnasio.
Mientras acomoda su horario entre las noticias de TV Azteca Honduras y la producción del programa “Fútbol de tacón”, de los sábados por HRN, la premio Diógenes Cruz 2017 del Congreso Nacional prende el televisor de una sala repleta de condecoraciones y gafetes de coberturas y le da play a la película de su vida. ¿La miramos?
Viviste tu infancia en un pueblo, El Porvenir. ¿Cómo fue esa etapa?
Maravillosa. Era la mayor de seis mujeres y dos varones y mientras le ayudaba a mi mamá con mis hermanas era excelencia académica en la escuela. Siempre fui extrovertida y en el colegio llegué a ser presidenta de la sección. Al mismo tiempo me gustaba muchísimo el deporte, pero sobre todo el fútbol.
¿Cómo te vas involucrando en el periodismo?
Fijate que mi papá, un señor inteligente y autodidacta, compraba los diarios, me leía los titulares y yo me los aprendía de memoria. De política, cultura, deportes... por eso supe leer antes de entrar a la escuela; ya en primaria le agradezco a mi mamá que me indujo a devorar libros de autores catrachos.
¿Y cuál fue tu primer contacto propiamente con el periodismo?
En una obra de teatro que hicimos en ciclo común yo era la protagonista y mi papel era la de una periodista. Salí con traje formal y micrófono en mano y lo hice muy bien; luego me gradué de maestra, pero en realidad mi sueño era ser una afamada escritora. Sin embargo, cuando entré a la universidad le fui hallando el gusto al periodismo.
¿Cómo entrás al mundo de los medios?
En la UNAH hacía todas las tareas orientadas a temas deportivos y el maestro Miguel Carías hizo los contactos para que entrara a Diario Tiempo.
Al llegar me impactó cuando me presentaron a Vilma Gloria Rosales, la mujer que lideraba ese diario. Empecé haciendo unas vacaciones al mando de Overton Whitaker.
Y te mandó a la guerra, ¿no es así?
Recuerdo que me dijo: “Si usted está preparada en este medio, va a triunfar. Y vamos a empezar por lo más grande”. Y me mandó al entrenamiento de la H en La Burrera. Leía mucho las notas de Orlando Ponce Morazán y cables internacionales. Cuando terminó el mes, Vilma Gloria me dijo: “Abrimos una plaza y queremos que se quede”. Ese fue mi primer empleo.
Y empezaste a vivir en ese universo lleno de hombres: entrenadores, jugadores, periodistas...
Sí. Y sí sentía que había como un poco de exhibicionismo de parte de los futbolistas, que se quitaban la camisa y esas cosas. Pero yo siempre actué con toda la normalidad del mundo, como una verdadera profesional que no andaba buscando novio ni marido.
Pero no te quedaste con la prensa escrita, ¿no? Se vino luego la TV.
Mi primera vez ante una cámara fue en Telenisa, en una transmisión de la Liga de Ascenso bajo la dirección de César Quezada. Me mandó a la cancha a hacer entrevistas.
Luego René Iván Rodríguez me llevó a unos especiales que hacía Vica para Francia 98. Tengo grabada aquella canción “La copa de la vida”, de Ricky Martin, porque la ponían antes de ir al aire.
¿Y después?
Mauricio Kawas me quería conocer, hablamos y así nació mi historia en Todo Deportes, que fue mi incursión con mucha fuerza en la televisión. De hecho al día de hoy mucha gente me identifica como Kenia la de Todo Deportes.
A un delantero le pregunto cuál ha sido su mejor gol. A vos te pregunto cuál ha sido tu mejor nota.
Cuando inauguramos la revista Cronómetro, de Diario Tiempo, le hice una entrevista a Chelato Uclés y de entrada me dio el titular: “David Suazo va a ser un crack”; nadie conocía a David y Chelato me dice “búsquelo, será una estrella”. La siguiente gran entrevista fue con David, que a los meses se fue a Italia.
¿Y la peor entrevista?
No sé si la peor, pero una que sí me desarmó por completo fue con el técnico mexicano Enrique el Ojitos Meza, en San Pedro Sula. Se venía un juego entre Honduras y México y él andaba como asesor de una juvenil.
Al tercer día por fin me dio la cita, pero sus respuestas eran parcas, pesadas. Cuando le pregunté cómo creía que le iba a ir a México ante Honduras me quedó viendo fijamente y me dijo: “¿Y es que usted cree que soy adivino? Me bloqueó mentalmente y me quedé en silencio por unos segundos...
¿Te ha traicionado el corazón al aire?
No fue en una transmisión, fue viendo el Honduras-Ecuador en Brasil 2014. Había unos periodistas argentinos y uruguayos diciéndoles primitivos a los futbolistas de la Selección... cuando cayó el golazo de Carlo Costly hubo una explosión de felicidad y les fui a gritar el gol en la cara. En eso llegó uno de los veedores de la FIFA y me pidió que me calmara.
Con Kenia Torres no hay límites que valgan. Su destino va subido en un tren bala y ni siquiera le incomoda la letra de las cuatro décadas de Ricardo Arjona que suena artificialmente en su mente.
“Nunca tuve problemas en decir mi edad porque siempre quise ser grande”, confiesa esta periodista declarada “sumamente optimista” que odia los salones de belleza (“me da flojera estar tres horas pintándome el pelo”) y evita las carnes rojas (“soy más de pollo, pescado, fruta, agua y verdura”).
Suda un poco y no es por culpa de las preguntas. ¿O sí? ¿La cosa más loca que te dijo un futbolista? “Ja, ja, ja... no te diré el nombre, solo te dejaré una pista y es que jugó en Inglaterra. La cosa es que me pidió matrimonio”.
-¿Pero ya estabas casada?
-Sí, claro. Seguramente le dijeron que estaba soltera y se lanzó, pero nada que ver.
-¿Y te casaste por todas las de la ley, entonces?
-Cumplí con todos los cánones que te exige la sociedad: virgen y de blanco a los 20 años. Me casé sumamente enamorada y rapidito fui mamá, cumpliendo uno de los sueños de toda mujer.
¿Te enamoraste de tu maestro Noé Leiva?
No. Cuando lo conocí ya los dos trabajábamos en Diario Tiempo, nunca me dio clases. Fueron como dos años de novio y siete de matrimonio.
Después aparece Enrique el “Cachorro” Lanza, también periodista.
Nos conocimos en Suyapa TV, empezamos a salir y cuando regresó de la cobertura de Sudáfrica 2010 me dio un original anillo de compromiso, hecho por unos nativos de una comunidad local, aunque en ese momento estaba resolviendo mis temas personales.
¿Si Kike es tu “Cachorro”, vos qué serías en la cama, entonces?
¡No! Qué grosero que sos con esa pregunta... ja, ja, ja... yo sería una tigresa... je, je, je.
¿Cuál es el lugar más loco donde lo han hecho?
¡No! Eso sí que no se puede decir, no seás malo... ja, ja.
¿Lo más original que le diste a tu “Cachorro”?
Para un 14 de febrero le decoré bien bonita una cajita con el ultrasonido donde le decía que iba a ser papá. Lloró y gritó como cuando mete un gol el Real Madrid.
¿El Diógenes Cruz llegó en el momento justo?
Las cosas caen por su propio peso y siento que con TV Azteca llegó mi momento de internacionalizarme. Conocí los estudios de TV Azteca en Houston y fui a las grandes ligas con el viaje a Brasil 2014. El reconocimiento ha sido justo para mi trayectoria.
¿Qué sentís al ser la referencia del periodismo femenino en el país?
Imaginate que yo siempre admiré a mujeres como la italiana Oriana Fallaci, Visitación Padilla, que defendió los derechos de las mujeres en Honduras, la decana Alicia Caron, Vilma Gloria Rosales, Bárbara Walters y Evelyn Pineda; ahora me siento muy contenta de ser el referente de muchachas que se me acercan a preguntarme cómo lo he conseguido. Les digo que hay que prepararse bien para cada nota, leer mucho.
Y ahora vas a otra faceta: candidata a diputada. ¿De dónde sale eso?
Desde niña soy una líder y mi vocación ha sido ayudar a otros. Al no tener los recursos económicos, como sí los tienen futbolistas o empresarios, veo mi gran oportunidad en la plataforma gubernamental y a través de la Democracia Cristiana, ya que los demás partidos tradicionales no han hecho cambios trascendentales. Creo que puede funcionar.