TEGUCIGALPA, HONDURAS.-A los 30 años de edad inició, muy lejos de su tierra, una carrera diplomática sin estar especializado en la materia.
Sin embargo, su capacidad profesional lo catapultó para que los últimos 26 años de su vida los haya pasado trabajando en el servicio exterior de su país, Corea del Sur.
Shim JaeHyun es el actual embajador de aquella nación asiática, acreditado ante el pueblo y gobierno de Honduras. Nos ha contado su periplo por el mundo y, por supuesto, su experiencia como diplomático en territorio cinco estrellas.
¿Qué pensó cuando sus autoridades le dijeron: ‘Va asignado como embajador a Honduras’?
Sentí un gran honor y también una gran responsabilidad para contribuir en el fortalecimiento de la relación diplomática entre Corea del Sur y Honduras. Es una gran responsabilidad y pensé cómo podría contribuir a ese fortalecimiento. Estoy trabajando con todo mi esfuerzo para elevar el nivel de cooperación entre ambos países.
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¿Cuál fue su primera impresión al llegar a una ciudad como Tegucigalpa ?
Este país es como mi pueblo natal; en el aspecto de la topografía, son países muy similares. Corea del Sur tiene el setenta por ciento en montañas, al igual que Honduras es muy montañoso y mi pueblo natal también, entonces llegaba a Tegucigalpa, una ciudad de montañas.
El cambio de culturas entre Asia y América es significativo, ¿cómo ha hecho para adaptarse?
Últimamente, como el k-pop, la cultura de Corea del Sur sigue aumentando en el mundo y especialmente en América Latina, a muchos jóvenes les gusta la cultura de Corea del Sur. También las k-movies y la gastronomía coreana.
¿Había estado en algún país de habla hispana antes de venir a Honduras?
Mi primera misión fue en Buenos Aires, Argentina. Mitad voluntad de Dios y mitad voluntad mía. Me fui a trabajar a Argentina en 1996, como efecto de cadena me fui a mi segunda misión a Venezuela, en 2008. Después volví a Corea y luego fui dos años a Nueva Zelanda. De ahí hacia Colombia y después a Uruguay. Y aquí (Honduras) es mi quinto país, primero como embajador. (En las otras misiones) empecé como secretario, después consejero, luego ministro y ahora aquí embajador.
¿Estudió diplomacia para poder desempeñar esos cargos en el extranjero?
En realidad mi caso es muy peculiar porque no veía mi futuro como diplomático; nunca pensé que iba a vivir fuera de Corea. Cuando era niño quise ser maestro, me gustaba charlar con mis amigos y poder enseñarles. Especialmente en la secundaria enseñé matemáticas a mis amigos y a otros inglés, y a ellos les gustó mi forma de enseñar. Pero mi hermano mayor me recomendó: “Ser maestro no es buen trabajo” (risas), entonces fui a la universidad para ser economista y nunca pensé ser diplomático. Solamente yo apliqué para ser funcionario del gobierno de Corea del Sur y por casualidad me fui para Argentina y empecé mi carrera como diplomático.
¿Qué concepto o conocimiento tenía de los hondureños antes de venir?
Francamente, antes de venir aquí no tenía mucho conocimiento sobre Centroamérica. Recuerdo vívidamente el tema del Golpe de Estado que hubo en 2009; yo estaba en Venezuela y muchos medios de comunicación cubrieron este hecho. Leía lo que estaba pasando y el nombre de la capital, Tegucigalpa, me sonaba impresionante porque es larguísimo y muy peculiar. Nunca pensé que iba a venir a trabajar aquí.
Corea es un país muy organizado y con una excelente estructura vial, ¿cómo ha hecho para lidiar con el tráfico de Tegucigalpa?
¡Ahhh!... con paciencia. Lo que pasa es que me he adaptado al mucho tráfico en América Latina porque he pasado más de diez años en esta región. En Buenos Aires es muy notorio el tráfico vehicular, igual en Caracas y Bogotá. Tienen un tráfico muy complicado, por eso no tuve como mucho sufrimiento en Tegucigalpa, ja, ja.
¿Visita los mercados populares de la capital para comprar sus alimentos o es tarea de su esposa?
Generalmente mi esposa va al supermercado. Por eso no he tenido la oportunidad de visitar los mercados locales, pero algún día quiero conocerlos.
Durante su estadía en Honduras, ¿ha tenido un altercado o encontronazo con algún hondureño?
No. Los hondureños siempre han sido agradables, por suerte ha sido así. Gracias a Dios no han habido incidentes no agradables, nunca.
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De la gastronomía hondureña, ¿qué es lo que más le ha gustado, Shim?
Me ha gustado mucho la gastronomía hondureña; las baleadas son muy sabrosas y las pupusas también.
¿Hay oportunidades para que hondureños puedan estudiar en Corea?
Sí. En este momento 50 hondureños viven en Corea del Sur y la mayoría son estudiantes. Nuestro gobierno maneja el KSP, un sistema de educación para becarios, y cada año hemos ido eligiendo dos candidatos para maestrías y doctorados. Para las maestrías son cuatro años, un año para aprender coreano y tres años para la maestría y en los doctorados es un año para aprender el idioma y cuatro de estudio.
¿Qué se hace para optar a una beca en Corea del Sur?
En febrero de cada año, en nuestra embajada publicamos los concursos para los becarios y ellos aplican a través de este concurso. En la primera etapa aportan sus documentos y nosotros elegimos los candidatos para que vayan a una entrevista y después elegimos a los dos candidatos finales.
¿Hay muchos coreanos residiendo en Honduras?
En este momento tenemos el dato de más o menos 260 personas que viven en Honduras. El noventa por ciento viven en San Pedro Sula y el otro diez por ciento en Tegucigalpa.
Honduras y Corea del Sur cumplieron 60 años de relaciones diplomáticas este año, ¿qué es lo más importante que se ha logrado?
Creo que los dos pueblos en estos 60 años se han podido conocer. Corea ha compartido nuestra experiencia, Corea fue uno de los países más pobres del mundo después de la guerra de Corea desde 1950 a 1953. Después en un corto tiempo se levantó económicamente y Corea siempre ha querido compartir su experiencia con países en vías de desarrollo, no solamente con entregar algo material. Corea del Sur tiene el concepto de cómo levantarse; siempre hubo desafíos y mi país siempre se ha levantado.
¿Qué se llevará el embajador Shim cuando le toque partir de Honduras?
La llevaré en mi memoria y en mi corazón, porque este es un país bonito, su gente es muy agradable, con un corazón cálido. Me dieron tanta energía y me provocaron impresión. A principios de noviembre de este año saldré hacia mi país u otra nación, solo Dios lo sabe. Por orden de mi canciller ya tengo que salir de Honduras, pero les recordaré por la amabilidad y generosidad del pueblo hondureño.
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