Solamente se iban a estar un lapso de 15 minutos frente al campo de fútbol de la colonia, el padre cargaba a su bebé de 13 meses, mientras la madre se paró a conversar con una vecina. La muerte los sorprendió a los tres.
Se trata de Marvin Geovanny García (30), Luz Marina Chavarría (18) y su bebé de apenas 13 meses de nacido Marvin Isaac García; tres de las siete víctimas de la masacre suscitada el sábado a eso de las 7:30 de la noche en el sector 8 de la colonia Villanueva en la capital de Honduras.
Son siete las víctimas, cinco las familias y decenas de personas las que lloran su partida, pues a menos de 24 horas del sagriento hecho, la herida permanece intacta en sus corazones.
Una cita con la muerte
La pequeña familia conformada por Marvin, Luz María y el inocente Marvin Isaac, tuvo una cita con la muerte. Ellos vivían un tanto alejados del campo de fútbol, sitio donde ocurrió la masacre, pero venían de hacer un mandado.
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El papá fue el primero en morir y no pudo hacer nada por salvar a su amada ni a su retoño.
En el caso de otra de las víctimas, Óscar Joaquín Cruz (68), quien era maestro de obra y deja siete hijos, su muerte fue agónica, pues pereció en la paila del vehículo en el que era trasladado hacia la Sala de Emergencias del Hospital Escuela Universitario (HEU).
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'Mi papá solo fue a eso', dijo entre lágrimas uno de sus hijos, puesto que él vivía en la parte de arriba de la colonia y hace días no llegaba al campo.
Familias fraccionadas
César Sebastián Flores (26), era un ayudante de albañil, quien murió en el mortal ataque. Flores deja un bebé de un año y a su esposa embarazada. Durante su velorio, sus conocidos y familiares lo catalogaron como un buen padre.
Según testigos, él acababa de llegar a la esquina, donde se detuvo un rato, pese a que hacía vario tiempo que no se detenía a platicar. César tenía su carácter, ya que también lo recuerdan como 'enojado y estricto'.
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El sexto fallecido fue reconocido como Catalino Vásquez Vásquez (26). Tabajaba en el área de Mantenimieno de la Secretaría de Infraestrucura y Servicios Públicos (Insep). Según sus vecinos era un hombre muy respetuoso.
Catalino deja un hijo de 16 meses. 'No es justo lo que le pasó. Siempre fue muy respetuoso', dijo uno de sus hermanos, en medio del dolor y el desconsuelo.
La última de las víctimas y quizá la que nadie olvidará es María Matilde Ortiz (42), pues era la alegría de su cuadra. Carismática como ninguna, sacaba carcajadas a todo el que la conocía. La tenían como 'la vecina jocosa de la cuadra'.
Se dedicaba a cuidar a un niño de dos años para subsistir. Ortiz deja dos hijos. Y al momento del ataque, ella estaba bromeando con dos muchachas cuando fue atacada a disparos frente al campo de fútbol.
Estas son siete de las víctimas que a diario perecen a causa de la violencia en Honduras, país que cerró el 2016 con una tasa de 59.1 homicidios por cada 100 mil habitantes, de acuerdo con informes del Observatorio de la Violencia. Un equivalente a unas 5,150 muertes violentas registradas el año pasado.
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