“Dios se la llevó”, esa fue la respuesta de Elmer Isaí Ilías cuando su compañera de hogar le preguntó por la niña al amanecer, porque la acongojada madre asegura que no escuchó el llanto de su hija ni se dio cuenta que su marido la mató.
Sin recuperarse del nerviosismo, el individuo se declaró confeso de haber cometido el repudiable crimen y relató sin profundizar en detalles la forma cómo lo hizo.
Relató que “estábamos durmiendo y ella se puso a llorar, a veces el diablo se le mete a uno y no sabe lo que hace”.
Al preguntarle cómo mató a su hijastra, respondió que “la tumbé de la cama y se golpeó en el piso”.
En principio dijo que trasladó el cuerpo de la niña en los brazos hasta el sitio donde la enterró, pero después aceptó que la llevó en el hombro colgada con una cabuya.
Aseguró que él quería a su hijastra y que sintió remordimiento cuando cayó al piso, pero “ya estaba lo más dada”.
Al consultarle sobre el porqué le expresó a su compañera de hogar que Dios se había llevado a su hija, contestó que “a veces uno es mentiroso”.
“Estoy arrepentido de lo que he hecho”, expresó al tiempo de agregar que abrió un hoyo con un azadón para enterrar el cadáver.
El cuerpo de la niña estaba enterrado boca abajo, pero Ilías aceptó que “yo andaba con nervios y no me fijé cómo cayó”.
Aseguró que su mujer no se dio cuenta de lo que sucedió con la pequeña porque estaba dormida y que al despertarse le preguntó por ella.
“Yo le dije que se la había llevado el Señor”, concluyó.
“No dijo que me la había matado”
La madre de la pequeña relató que su marido le dijo a la Policía que había matado a la niña porque no lo dejaba dormir.
Agregó que le resultó extraño de que su hija no estuviera en la cama donde dormían los tres juntos, por lo que le preguntó a su marido que dónde estaba.
“Él me dijo que Dios me la había llevado; tu niña se desapareció, Dios te la llevó, no me dijo que me la había matado”.
Yo, prosiguió, le respondí que Dios no me tiene que dejar sola sin mi niña, pero él dijo que Dios tiene derecho a llevarse a los niños porque son ángeles de Él.
La muchacha reveló que tiene cinco meses de embarazo y siete de vivir con el presunto asesino de su hija, a quien conoció en la aldea El Horizonte, Río Blanco, Catacamas, Olancho.
“Le pido a la autoridad que me ayude”, exclamó sin poder contener el llanto.