San Pedro Sula, Honduras.- ”Dios me las dio y Dios me las quito”, dijo entre lágrimas Johny Flores, padre de Angie y Andrea Flores Hernández, dos niñas que murieron en el fatal accidente aéreo de Roatán luego de haber pasado un día entero celebrando el Día del Padre.
Las menores, que habían viajado ese mismo día a visitar a su papá que trabaja desde hace varios años en la isla, pasaron un día como nunca junto a su progenitor.
“Estuvimos comiendo, disfrutando ayer (lunes), anduvimos en carro. Yo siempre las iba a ver, casi no me visitaban”, comentó el padre a las afueras de la morgue de San Pedro Sula, donde espera la entrega del cuerpo de sus hijas.
“El peluche que hallaron a la par de ella yo lo había comprado ahí en Roatán. Andábamos en mi carro, para todos lados las saqué”, mencionó Flores. Y es que cuando el cuerpo de Andrea fue sacado del agua, abrazaba el peluche que su papá le había regalado horas antes.

Flores mencionó que sus hijas solo habían llegado por un día porque su hija mayor, Angie, de 18 años, tenía que trabajar este martes, mientras que su hija Andrea tenía que asistir a la escuela.
Andrea aprovechó el viaje para sacar unos papeles porque estaba por entrar a la universidad.
“Yo las visitaba cada dos o tres meses, pero siempre estaba pendiente de mis hijas, eso era lo primordial para mí, trabajaba para ellas”, expresó.
Con sus ojos llenos de lágrimas, Johny Flores recordó que él fue a dejar a sus hijas a la terminal aérea. “Yo fui a dejarlas al aeropuerto, yo les pagué el boleto y todo, yo llegué a despedirlas ahí”.
Segunda oportunidad
“Mi hija no quería irse, como que ella sentía lo que iba a pasar”, dijo con un nudo en su garganta.
Añadió: “No le deseo esto a nadie, a ningún padre. Parece que fuera un sueño, de repente que era un sueño y quería despertar”
Además, mencionó que por motivo del Día del Padre, sus hijas le dijeron que le tenían un regalo. “Me decían que tenían un dinerito ahorrado para comprarme varias cosas. Una gorra, unas sandalias, una camisa”.
Johny Flores mencionó que Angie y Andrea serán sepultadas en la ciudad de La Ceiba, donde vivían junto a su madre, quien está destrozada, pues eran sus únicas hijas las únicas que la acompañaban.