SAN PEDRO SULA, HONDURAS.- Ha pasado casi una semana del brutal asesinato de Erika Yulissa Bandy, esposa del narcotraficante hondureño Magdaleno Meza, en una brutal masacre en la que además murieron sus dos guardaespaldas.
El sangriento crimen se dio en el marco de una ola de violencia que enluta al país, como la matanza al interior de la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS) y la posterior masacre en Choloma, entre otros crímenes que se han registrado en el territorio hondureño.
Desde entonces se ha anunciado el inicio de la llamada operación “Candado Valle de Sula”, la cual tiene como fin dar con el paradero de los autores del brutal crimen.
Hasta la fecha, las autoridades no han tenido indicios sobre los posibles autores del sangriento crimen, sin embargo, en los últimos días han habido algunos detalles que han salido a la luz.
Sicarios portaban chalecos de la DPI
El asesinato de Erika Julissa Bandy García, de 40 años de edad, fue captado por cámaras de seguridad del establecimiento comercial en donde ocurrió el crimen.
En las dantescas imágenes, que circulan en redes sociales, se puede apreciar a un equipo de sicarios de élite, portando chalecos de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), ejecutando a sangre fría a las víctimas
Los guardaespaldas identificados como Jesús Andrés Gámez Rivera (50) y Andrés Evelio Hernández (38) estaban afuera del negocio, mientras la mujer hacía compras adentro de una panadería.
Las cámaras del exterior captaron que el crimen de los guardaespaldas se perpetró entre las 5:50 PM y las 5:52 PM.
También circuló un video del interior del negocio. Ahí se ve cómo Bandy quedó acorralada y abrazada a una mujer mayor, segundos antes de ser acribillada.
Representante legal reclamó el cuerpo
Familiares de Erika Yulissa Bandy delegaron a su apoderado legal para reclamar su cadáver en la morgue de San Pedro Sula.
La razón por la cual ningún familiar o amigo se presentó a reclamar sus restos sería el temor que los invade tras la manera violenta en la que perdió la vida Erika, la misma en la que también murió su esposo, Magdaleno Meza, hace más de tres años en una cárcel de máxima seguridad.
“Los familiares mandaron una funeraria con carta poder, no quisieron presentarse a la morgue, mandaron documentos, un permiso autenticado por un notario para que la funeraria se hiciera cargo del cuerpo”, dijo una fuente a EL HERALDO.
De igual forma, se conoció que después, su cadáver fue llevado a una sala de preparación y posteriormente a un cementerio, del cual no se reveló su ubicación y tampoco si su entierro se realizó en presencia de allegados.