TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Leonardo Martínez, padre de Jairo Martínez, joven fallecido el domingo 11 de septiembre durante un entrenamiento en la Academia Nacional de Policía, denunció a través de una televisora local que su hijo tenía golpes en la parte superior de la cabeza.
“Otro asunto que deben ver es que estos jóvenes traen golpes en la cabeza, en la parte superior, en la frontal. El Ministerio Público debe analizar esto”, detalló durante una entrevista.
Aunque por ahora se desconocen las causas exactas del deceso, don Leonardo mantiene la esperanza de esclarecer la situación con los resultados de la autopsia, la cual tardará entre dos y tres semanas.
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También dijo que como familia habían decidido mantenerse al margen de las declaraciones, pero cuando escucharon que las autoridades aseguraban que su hijo había ingerido bebidas energizantes, previo al entrenamiento, rompieron el silencio.
“Decidimos hablar porque mencionaron que tomaron bebida energizantes y mi hijo jamás en la vida se tomó un energizante y eso nos ha molestado”, dijo.
Martínez solicitó a las autoridades una investigación profunda que exponga la y castigue a los involucrados. “Si mienten vamos a tomar otras instancias”, advirtió.
Hasta ahora la única acción de la Secretaría de Seguridad ha sido la destitución del director de la ANAPO, pero la viceministra Julissa Villanueva enfatizó que la investigación sigue abierta.
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¿Quién era Jairo Martínez?
Martínez era un jóven visionario. Se graduó de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) de la licenciatura de Informática Administrativa. Sin embargo, sus planes iban más allá, por lo que decidió comenzar a estudiar una maestría, mientras laboraba en la Secretaría de Seguridad.
Su padre lo describe como “un joven estudioso, responsable y futurista”. Las redes sociales del ahora fallecido evidencian su amor por su familia, amigos y por el equipo de fútbol Motagua.
Previo a internarse en la Academia Nacional de Policía (ANAPO) para lograr ser subinspector, el joven recibió un sabio consejo de su padre. “Hijo en esta vida no hay nada imposible, solo cuídese”, le mencionó su progenitor antes de que emprendiera su viaje.
La última comunicación que su padre tuvo con él fue a las 11 de la mañana del domingo, cuando el joven le solicitó una fotografía que necesitaba.
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Tragedia
El proceso de formación dio inicio el mismo domingo 11 de septiembre en las instalaciones de la Academia Nacional de Policía (ANAPO) ubicadas en la ciudad de La Paz, en el departamento del mismo nombre.
Antes de las 8:00 de la mañana más de 500 aspirantes llegaron en compañía de sus familiares para ingresar a la sede policial y comenzar el camino para cumplir un nuevo sueño: integrar las filas de la institución y en cuatro meses convertirse en sub inspectores de Policía en el área auxiliar.
Pero tras que se conociera el deceso del primer joven, los usuarios de las redes sociales reaccionaron indignados, pues cuestionaron el supuesto uso de gas lacrimógeno y la realización de ejercicios físicos no aptos para los jóvenes, que horas antes eran unos civiles más.